Alberto Guerra: “Cada vez voy juzgando menos y entendiendo un poco más”

El intérprete de origen cubano supo poner su cuerpo a grandes producciones de toda la región como Narcos: México, La jauría, El refugio e Ingobernable.

Inspirada en hechos reales, El Mantequilla: maestro de la estafa llega hoy a Star+ y tiene a Alberto Guerra como Emiliano Escamilia, un criminal que supo utilizar sus habilidades para el disfraz y el engaño con el objetivo de recuperar objetos de El Mantequilla, el estafador más gran­de de México. Hablamos con Guerra sobre este y otros trabajos.

—En El Mantequilla vemos un costado más juguetón de tu trabajo. Cuando te llegó el proyecto, ¿era algo que te interesaba? ¿Esto que te permitía jugar al gato y al ratón que tiene un poco la trama?

—Sí, justo es tal cual lo que acabas de decir, es un personaje mucho más juguetón, con un tono mucho más juguetón también que otras series que yo he hecho en los últimos años. Y a mí desde que me contaron el personaje me parecía maravilloso. Era un gato y un ratón, una historia policial, pero además como actor era la oportunidad de hacer a un personaje que a su vez crea otros personajes para lograr algo. Es de lo que se trata actuar, disfrazarse y decir líneas, decir tus textos. Y aquí podía justo tenía la oportunidad de jugar, de jugar como tengo para jugar con un personaje que es crear como camina, como se viste, como mira, que mueve las manos, como todo, pues eso hay que hacerlo pero con ocho personajes. Entonces fue muy muy divertido, fue muy cansador y mentalmente, además también estresante, pero me la pasé increíble haciéndolo.

—¿Y cómo fue justamente hacer, ahí decís, ocho personajes, ocho personalidades completamente diferentes?

—La idea era que Emiliano, que es el personaje central, digamos, realmente tuviera un talento para crear. Entonces, cómo separar la manera en la que un actor crea y la manera en la que un personaje que en realidad es un estafador y que no es un actor, debería de crearlo.

Hay un doble juego ahí, porque los actores intentamos que no se vean las costuras de nuestro trabajo en ningún momento, pero en el caso de Emiliano, Felipe Martínez Amador, que es el showrunner y director, y que fue muy clave durante este proceso, decidimos que queríamos que sí se vieran ciertas costuras de las cosas, pero de todas maneras Emiliano tenía un gran talento ¿Qué significaba eso? Que tenía la capacidad, digamos, histriónica, casi casi de poder crear diferentes maneras de hablar, de poder crear diferentes maneras de sentir su espacio, su cuerpo dentro del espacio.

Cuando un personaje debe o necesita integrarse, mezclar y pasar completamente desapercibido y que no provoque ningún tipo de presión sobre otros personajes, que no haya ninguna amenaza en este personaje. Entonces, bueno, ahí ya sabíamos, por ejemplo, el contador tiene que ser el vendedor de seguros, tiene que ser un tipo que es completamente inofensivo. Pero después tenía que crear a este otro tiburón y así fuimos con cada uno de ellos y fuimos descubriendo de dónde queríamos que fueran, qué historias inventaba Emiliano, entonces este personaje va a ser de tal lado y tiene que tener este acento y este es el mundo donde vive ese personaje, entonces se viste de esta manera y se comporta de esta manera. Y así lo fuimos haciendo con cada uno.

El problema venía cuando tenías de repente había días en los que teníamos que hacer una locación sí o sí y había que cambiar dos o tres veces de personaje en el día y entonces ahí ya entraba Alberto en cortocircuito y empezaba a hacer cosas extrañas en el set y por suerte ahí ya tenía a Felipe y me decía ya me estás mezclando a dos güeyes distintos, estás vestido de uno pero hablando como el otro y caminando como el otro ya es una cosa muy extraña.

—¿Sos de juzgar los roles que te tocan?

—Jamás. Lo fui, lo era y, con el tiempo, como mismo me ha pasado con la gente, con las personas, con el mundo, que cada vez voy juzgando menos y entendiendo un poco más, aunque no lo comparta, aunque no lo respete, pero entiendo de dónde vienen ciertas cosas. Eso es lo primero que yo busco. Yo, Alberto, sé que en la sociedad está el bien o el mal del personaje, pero para él, entonces hay que olvidarse de eso, el personaje tiene metas, tiene porqués de sus acciones, el porqué de lo que piensa, y todo tiene que ver con hacer un trabajo más bien de dónde viene esto, porque si un personaje es sumamente violento, ¿de dónde viene esa violencia? Entonces lo dejas de juzgar, a lo mejor no lo compartes, lo que hace el personaje pero no lo juzgas. Y yo creo en eso. Yo creo que además, si yo como actor emito un juicio del personaje que estoy haciendo, ya estoy poniendo al espectador, le estoy dando o quitando más bien un porcentaje muy grande de que ellos decidan qué es lo que quieren pensar de este personaje. Y eso es a mí lo que me interesa. Poner en tela de juicio a cada espectador y que cada espectador salga, o mejor se paran dos de la misma sala de cine de la misma tele y dicen me cayó increíble este y él del lado dice es un hijo de puta, y de eso se trata de cómo lo observa cada uno si yo le pongo un juicio a eso pierdo ya una gran chance de darle la oportunidad al espectador.

Las plataformas y sus infinitas posibilidades de crear

Producciones como Narcos: México, La jauría, El refugio, El señor de los cielos e Ingobernable lo llevaron a Alberto Guerra a colaborar con equipos de varios países. Por aquí contó detalles de participar en ellos.

—¿Cómo estás viviendo la posibilidad que las plataformas están dando, sobre todo a los actores, de poder trabajar en diferentes lugares y crear universos completamente diferentes?

—Ahora, en este momento, lo estoy empezando a disfrutar mucho. Hay una cosa que es la insaciabilidad del actor y de cualquier personaje que llega.

Hubo un momento para mí el año pasado, que vivía estresado, vivía preocupado, vivía pensando en el siguiente proyecto y no me daba cuenta que justo me estaba pasando esto. Una cosa maravillosa que es trabajar en diferentes culturas, con diferentes maneras de pensar, de filmar, y no lo estaba disfrutando, y ahora lo estoy disfrutando muchísimo, disfrutando poder tener la oportunidad de eso, de viajar con mi trabajo a otros lugares y que me permitan hacer otras cosas, no nada más llevar la cultura que yo tengo a otro lugar, sino llegar, integrarme a esa cultura y darle vida a una persona de ese lugar, y no importa si es un personaje que es de Paquistán, o de dónde sea, realmente no importa. La posibilidad de crearlo está siendo maravillosa porque te abre todo un espectro para dejar de juzgar al mundo entero y buscar darle voz a todo lo que lo que tengas a tu alcance.

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