entrevista
Gonzalo Suárez: “El teatro es algo vivo”
De protagonizar una serie de publicidades para un conocido banco a encabezar una de las obras más vistas de la temporada teatral bonaerense.
Uno de los éxitos de la temporada teatral de la Ciudad de Buenos Aires es Escape Room, protagonizada por Benjamín Rojas, Brenda Gandini, Sofi Morandi y Gonzalo Suárez, con dirección de Nelson Valente.
La comedia se desarrolla en el barrio de San Telmo y la historia comienza cuando Edu (Rojas) quiere presentarle a su nueva novia Marina (Morandi) a una pareja de amigos suyos, Vicky (Gandini) y Rai (Suárez) y propone el encuentro en un juego de escape room. Para saber más detalles de la propuesta hablamos con Suárez en exclusiva.
En Escape Room, cuatro amigos tendrán que resolver una serie de acertijos que les permitirán salir de la sala. Los protagonistas piensan que les espera una velada muy divertida para pasar el rato, poner a prueba su inteligencia y reírse un poco, pero nada más lejos de la realidad: en cuanto la puerta de la habitación se cierre herméticamente, empezarán a suceder cosas muy extrañas. Salir del escape room no será nada fácil, el juego pondrá a prueba la relación de los cuatro personajes y expondrá todos sus secretos. Una caja de sorpresas y giros inesperados mantendrán al espectador intrigado con momentos de comedia y suspenso.
—¿Cuál es tu vínculo con las salas de escape?
—Tengo uno cerca, pensé que era más para adolescentes y mi personaje también lo dice, pero no, probé uno hace un tiempo y es divertido, no sé si me termino de enganchar mucho en mi vida personal. Fui, pero porque tengo uno cerca. Vino una amiga de Barcelona hace como cuatro años y habían puesto uno cerca de mi casa, ella estaba cebadísima de que allá era como furor y fui. Me dio como el tren fantasma, todo eso, viste, de los muñecos y se escucha la polea. Hay que hacerlo bien, si lo haces bien y el lugar es bueno y todo me parece que sí. Acá la producción se la jugó toda y está espectacular la escenografía. Ensayamos con los efectos que pasan y que a los personajes todo le parece como que está bien así. Acá está reglamentado porque hay un montón de cosas que nos parecen que son raras para una sala de escape, y de repente está superpersonalizada hacia los personajes. Es más, hay un juego ahí con todo eso porque se nos pone medio heavy en la sala de escape y no podemos escapar de verdad. No pueden escapar y empiezan a contar cosas, empiezan a revelar cada vez más secretos complicados y empieza como una hora de sacar trapitos al sol, pero es como que se va poniendo en juego la tolerancia, la aceptación, el amor. Aparecen cosas en este momento también de drama o de crisis y aparecen ciertas personalidades que a veces no conocíamos. Arrancan como que está todo bien, nos vamos a cagar de risa, y de repente se pone todo medio heavy, poniendo en riesgo las relaciones.
—¿Qué encontrás en la comedia y particularmente en el teatro?
—El hecho de estar en vivo, el hecho de la gente, de que arranca y no puedes cortar hasta que se termina. Todo eso, a mí, por lo menos, no voy a generalizar por todos los actores, pero me hace como conectar con lo más sagrado que fue lo que me gustó de cuando quería ser actor, que es ser otra persona por un rato. Porque si bien siempre digo lo mismo, y cuando era más pendejo a veces estaba 90% conectado y 10% con que estaba en una sala y tenés que ir controlando porque en un punto tenés que respetar una marcación o el último texto. Ahora sería más un 70/30, pero hay algo donde realmente conectás con lo que te pasa. Y si bien capaz que no sean todas las funciones para ser realista, pero cuando lográs conectar de verdad, te mueve de dejar todo de lado. Porque podés estar viviendo un drama personal y mientras ahí cambió la energía y sos otra persona, y la energía de la gente también te llega y hace reír. Es como impagable. Y toda esa energía se mueve, viste, y es algo re loco lo que pasa en el teatro. De hacer teatro muchos años y de ver gente que vino a ver una obra mía cinco veces, siempre te dicen: pero eso es nuevo, pero eso cambió, pero eso no lo hacían bien, necesitas eso también. El teatro es algo vivo, no es siempre lo mismo, pero también la magia es a veces cuando esto lo venía haciendo así y la otra persona lo ve distinto también. Está buenísimo ahora también que le vamos encontrando este momento justo para hacerlo. Mientras habla el otro también encontrás tu momento de sin tapar, sin hacer algo también para estar en tiempo presente, que la gente pueda ir recorriendo. Y aparte, yo te digo, la escenografía es muy moderna, la obra es muy copada, sigue siendo una obra, pero es como un show, viste. Entrás en una que está buenísimo para hacer un teatro comercial tradicional porque podés poner cuatro cubos y un fondo negro o hacer esto que es una locura.
—¿Cómo es hacer temporada en la ciudad?
—Hace años que las obras que se quedan acá en Buenos Aires funcionan bien. Nosotros tuvimos un montón de preventas. La verdad que es súper y ojalá que se valore también como el esfuerzo de producción que la obra tiene, además de un laburo tremendo de escenografía, de luces, de sonido y yo creo que el boca en boca anda muy bien porque está bárbara.