ENTREVISTA EXCLUSIVA

“Es una mujer luchadora, digna, contundente y víctima de las inclemencias”

En una charla íntima, Eugenia Lencinas describió el rol que supo interpretar en Riviera, serie internacional que dará para hablar

Nacida en la provincia de Santiago del Estero, Eugenia Lencinas se desempeñó inicialmente como modelo en las pasarelas mientras estudiaba abogacía. Luego incursionó en la actuación formándose con enormes referentes como Agustín Alezzo y Julio Chávez. Así tuvo la chance de trabajar en exitosas producciones televisivas y cinematográficas como Calientes, Cara de queso, Verano del 98, Los Roldán, Alma pirata y Puerta de hierro, entre otros.

En diálogo con este medio, la intérprete de cine, teatro y TV reveló los detalles de su último trabajo como actriz. Este tiene dimensión internacional, ya que será parte del elenco de Riviera, serie inglesa protagonizada de Julia Stiles y Rupert Graves.

—Durante tu vida te formaste en una carrera universitaria como es Derecho, hiciste posgrados, ejercés este oficio y además cubriste tu costado artístico en la actuación. ¿Cómo se conjugan estas profesiones tan intensas?

—Entiendo que son dos maneras de “estar al servicio” del público. En mi caso, soy asesora técnica en el Departamento de Sumarios y Asuntos Contenciosos de la Superintendencia de Servicios de Salud. Considero que ambos roles, en definitiva, intentan dejar algo que aporte una solución o una reflexión a la gente. En relación a lo logístico, es más complicado, pero siempre puedo acomodar los tiempos y los espacios. Para ello cuento con la colaboración de la gente con la que trabajo; en mi casa también me ayudan y así me voy repartiendo, pues hay tiempos más intensos y otros más tranquilos.

—Formaste parte de Riviera, la serie internacional que contó con las actuaciones de Gabriel Corrado, Julia Stiles y Franco Masini, entre otros. ¿Bajo qué circunstancias llegó esta propuesta?

—Justamente en una jornada de abogados del Estado. Sucedió que me encontré con un amigo santiagueño que conocía al director de casting, Pablo Ini. Entonces me dijo: “Negra, tenés que hacer esa prueba porque te va a ir bien”. De esta manera, me contactó el referente y a los días comencé a estudiar inglés, fonética, para intentar pronunciar dignamente. En este sentido, me centré en el contenido de las escenas que eran solventes por sí mismas, tuve que ponerle el cuerpo nomás. El día del casting demoré 15 minutos como máximo. Me sentí muy bien en mi performance, pero pensé que me iba a ir pésimo porque tuve que esperar más de 40 minutos a la actriz anterior. Pero bueno, esas son las sorpresas de la vida.

Una actriz de Argentina hacia el mundo

—Durante el rodaje, compartiste momentos con colegas argentinos. ¿Pudiste sentir la contención y vivir “como en casa”?

—Sin dudas. También sucedió que compartí escenas junto a Fabio Aste que, si bien no nos conocíamos, fue uno de los mejores compañeros que tuve para trabajar. Generoso como pocos, hizo todo más fácil e hicimos escenas tan lindas y sentidas que el equipo técnico, junto al director Paul Walker, se pararon para aplaudir. Además, por parte de los otros compañeros recibí las mejores vibras, sobre todo de Gabriel Corrado y Eliseo Barrionuevo.

—¿Qué podés adelantar sobre tu rol?

—Es una mujer luchadora, digna, contundente y víctima de las inclemencias, indiferencias e injusticias del sistema tan dañino y corrupto que nos rodea. Asimismo representa la parte más débil y vulnerable de la sociedad, pero con una fuerza de lucha arrolladora.

—Riviera visibilizará tu arte en diferentes lugares del mundo, ¿lo pensaste así?

—Objetivamente es así, aunque me suena fuerte. Solo pienso en lo que disfruté hacer ese personaje y todo lo que le brindé. Además, me sentí muy segura y eso basta como recompensa. En mi caso, entiendo que si uno hizo las cosas bien, el universo lo ve y devuelve lo que merecés.

Un personaje comprometido con la sociedad

—Tu personaje tiene un marcado compromiso social, ¿a qué referentes apelaste para construirlo?

—Puntualmente no individualicé a nadie. Me centré en el entendimiento de las necesidades, los sentimientos, las posibilidades, la desesperación y las dificultades por las que pasan día tras día las mujeres con tragedias y vidas tan injustas.

—Realizaron escenas en la Villa 31, ¿cuáles son las sensaciones que afloraron?

—Es un lugar con gente respetuosa, trabajadora y solidaria, pendientes de lo que se necesitaba para poder trabajar mejor y más cómodos. Me sorprendió lo organizados que están y cómo funcionan las cosas dentro de las posibilidades que tienen.

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