entrevista
Alejandro Tantanian: “A Tennessee Williams en pandemia lo volví a leer y me enamoré perdidamente”
El talentoso artista vive un gran momento con la publicación Tres clases y dos obras en cartel que demuestran su versatilidad y profesionalismo.
En un 2024 muy intenso, Alejandro Tantanian reparte su tiempo entre las direcciones de Eduardo II, uno de los éxitos del teatro San Martín; la vuelta del café concert con Como nunca… Otra vez! en el teatro Picadero, con Franco Torchia y Juampi Mirabelli; y las repercusiones de su libro Tres clases, de Blatt & Ríos. Mientras se prepara para dirigir a Enzo Vogrincic en un teatro uruguayo, se tomó un tiempo para dialogar con nosotros.
—Un fin de año intenso, con muchas cosas…
—Sí, fue un año, como en la primera parte del año, bastante… no tranquilo, porque por suerte siempre tengo trabajo. Pero se concentró mucho en esta parte del año, la verdad. En realidad, el Eduardo estaba planeado para estar mucho antes en el año. En primera instancia, cuando se presentó el proyecto, se iba a estrenar en febrero. Íbamos a abrir la temporada. Entonces, bueno, el año estaba un poco más nivelado. Ya lo tenía organizado, y después pasó que el libro, que editó Blatt & Ríos, también iba a estar más temprano en el año y terminó estando en septiembre, y lo del cabaret era lo que no sabíamos cuándo iba a ser.
—Y es algo que vos impulsaste…
—Sí, porque en realidad estábamos en la presentación de una revista y dije esto está buenísimo, hagámoslo, y lo hicimos en Brandon, que nos fue superbién. Y pensamos que la segunda vez que la íbamos a hacer, invitar a productores, y ahí vino Sebastián Blutrach, en julio. Pusimos la fecha, que tenía que ser antes de fin de año, después del estreno de Eduardo, que iba a ser en septiembre el estreno y después se pasó octubre, y la sala estaba libre desde noviembre, así medio que se juntó todo.
—¿Y te podés organizar?
—Sí, no es la primera vez que tengo varias cosas a la vez, y además me gusta ir a las funciones, porque recién arrancamos. Me gusta estar presente, así que tengo cubierto de miércoles a domingos a las noches, y si bien esta parte del año es intensa, me gusta.
—¿Shakespeare, Williams o Brecht? ¿Cuál es el que más te gusta?
—Hoy, Tennessee Williams, pero eso muta por diversos motivos. En realidad lo volví a descubrir, fue un autor que me marcó mucho de adolescente, como digo un poco en el libro, su literatura, su dramaturgia me interpelaba muchísimo. Una de mis películas preferidas es Un tranvía llamado deseo, siempre amé a Vivien Leigh en todos sus roles, y después de que es gay, de que su teatro funciona mucho en el imaginario marica. También, después que es un autor muy tomado por el mainstream, y cuando empezás a tener maestros en teatro, como que lo consideran menor. Y en pandemia, siempre estuvo en mi corazón latiendo en mí, lo volví a leer y me enamoré perdidamente, surgió lo de estas clases. Me pareció buenísimo estudiarlo y tanto es así que surgió, además, la posibilidad de hacer un montaje en Montevideo, en abril, con la Comedia Nacional, de Dulce pájaro de juventud, con Enzo Vogrincic como protagonista. Muy feliz con eso.
—Entonces seguís trabajando con los actores de La sociedad de la nieve, Enzo, y también con Agustín…
—Sí, y en el caso de Agustín, llego por un amigo, porque estaba con problemas para encontrar al Eduardo. Me hablaron de él, vi de nuevo su primera película, que hizo con Paula Hernández, Un amor. Me tomé un café con él y fue increíble, porque cuando te encontrás con alguien, te encontrás. Si bien le dije que iba a ver a más personas, él me dijo que era él, y yo esperaba que la audición esté bien, y fue buenísima, fue muy conmovedor porque su madre trabaja en el teatro San Martín, la invité y después se dieron cosas conmovedoras. Jorge Vitti, compañero de Alfredo Alcón, le regaló unas sandalias, y le dijo: ojalá sigas los pasos de Alfredo, que hizo Eduardo, se dieron muchas otras conexiones en el proceso. Y es muy loco que también trabaje con Enzo ahora, que tiene un grado de celebridad Hoy es la única estrella que tiene Uruguay, y todos están muy orgullosos. Es una aventura muy linda para el verano.
—Y que también disparó el libro…
—Hay algo también del libro que aparece en un momento que está buenísimo y que tiene que ver con que mucho tiempo uno trabajó y dio clases, y pensando mucho o tiene la experiencia y reflexiona sobre lo hecho. El libro construye una forma de pensar sobre qué hacer con estos clásicos, qué hacer para que ese clásico vuelva a hablar hoy y esté vivo. Por eso elegí que en la presentación estén los actores de Eduardo, porque lo que hicimos fue la puesta en acto de ese plano, de qué hacer con el clásico, cómo torsionarlo en el mejor de los sentidos y generar ese diálogo con los muertos. Y eso es algo que yo aprendí del teatro Alemán, un diálogo con los muertos y ver qué grado de emergencia tiene esa obra, por qué emergió, a quién le hablaba y ver si sigue hablándole a alguien.