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Diversidad, representación y el recuerdo de Plata quemada

Leonardo Sbaraglia se refirió al tema en exclusiva con diario Hoy.

—A años de Plata quemada, dirigida por Marcelo Piñeyro, que despertó tanta polémica en su momento, pasando por Dolor y gloria, y ahora este Santiago de Errante corazón, ¿cómo viviste los cambios en torno a la representación de la diversidad y que hoy podamos ver películas sin etiquetas?

—Antes me preguntaban en qué se parecía el personaje de Dolor y gloria a este, y es imposible dilucidar eso; la diversidad sexual, los gustos o ganas no definen a una persona, una persona es muchas cosas. Cuando hicimos Plata quemada, el aspecto sexual del personaje era lo que menos ajeno sentía, para mí era más difícil entender la expresión casi delictiva, ruda, asesina, brutal y carcelaria del personaje, lo otro era más afín, la ternura, el amor, la capacidad de amar a otro cuerpo, puede ser hombre o mujer. Cuando se estrenó Plata quemada, era otra la Argentina, y paralelamente se estrenó en España, donde ya había parejas de hombres o mujeres en la calle, besándose, y acá eso no se veía, y se criticó mucho la película porque el público esperaba una de gángsters, machos y “machirulos”, y sin embargo era una película de “putos” según la jerga argentina.

Daba cuenta de un estadio de la sociedad de ese momento y por suerte eso cambió muchísimo durante años y estamos en un momento donde estamos todos obligados, en una aventura maravillosa de repensarnos como individuos, como identidades sexuales, y en donde hay muchas autoridades sociales que se han caído, y esto me parece valiosísimo, justamente esto ha sido, para mí también, porque no podría haber hecho este personaje si no se me presentara cierta deconstrucción también, no lo podría hacer desde mi prejuicio o identidad, sino que estuve haciendo un trabajo para desarmar algo y armar otra cosa. Eso es muy interesante y valioso.

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