entrevista

Griselda Siciliani y Sebastián Borensztein estrenaron Descansar en paz

El director y la protagonista de la conmovedora película reflexionan sobre el estreno en cines y su arribo a la plataforma.

Descansar en paz, de Sebastián Borensztein y protagonizada por Joaquín Furriel, Griselda Siciliani, Gabriel Goity y Lali González, cuenta de una manera reveladora la vida de un hombre que, agobiado por las deudas, toma una drástica decisión para proteger a su familia. Los premios recibidos en el Festival de Málaga impulsan a que la recepción local sea beneficiosa en salas, y desde la próxima semana en Netflix. Hablamos con Borensztein y Siciliani para saber más del relato.

—Sebastián, volvés a trabajar con la crisis, el 2001, son momentos claves de nuestra reciente historia…

—Sebastián Borensztein: En realidad estamos antes del 2001. Estamos en el 94, que fue cuando se puso bastante peludo también el asunto, se abrieron las importaciones. Y lo que cuenta la película en general es la idea de crisis de los personajes, en encrucijadas, sea cual fuera la crisis. Una crisis es la que lleva a Koblic en su momento a escaparse de un pueblo y otra crisis es la que lleva a la gente de La odisea de los giles, otra es la crisis de un excombatiente de Malvinas, pero en realidad me gusta mucho el contexto social para mis películas, me gusta. Hago cine argentino, soy argentino, padezco la argentinidad como todos, entonces tengo la oportunidad de hacer películas y contextualizarlas en eso. En este caso no es el contexto lo que me interesó, que si bien es muy importante, sino la encrucijada a la que se queda sometido un personaje llevado al límite, por el hecho de que está endeudado hasta la coronilla, producto de la coyuntura Argentina. Pero en realidad, lo que más me motiva en este caso es seguir estos personajes.

—Contame, Griselda, ¿cómo fue para vos narrar a Estela?, esta mujer muy contenida. Porque nosotros estamos más acostumbrados a verte siempre todo hacia afuera.

—Griselda Siciliani: Más acostumbrados como al histrionismo, hay algo del histrionismo también en este drama, a pesar de su tono dramático, a pesar de ella. Casi había algo de eso que me convocaba, digamos, que no era un personaje seco, sino que era un personaje en el drama y en la tragedia, de la circunstancia del personaje que hacía que tuviese que estallar en un momento, y me atrajo mucho esa línea. Me parece que es un regalo para una actriz, que es un desafío, que tiene muchos momentos de contener, de angustiarse mucho, y lo mismo el espectador, de contener el dolor. Y, sí, también llega el momento de estallar, entonces tenía que poder procesar todo ese arco, que también lo trabajamos mucho con Sebastián. Como de esto de que digo yo, me gusta mucho pensar en que los personajes, sobre todo dramáticos, no tienen que conmover al que está mirando, tiene que conmoverse a sí mismo. Entonces hay algo de ese dolor a cuestas que para mí es la única manera de conmover al que mira, es atravesarlo en carne viva, es atravesarlo realmente, no dejarse llevar por los estereotipos. Traté de atravesarlo muy personalmente, de estar ahí, de ser Estela en ese momento, sobre todo en el que me toca más crudo de la película. Y fue un desafío que con el que estoy muy contenta, ya desde que estaban armando la película me empecé a encontrar. Después, bueno, la mirada de uno sobre sí mismo siempre es tan difícil, pero me empecé a encontrar desde el armado, los mensajes de Sebastián, de Ricardo Darín, del Chino Darín, de Fede Posternak, siempre mensajes de mucho amor, de mucho elogio para mi trabajo. Así que me sentía ya muy recompensada antes de ver la película, no solo con mis compañeros, mi equipo, estuviesen contentos con lo que yo había podido hacer.

—¿Cómo fue el proceso de adaptación de la novela homónima del mismo nombre?

—SB: En este caso, la primera adaptación la hizo Marcos Osorio Vidal, que tuvo la titánica tarea de alguna manera de desmenuzar la novela y estructurar la historia. Después, cuando yo empiezo, cuando yo me hago cargo de la dirección, pido el permiso para agarrar el guion y adaptarlo de vuelta a mi punto de vista de la historia. Y ahí es donde me convierto en coguionista de esta historia, habiendo también leído originalmente la novela, buscando algunos cambios estructurales que yo consideraba que tenía que hacer respecto del guion original y algunas escenas, cambiarlas respecto de cómo yo veía que había que contarlas y cambiar diálogos respecto de cómo yo creía que hablaban o deberían hablar los personajes. Entonces, bueno, este es un trabajo compartido con Vidal. Adaptar una cosa consiste en entender que se parte de una misma historia, pero se convierte en otra obra distinta. Es decir, una cosa es el libro y otra cosa son dos obras con la misma historia. En el caso mío, cuando las cosas están tan buenas, como es el caso de la novela homónima, a la película siempre se trata de pensar qué de la literatura es extrapolable y qué de la literatura no. Hay cosas que se sostienen en el papel, en la lectura y en la mente del espectador y llevadas a la imagen no se sostienen y hay que replantearlas. Muchas veces necesitas eliminar personajes y muchas veces en estas agregar un personaje que articula entre otros para que la cosa fluya cinematográficamente. Es un trabajo de disección difícil, hay que ser respetuoso con el material original. Me gusta adaptar cuando lo que leo originalmente me entusiasma bien y lo ven como película.

