entrevista
Kevin Durand y Peter Macon estrenan El planeta de los simios
Una nueva entrega de la saga llega a los cines con un relato apasionante en donde los reinos chocan para buscar un nuevo líder.
Ya está en los cines El planeta de los simios: nuevo reino, un nuevo inicio para la histórica saga que supo tener éxito tanto en cine como en televisión.
En la nueva propuesta, Kevin Durand y Peter Macon encarnan a Proximus Caesar y Raka, respectivamente, dos personajes en las antípodas. En esta ocasión se les planteó el desafío de actuar con su voz y cuerpo sin que se los vea realmente en la pantalla. Diario Hoy dialogó en exclusiva con la dupla para conocer detalles de esta nueva entrega.
—Me gustaría saber, ¿qué cosas sabían sobre la saga antes de sumarse a esta película?
—Kevin Durand: ¿Qué sabemos de las producciones anteriores?
—Sí, o el programa de televisión…
—KD: Yo no vi el programa de televisión, ¿vos viste el programa de televisión? Yo vi las películas.
—Peter Macon: Sí. Acabo de ver las películas, pero también los programas de televisión. Como que yo era un gran fan, creo que de Cornelius o del doctor Zaius, como el que tenía el pelo naranja, remera de cuello alto y yo pensaba: se visten muy bien. Quiero decir que estaban muy bien vestidos, me hacían recordar a los poetas de los 70, ¿sabes lo que quiero decir? Pero no me siento como si hubiera sido una especie de influencia abstracta directa, porque era una especie de fondo y yo nunca realmente... de niño me sentaba a verlo, ya sabes, quería jugar afuera de la casa, pero ya sabes, sin duda las tres últimas películas fueron una gran influencia para donde estamos ahora y me ayudó a definir, ya sabes, o para ayudar a darme un mundo. La primera me voló la cabeza, pero cuando era niño mi conciencia no se esperaba esto.
—KD: De una manera que no esperábamos simios parlantes.
—PM: Sí.
—KD: Simios parlantes y caballos parlantes, Mr. Ed también me voló la cabeza. Pero no, fue la película para mí, la versión del 68, eso me lanzó a mí al comienzo, ya sabes. Empecé a caminar como simio y a correr en el en patio trasero de mi casa. Y nos trepábamos a los árboles y construíamos fortalezas, mi propio pequeño planeta de simios. Después vi la última trilogía, pensé que era perfecta, era una pieza perfecta de la historia del cine. Tan difícil de imaginar. Tratar de asumir esta tarea, y luego asumir esta tarea con los más talentosos, increíbles y humanos artistas, y luego ir a las carreras. Ahora tenemos esta película que vemos y como somos parte de este linaje. Es fantástico. Es algo maravilloso ser parte de ello.
—¿Cuál es el principal reto para ustedes como actores en este caso? ¿Que no refleje tu cara y tu verdadero cuerpo?
—PM: Bueno, sí, por un lado. Hay un conjunto muy específico de parámetros en los que tenemos que aprender, no solo para lo que estamos retratando físicamente, emocionalmente, fisiológicamente, corregir anatómicamente la tarea de convertirnos en un simio, es decir, los parámetros. Pero, cuando tienes esos parámetros, es increíblemente liberador porque una vez que estableces la fisicalidad y la comprensión de cómo es el cuerpo y cómo los simios utilizan su cuerpo de forma diferente a los seres humanos, entonces puedes deshacerte de tu humanidad, el ego y acercarte a todo de una nueva manera.
—KD: También prestamos nuestros rostros, nuestros cuerpos y nuestra conciencia a los personajes, porque la forma en que esta tecnología capta todo, y cuando digo todo, puedes ver cuando el personaje está pensando y Raka cuando está pensando es Peter jugando, veo a Peter en ese personaje. Veo a Owen y Noah, veo a Proximus en mí. Así que capturó todo lo que hicimos en nuestra actuación. No era solo un avatar, era una obra de arte en movimiento que pintaron encima de nuestras actuaciones y capturaron cada comportamiento idiosincrático que pusimos en nuestros personajes. Así que es realmente gratificante ver a todos mis amigos como simios y poder decirte sin lugar a dudas quiénes son todos como humanos. Es bastante impresionante.
—PM: Es realmente fenomenal que la tecnología está en su lugar ahora, donde realmente podemos trabajar en conjunto con ella. Como si realmente pudiéramos hacer lo nuestro y, como acabas de decir, ambos venimos del teatro y, ya sabes, como cuando estás en el teatro, realmente no tienes el lujo, o no sé, yo no lo llamaría un lujo, pero la oportunidad de ser vanidoso porque no llegas a verte a ti mismo como en otras cosas en las que es tu cara. Vas y haces, las tomas normales y vuelves al video y vuelves a reproducir y te estás viendo a ti mismo, estás tratando de ajustar y cosas por el estilo. Aquí no puedes hacer eso. Tienes que dejar todo eso y volver a lo básico de hablar y escuchar y trabajar con tus compañeros de escena. Realmente es increíble que ahora la tecnología sea tal que superas la naturaleza engorrosa de tener una cámara. Literalmente te olvidas de que hay una cámara en tu cara, aquí mismo. No le estás prestando atención, pero está grabando cada pequeño movimiento muscular de tu cara y dejas hacer lo tuyo. Solo pasa a ser como: mi atención está en mi compañero de escena y no estoy pensando en esto en absoluto, y de vez en cuando. Es genial que la tecnología logró ese rendimiento.
—KD: La humanidad se queda en la puerta.
—PM: Amén, hermano.
—KD: Se deja en para todos los derechos.
—PM: Sí.
—KD: No hay espacio para ello porque ciertamente se interpone en el camino.