Karen Reichardt: “El embarazo no arruina el cuerpo”

Infartante a los 48 años, la conductora habló sobre el culto al físico y las situaciones de acoso que tuvo que afrontar. Preocupada por el maltrato animal, dijo que festeja cada vez que muere un torero. Además, contó cuáles son sus límites en la TV

Frente al espejo, con una mano cubrió sus pechos mientras con la otra sostenía el celular, enfocó y disparó. A los 48 años y casi desnuda, la fotografía hizo estallar Twitter y las repercusiones llegaron a la televisión. Karen Reichardt  fue noticia, semanas atrás, por su figura infartante, pero ella escribió en la red social que “el embarazo no arruina el cuerpo” y dejó pendiente un debate.

Actuó en la legendaria serie Brigada Cola, incursionó en novelas y teatro, pero su pasión es la pelota: durante siete años, condujo Fanáticas, un programa donde bellas mujeres discutían sobre fútbol. “No fue fácil”, reflexionó. En esta charla íntima, la conductora habló sobre el culto a la delgadez existente en el medio televisivo y contó los prejuicios que debió soportar en el ambiente deportivo por ser mujer.

—¿Por qué hiciste esa declaración sobre los embarazos?

—La referencia fue porque está de moda el embarazo subrogado, algo que, por ejemplo,  es muy común en Estados Unidos: el alquiler de un vientre para tener un hijo. Yo respeto a las parejas que no pueden concebir, porque llegás hasta cualquier punto en esos casos. El problema es cuando pensás que eso es algo natural y evitás quedar embarazada para no arruinarte el cuerpo. Sin embargo, la gestación no es una enfermedad y, si te cuidás, podés volver a tener una buena figura. Con mi primer hijo engordé 24 kilos y, con el segundo, 14. 

—¿El culto al cuerpo pone en riesgo la salud?

—Sí, eso pasa mucho en el ambiente (de la televisión). Por eso empecé a interactuar más en Twitter y ahora doy los “Karen tips”, porque hay que cuidarse, sobre todo cuando vas cumpliendo años. Creo que hay un culto a lo estético, pero también hay un culto a lo sano. Somos un país al que le importa comer bien. Recién vengo de un viaje por Estados Unidos y es tremenda la comida chatarra que hay allá.

—Ser linda te abrió muchas puertas, ¿te trajo inconvenientes?

—Me ha sucedido al buscar un trabajo: la situación rozó el acoso o lo incómodo. Sucedió en nuestro medio y sé que a muchas chicas les ha pasado. Pero siempre tuve mucha cintura para sortear esas situaciones desagradables. A esta altura, una ya las ve venir. Tuve que aprender a darme cuenta de chica y siempre pude zafar pero, algunas veces, eso me costó el trabajo. 

—Incursionaste en el ambiente del fútbol, ¿fue difícil?

—Sí, realmente. En algún momento me gustaría volver con mi programa, pero verdaderamente el ambiente es muy machista. Cuando empecé con Fanáticas me veían como un bicho raro, los productores me decían “¡Vos estás loca, mujeres hablando de fútbol!”. Finalmente pude disfrutarlo y hasta fuimos nominadas al Martín Fierro, pero me cansé del machismo en el fútbol, me harté. Me pasaron mil cosas y fueron siete años de lucha. Por eso quise cambiar. Siempre encuentro un lugar y sé dónde no estaría.

—¿Dónde no estarías?

—Jamás estaría en el Bailando por un sueño, ya que no puedo exponerme tanto, ni estar buscando una pelea todo el tiempo. No lo soporta mi cabeza porque no soy mediática y nunca busqué el conflicto. Hoy estoy como panelista con Pamela David, mientras espero que salga mi programa sobre perros. 

—¿Te preocupa la crueldad hacia los animales?

—Sí, hay mucha crueldad, lo veo todo el tiempo. Por ejemplo, con todo lo que es la tracción a sangre. Los caballos terminan muertos, tirados en las calles, porque los alquilan las 24 horas, no 18 para que el animal pueda descansar. Los alquilan hasta que se mueren, es un desastre. He visto caballos sin una pierna, con tiros en el cogote. Ahora hasta hay carreras de chanchos. 

Muchas veces el maltrato está legalizado. Tenés el ejemplo de las corridas de toros, donde se escudan en la tradición. Sin embargo, cuando hay un torero que se muere yo digo “bueno, uno menos”. El torero gana dinero, pero al toro se le quita la vida. Mirá si por tradición hiciéramos las cosas que se hacían cientos de años atrás. 

Uno debe ir evolucionando, pero España, en muchas cosas, se quedó en el tiempo: vengo de allí y deja mucho que desear. 

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