entrevista
Dolores Fonzi y Toto Rovito hablan de Blondi
Tras presentarse en el último Bafici, llega a los cines del país y México la primera película como realizadora de la reconocida actriz.
Blondi marca el debut como realizadora de Dolores Fonzi. No es casual que esta original y fresca historia sobre una madre y su hijo (Toto Rovito) haya salido de su cabeza con un guion coescrito junto a Laura Paredes. Acompañada por Leonardo Sbaraglia, Rita Cortese y Carla Peterson, Fonzi logra un debut brillante como directora, además de dotar de verdad a su Blondi, la madre de Mirko (Rovito), a quienes seguiremos en la historia. Hablamos con Fonzi y Rovito a horas del estreno de la película.
—¿Cómo hicieron para trabajar entre ustedes ese vínculo tan hermoso que vemos en la pantalla?
—Dolores Fonzi: Básicamente estuvimos mucho tiempo juntos. Creo que la parte linda de ser actor y de tener que inventar estos vínculos es que la manera de trabajarlos es estar con la otra persona y pasarla bien. Te tenés que hacer amiga de tu amiga en la película y, bueno, te hacés amiga. Tenés que ser la madre del joven, que son amigos, te hacés amigo. Esa es la parte más divertida que hay. Nuestro primer ensayo fue ir al supermercado. Un día llegó, yo tenía que ir al supermercado, sí o sí, cumplía mi hija, a la fiesta, no sé qué: “Acompañame al supermercado”. Y ese fue el primer ensayo.
—Toto Rovito: En el supermercado.
—¿Qué compraron?
—DF: Compramos todo lo de una fiesta infantil.
—TR: Golosinas, chocolates, gaseosas, papas fritas.
—DF: Servilletas, todo lo que es para un cumpleaños infantil. Ese fue nuestro primer ensayo.
—¿Fue al cumpleaños después?
—DF: No, pero pasó un año de eso, que fue uno de mis hijas y este año casi venís.
—TR: Este año casi voy a la pijamada. Sí, es verdad. Hubo un mes de casi convivencia con “Dolu”.
—DF: Sí, sí, estar mucho juntos, entendernos, poder romper como la barrera de lo íntimo y poder decir las cosas. Y aflojar, no sé, como uno, para poder dirigir además tenés que, primero ser amoroso, como que el otro tiene que estar tranquilo para que eso pase. Igual el vínculo que formamos, ya venía de antes porque él había hecho Argentina, 1985, entonces por Santiago yo ya lo conocía, pero cuando quedó en la película, bueno, sí, fue eso, fue estar juntos, hablar, ensayar, leer, ir a lo de Carla, tomar vermut con Rita, o sea, empezar a armar todo este mundo. Esa familia.
—Hay una frase que está en la canción de la película, que es “hice todo mal pero está todo bien”, reflexionando sobre que nos obligan a hacer todo bien y después hay veces que está todo mal… ¿Cómo surgió esta idea?
—DF: Es una buena síntesis, porque desde afuera vos podés decir: “Una madre porrera que solo se interesa por su hijo”, digamos. Como que su plan, su mejor plan es el hijo, que su vida íntima y su vida personal está totalmente tomada por esa realidad que prefiere vivir, que es el plan del día a día, ir a ver una banda, como que el juicio externo hacia ahí puede haber miles.
Pero siento que la película, como el primer día, cuando vos fuiste a verla, se acercó una madre que tenía una hija y me dijo: “Me tocó mucho la película porque yo fui madre adolescente”. Y a la vez también porque deja una sensación de que hay que ser feliz con lo que uno tiene. Y me dejó como que es lo que pasa con las películas, la hacés, la editás, después hablás sobre ella y la gente viene con sus devoluciones, con su subjetividad sobre la película, y terminás de entender cosas que no tenés ni idea de que eso iba a pasar. Y es verdad que hay algo de la película que es que no importa lo que ella sea, no hay un juicio, como decía Toto hace un rato. No hay un juicio. O sea, el único personaje que juzga creo que es Blondi. Y Blondi no soy yo, sino el público. Y que el público, al sentirse relajado, porque la que juzga es Blondi, que es la protagonista, entonces puede juzgar tranquilo y todos los juicios que se podrían ejercer sobre las cosas que pasan en la película se los ahorran porque ya están en la película.
Toto Rovito: “Había convicción de que estábamos haciendo algo lindo y algo bueno”
En su primer protagónico, Toto Rovito tuvo a Dolores Fonzi de compañera delante y tras las cámaras de Blondi, que llega este jueves a los cines. Por acá define cómo fue trabajar con ella.
—¿Cómo es Dolores como directora?
—Para mí fue increíble. Igual creo que es una opinión colectiva de todos los que fuimos parte del proyecto, porque un director no solamente está como viendo las cosas técnicas de la filmación o corrigiendo actuaciones, sino que también es como un líder anímico y emocional para el equipo. Y eso en Dolores se veía todo el tiempo que había buena onda y había disfrute y había ganas de hacer lo que estábamos haciendo, y había convicción de que estábamos haciendo algo lindo y algo bueno.
Y yo creo que todas las personas del equipo estaban convencidas de que eso estaba pasando y creo que esa sumatoria de sensaciones de toda la gente hacen que el producto se vea así y se sienta de esa manera.
Además de todas esas responsabilidades que tiene un director, que son las técnicas, esa otra responsabilidad creo que fue como una perla en el rodaje, y personalmente yo siento que me allanó mucho el camino y me facilitó mucho algo que para mí era un desafío y un miedo en algún punto también de que, “bueno, está, ya quedaste, ahora tenés que estar a la altura”, como que toda la parte de convivencia previa para mí fue como ya llegar con otra sensación al rodaje.