“Nunca había tenido miedo de salir de la cancha, pero esta vez pensé que me iban a matar”
Bruno Amiconi, árbitro platense que dirige en el ascenso, dialogó con este medio tras el repudiable hecho de violencia que sufrió, junto a sus asistentes, en un partido del Federal B
El fútbol volvió a ser víctima de la violencia. Hubo heridos, corridas, sanciones y una pasiva respuesta policial.
El partido entre Juventud de Pergamino e Independiente de Chivilcoy, correspondiente a los cuartos de final del Federal B, terminó en escándalo cuando un grupo de hinchas del local invadieron el campo y agredieron con brutalidad a los tres integrantes de la terna arbitral.
Entre los jueces que sufrieron golpes y amenazas se encontraba el platense Bruno Amiconi, quien dirige por pasión desde los 15 años, siendo uno de los referentes de la categoría, con partidos importantes sobre el lomo.
“El dolor es más anímico que físico”, expresó Bruno, tras el hecho fatídico que terminó con Marcelo Acosta y Mauricio Luna, asistentes de Amiconi, con heridas profundas luego de las agresiones con piedras y los golpes recibidos, por lo que debieron ser trasladados al hospital de la ciudad. Uno de ellos recibió diez puntos de sutura por un corte en la cabeza.
De este hecho y de cómo seguirá su vida luego de la violencia que sufrió en Pergamino, el platense dialogó con este medio.
—¿Cómo se fue dando todo?
—Fue un partido duro, típico de aquellos en los que hay mucho en juego. La verdad es que tuvo varias anomalías, porque en el primer tiempo los de la hinchada local empezaron a tirar petardos y tuvimos que detener el juego. En el complemento ocurrió lo mismo y arrojaron papeles prendidos fuego. Fue muy bravo todo, incluso el preparador físico del equipo local fue cómplice, nos quería entregar a los barras. Los jugadores nos ayudaron.
—¿Y luego qué pasó?
—En ese momento empecé a llamar a la Policía, para que podamos salir con custodia. La Policía recién apareció cuando empezaron a pasarse por el alambrado. Nunca había tenido miedo de salir de la cancha, ni mucho menos imaginé sufrir por mi vida y la de mis asistentes, pero esta vez pensé que me iban a matar.
—¿Vas a seguir dirigiendo?
—Sí, esto me dio más fuerzas. Lo hago por pasión, yo dirijo desde que tengo 15 años, no vivo del arbitraje, trabajo en el Servicio Penitenciario. Lo hago porque mi familia me apoya, mi mujer es increíble, incluso estaba en la
cancha.
—¿Qué tiene que cambiar para evitarlo?
—Se tiene que erradicar de raíz. Hoy en día la sociedad busca cualquier excusa para canalizar en la cancha las frustraciones, pero esto no es excusa. Tenemos que tomar conciencia.