Entrevista exclusiva con NORMAN BRISKI

“El arte emancipa, es un camino libertario”

En diálogo con este medio, el destacado intérprete habla de su actualidad laboral, la cultura en tiempos de resistencia y cómo vive la paternidad a los 77 años

Criado en Córdoba, Norman Briski inició sus pasos en la actuación a mediados de los 50. Poco imaginaba este joven llegar a los 78 años de edad con un prestigio inusitado. El intérprete es hoy uno de los grandes referentes de nuestro teatro y  un parámetro para muchos que se inician en esta emocionante carrera.

También es un asiduo personaje televisivo, ha tenido numerosos papeles protagónicos y apariciones especiales, como en: En terapia, Los Únicos, Bajamar -por la que obtuvo el premio Martín Fierro-, Tiempo final -por el que recibió su segundo Martín Fierro-, Mujeres asesinas y Resistiré.

Como referente del cine, el mundo cinéfilo lo recuerda por el sonado éxito La fiaca, filme de Fernando Ayala, coprotagonizada por Norma Aleandro. En esta distendida charla con Hoy, Briski habla de su actualidad laboral, sus referentes y la paternidad.

—¿Cómo ves la cultura en este contexto socio-político?

—Confundida, sería la palabra, porque la cultura tiene capacidad de resistencia. La cultura resiste a lo que significa alienación, locura, gobiernos. Me parece que es un momento mucho más árido, pero al mismo tiempo mucho más funcional por su capacidad crítica: hoy la cultura debe estar muy activa. Ahora, hay que resistir porque no son accesibles ni los precios ni las condiciones de los teatros. Producir una obra, por más chica que sea, sale el triple de lo que costaba antes. Entonces tiene que aparecer una iniciativa nueva que sea más consistente.

—Con respecto a tu actualidad laboral, ¿qué proyectos estás desarrollando?

—En el teatro estoy haciendo Ricardo III, una versión en donde está Sergio Baratucci como Ricardo. También Vidé/ la muerte móvil que está en su tercer año a sala llena. La actividad del teatro sigue muy activa, muy constante. Tengo una propuesta en cine, pero aún no quiero dar detalles sobre eso. Trato de ser selectivo, para eso doy clases de teatro que me permiten dirigir. En televisión también hubo programas en que estuve presente, aunque no quiero hacer cosas zonzas.

—¿Cuál es tu concepción del arte?

—Uff, que pregunta. Yo creo que el arte es todo lo que emancipa. Todo lo que permite algún camino libertario.

—¿Tenés amigos en el medio? ¿Considerás a alguno como tu referente?

—Ahí tenés una pregunta rara para mí, porque no tengo grandes amigos en el medio o colegas. Tengo conocidos, con los que estoy en contacto, pero mis amigos en general están fuera de ese círculo. Yo la profesión la tomo como tal pero no me meto tanto en el asunto. Con Tato Pavlovsky, que era actor y un gran dramaturgo, éramos grandes amigos.

—¿Por dónde te atraviesa el teatro?

—Yo creo que por el juego de estar en escena o en una película, encarnando roles que son lindos de experimentar. Para mí es mágico, es divino. Como Teatro Caliban, donde doy clases. Es un club artístico en el cual se experimenta el teatro. Hay varias estéticas que se esgrimen, como Miguelitos, un grupo de teatro comunitario. Es muy lindo el proceso, porque empecé como director  del grupo y ahora son ellos los que manejan sus realizaciones.

—¿Desde dónde te parás para construir un personaje?

—En realidad, yo le llamo roles. Me meto con aspectos míos en roles que son un poco más lejanos a mi accionar.

—¿Cuál es tu lugar en el mundo?

—Argentina. Buenos Aires, este es mi lugar. Es mi país, mi gente, mi inspiración y desde aquí veo el resto con una mirada curva para que llegue a todos lados.

Un hombre récord

 El año pasado y con 77 años, Norman Briski se convertía en papá otra vez. Junto a su mujer, la docente y actriz, Eliana Wassermann, le dieron la bienvenida a dos nenas, Galatea y 

Fidelina, nombres que recibieron por la obra teatral Las Nereidas. 

La nueva paternidad de Briski fue muy comentada, porque el intérprete ya tiene un hijo de 50 años, dos hijas de 27 y 25, y un nieto de 16. De hecho, ingresó al libro Guinness de los récords por ser padre de gemelas a los 77 años.

Actualmente, Briski continúa haciéndole frente a este desafío y confiesa que la paternidad es “trabajosa, divertida, angustiante y graciosa”. 

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