—En la historia hay como una química hermosa que uno ve con Joaquín y Gabriel, ¿cómo fue ese encuentro con ellos en el set?

—SB: El encuentro con Joaquín fue espectacular porque nunca habíamos trabajado juntos, nos conocíamos y fue bastante mágico. Como que enseguida tuvimos mucha química para construir esta pareja, y enseguida sentíamos que estábamos en pareja hacía 20 años y nos entendíamos. Somos los dos muy apasionados, muy obsesivos con el trabajo, somos muy respetuosos y encontré en él un actor y él en mí, lo charlamos mucho. El otro día en Málaga también estamos muy emocionados viendo la película, como medio así del brazo, y me dio mucha alegría también el premio para mis compañeros porque de verdad que todos hacen un trabajo. Creo que cuando un actor gana un premio, más allá de su propia performance, está implícita la performance de los demás. Yo creo que disfruté también el premio de los compañeros porque soy muy militante del trabajo en equipo y creo que no hay manera de actuar bien. Solo no hay manera, no existe, entonces siento que todo lo digo.

La dupla reflexiona sobre los ataques a la cultura

—Ustedes están estrenando y celebrando premios para la película, pero es un momento muy difícil, ¿qué les pasa a ustedes?

—Sebastián Borensztein: Yo lo vivo con mucha tristeza y lo vivo con bronca, porque hay muchas falacias en los argumentos bajo los cuales se hacen los recortes. Te voy a decir lo mismo que he dicho a todos los periodistas y ya Griselda debe estar cansada de escucharme. Hablo por el cine, que es lo que conozco, ella puede hablar por otras disciplinas que conoce también, pero el cine es un circuito virtuoso que fue concebido de esa manera. El INCAA es un ente público, no estatal y autárquico, lo que significa que se autosostiene, que no necesita dinero del Tesoro Nacional, lo que sí necesita es volver a funcionar de la manera para la cual originalmente se creó y se desvirtuó durante los años del populismo. Hay que decir las cosas, se llenó de militantes y de ñoquis y se lo convirtió en una caja política que terminó generando déficit. Porque el dinero que iba para el fomento de las películas terminaba yendo para otros lugares. Entonces el tesoro tenía que poner plata y ahí es donde se generó la falacia de que el cine es deficitario, de que hacen películas con la mía, del bolsillo y todo este tipo de historias. Y recuerdo desde aquellos años del Ministerio de Obras Públicas, donde se destinaban enormes partidas de dinero discrecional para hacer ficciones y películas, desde el Ministerio de Obras Públicas. Que no tiene absolutamente nada que ver con los canales habituales y se crearon productoras truchas a los efectos de recibir ese dinero para hacer en su gran mayoría, salvando alguna excepción, ficciones inmirables llevadas a cabo por gente sin ninguna experiencia. Y, claro, ante los ojos de la ciudadanía, que decía: ¿este despilfarro por qué? Y ese despilfarro generó el desprestigio del que hoy estamos hablando y que se usa para atacar a la industria en general. Pienso que hay volver hacer a que las cosas sean virtuosas y seguir permitiendo que exista el cine argentino, que es una industria rentable.

—Griselda Siciliani: Sumo yo que, aunque a veces es difícil para muchos no pensar solo en términos de industria, de resultado, de éxito, fracaso, o de rédito económico, no se puede empobrecer pensando que la cultura se mide en esos términos. O sea, todo lo cultural y el campo de la cultura se miden mucho en otros términos que no tienen que ver ni con el éxito ni con lo redituable. Que por supuesto que también existe y es muy importante explicarlo por esto que decía Seba, de que se generan adrede confusiones de que la cultura le quita recursos a la gente. Y no es así y estamos medio hartos de repetirlo, pero bueno, estaría bueno que se entienda, pero también que hay que evaluarlo en otros términos, en términos mucho más subjetivos y en términos de identidad.

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