entrevista

Andrés Caminos y Gadiel Sztryk tras el éxito de Sutottos

La exitosa dupla vuelve con el espectáculo que los consagró a más de diez años de su estreno, una obra que habla sobre la soledad y los miedos.

Sutottos regresa a los escenarios para festejar junto a su público la décima temporada de Inestable, en el teatro Picadero (CABA), todos los sábados a las 18. El exitoso dúo presenta nuevamente esta comedia sobre los miedos, que se desarrolla un sábado por la noche con César y León, quienes no se animan a salir a la calle, y la obra toma como eje el miedo y sus derivados: paranoias, fobias, obsesiones y ansiedades. Para saber más del proyecto y sus años juntos, hablamos con Andrés Caminos y Gadiel Sztryk, los Sutottos.

—¿Cómo hacen para llevar 20 años como grupo y continuar eligiéndose?

—Gadiel Sztryk: En principio decidimos festejarlo porque, la verdad, esta obra nos ha dado muchas alegrías, recorrió España y, bueno, hicimos muchas temporadas, y la verdad que es fácil porque nos da mucho placer, porque la disfrutamos mucho.

—Andrés Caminos: Esto se sostiene también porque somos amigos y nos da placer y gusto, y también que viene gente a vernos.

—Son 20 años y podría cada uno independizarse del otro, pero siguen eligiéndose...

—GS: Este es el séptimo espectáculo que hacemos y, con los años, fuimos cambiando las cosas que, hemos hecho diferentes cosas, ­viajamos a España, Latinoamérica y eso nos mantiene vitales, no es que estás en el mismo lugar.

—AS: Sutottos es un canal para poder hablar, es un espacio de pertenencia en donde decimos cosas.

—Y a lo largo de este tiempo, ¿es más difícil decir las cosas que tienen ganas de decir? Porque ha cambiado el paradigma de qué se puede decir y qué no...

—GS: Más que eso, fuimos cambiando nosotros, empezamos a hacerlo a nuestros 16 años, hemos cambiado complejizando un poco la tarea, también tratando de hacer espectáculos distintos, pero creo que nosotros hemos cambiado en este.

—AS: Me parece que lo que sucede con nuestros espectáculos es que, en general, hablan de cosas que no pasan, de cosas que nos pasan a todos, que son cuestiones existenciales, por ejemplo, Inestable habla de los miedos y la verdad que es poder reírnos de los miedos, o sea, que sea una comedia, que hable de los miedos, que la gente pueda reírse de eso, que haga una especie de catarsis con sus propios miedos es hermoso.

Me parece que ese tipo de cosas de las que hablamos, porque creo que siempre es necesario estar hablando de esas cosas, son las que nos mueven y es una emoción y también nos moviliza, claro.

—Este espectáculo cumple diez años y vuelve al teatro Picadero, ¿qué significa para ustedes volver a esta sala?

—GS: Primero, que el Picadero es un em­blema porque el resto de las salas son otra cosa, creo que siempre ir a ese teatro es bastante emocionante, además de que es una sala preciosa y que es un lugar que está rebueno para festejar este momento. Es un teatro con mayor capacidad de la que veníamos acostumbrados y también es un desafío en ese sentido.

—AS: También es un teatro en el que nos da muchas ganas estar, es un emblema con muchas propuestas buenas y nos gusta ser parte del espacio.

—¿Cuál creen que es el secreto del éxito de ustedes?

—GS: Es imposible no sentirse identificado y me parece que por eso también termina funcionando en distintos lugares del mundo y nos termina uniendo a todos en estar en una sala de teatro, 200, 300 personas reunidas, haciendo catarsis y riéndonos de algo que nos pasa y salís del teatro de una forma distinta a la que entraste, entonces, hay algo ahí que unifica los distintos lugares que hemos estado porque todos al final somos seres humanos y tenemos miedo y angustias y ver eso en escena y sentir que hay alguien que se está riendo de la misma cosa que me estoy riendo yo es bastante aliviador para nosotros.

—AS: Hemos encontrado un lenguaje propio, una manera propia que por supuesto también es un poco la clave de todo este tiempo de ­trabajo.

—¿Les sigue dando miedo subirse al ­escenario?

—GS: Sí, justamente, siempre es como que salir a actuar da una adrenalina muy especial y, a pesar de que la obra la hicimos un montón de veces en todo este tiempo, muchas veces, en muchos lugares, siempr,e cuando estás por salir, hay un miedo, un miedo muy particular, que por otro lado está bueno, en cierto sentido.

—¿Les ha pasado alguna vez de subirse al escenario y que el público no respondiera?

—GS: Sí, en una ciudad muy chica, en un pueblo, y nosotros estábamos con el ritmo de Buenos Aires, vas a hacerlo y estás desquiciado, y nos dimos cuenta y le empezamos a bajar el ritmo y automáticamente la respuesta fue igual a la que tenemos en Buenos Aires. También nos ha pasado que a veces la gente se ríe de estos dos tipos que están un sábado a la noche encerrados en su casa y no se animan a salir, y la gente se ríe porque ve todos los miedos posibles que uno tiene, que por ahí tienen en su vida, todos, en una hora, y eso es exagerado, divertido, pero también llega un momento de la obra que respeta la reacción, y hay gente que también se conmueve de eso.

—¿Cómo viven un poco, como parte de la comunidad cultural, los ataques que está recibiendo?

—AS: Yo creo que lo que tenemos que hacer es defender a la cultura siempre, en este momento hay que defenderla, cuanta más gente entienda el valor que la cultura tiene para una sociedad, entonces vamos a hacer más para defenderla. Y siempre hay que defender estos lugares, que son lugares en donde la gente va al teatro, piensa, se junta con otra gente en el mismo lugar y se emociona, porque son lugares hay que defender entre todos.

—¿Cómo sigue el año de trabajo?

—GS: Vamos a estar unos meses y después, probablemente, más hacia fin de año, vayamos a España de nuevo; estamos preparando una obra nueva que se va a estrenar a principios del año que viene primero en España y después acá, en Argentina.

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