Larry de Clay: “En 1980 vi a Alfredo Alcón hacer Hamlet y dije quiero trabajar acá”

El querido actor, popular gracias a ciclos televisivos de Marcelo Tinelli, disfruta de acompañar a Gabriel Goity en la ambiciosa puesta de Cyrano.

Todos nos hemos reído alguna vez con él, ya sea por contar algún chiste o por sus enfrentamientos futbolísticos con Marcelo Tinelli defendiendo a su amado Boca Juniors. Pero lo cierto es que Larry de Clay es mucho más que el humor que vimos en Showmatch, hace años que arriba y debajo del escenario despliega su talento. Con él hablamos para conocer más detalles de su presente.

Por primera vez en toda su carrera, y con 62 años, se subió al escenario del teatro San Martín con Cyrano, obra protagonizada por su amigo Gabriel “Puma” Goity. Brilla en escena con la adaptación del clásico de Edmond Rostand que cuenta cómo el personaje sufre por su descomunal nariz, la que, por otra parte, no le impide ser uno de los miembros más reconocidos de la sociedad de ese entonces. Lo cierto es que Cyrano luchará por el amor de Roxane, su prima, quien está enamorada de un apuesto cadete a quien ayudará con misivas poéticas.

En la obra, Raúl Germán Biaggioni, conocido popularmente como Larry de Clay, encarna a Montfleury, un actor de segunda, que intenta declamar sus versos ante los embates de Cyrano, luego sigue en la obra como parte del multitudinario elenco.

De Clay hace años que hace obras en todo el país aprovechando el gran impulso de la televisión, que le supo dar un ejercicio actoral y un timming para la respuesta únicos. Desde adolescente que supo que la actuación era lo suyo y así comenzó a transitar las diferentes propuestas que iban apareciendo, sin renegar de ellas ni siquiera juzgándose sobre el porqué de las mismas.

Desde la pantalla, con su clásico esmoquin y galera, se caracterizó por divulgar un humor casi naif, el que, claro, era en el vivo de los programas celebrado por sus compañeros, quienes apuntalaron sus pasos. Como así también Tinelli, quien siempre supo ver el gran talento que posee y que por primera vez lo lleva a pisar el escenario del teatro San Martín en esta puesta que se presenta todos los días con gran afluencia de público y el acompañamiento de la crítica especializada.

—Quiero que me cuentes esta experiencia que estás viviendo con Cyrano, entradas agotadas, ahora vuelven…

—Muy feliz porque así como la historia del “Puma” Goity, que se hizo conocida, que él vino en el año 1977 a ver a Ernesto Bianco en la misma obra, y él soñó con hacer el personaje, yo en esta sala donde estamos, vi en 1980 a Alfredo Alcón hacer Hamlet. Salí esa noche y dije quiero trabajar acá.

—¿Ya sabías en ese momento que querías ser actor?

—Sí, yo estaba en el Conservatorio de Artes Dramáticas, pero ya desde el secundario que lo sabía. Arranqué en el segundo año, siempre fue mi sueño. Luego seguí en el Conservatorio, pero trabajar en este teatro era mi sueño, así que soy muy feliz.

—La carrera te ha llevado por otros rumbos, pero hay algo del subestimar, del hacer reír que siempre pende sobre ustedes, ¿verdad? El hacer reír a la gente es lo más difícil para mí dentro de la profesión que tiene ustedes…

—Yo siempre digo yo soy actor, después me hice por necesidad. Estaba trabajando en un programa de humor y me hice humorista, no tenía otra y sí, hay una cosa así de subestimar, pero a mí no me preocupa eso. Pero hay muchos colegas que son solo humoristas, aunque podemos tener la formación que tenemos, y hay actores que tienen un potencial, unas técnicas extraordinarias y es difícil sacarle una lágrima a una persona, y también la sonrisa.

—Bueno, acá cuando vos aparecés en realidad haces como varios momentos de la obra, unos mucho más divertidos y otros más en el ensamble también, ¿cómo fue prepararte para el rol?

—Trabajé para que la gente no vea al humorista antes, porque en definitiva el papel tiene que ver con eso, con la comedia, entonces ese fue mi desafío y sigue siéndolo. Porque yo ayer le decía al director en unos retoques de la obra, que si me pongo a hacer cosas que sé, con las que la gente se va a reír, te puedo ayudar 10 veces más. Pero estaría haciendo humor y esto es un clásico de teatro que tiene una puesta determinada y hay que adaptarse como corresponde.

—¿Y eso cuesta? Porque en el humor y en muchos de los espectáculos vos sos como tu propio jefe y director…

—Ahora no tanto, pero cuando yo estaba en plena actividad, en pleno Show del chiste, en plena nota, en pleno Videomatch, y me acuerdo de que hacía ficción, me decían calmate. Estábamos 18 horas al palo, creando, pensando, escribiendo, cantando, bailando.

—¿Más planes para este 2024? La obra sigue hasta agosto, pero, ¿volvés a la televisión? ¿Tenés otros planes para seguir trabajando?

—Cuando regrese el Bailando seguramente me volverán a convocar y además yo tengo dos programas de radio. Uno que es mi primer programa en Radio Symphony y otro en FM Late, un programa solidario.

—¿Soñás con hacer alguna otra obra acá? Antes decías que habías visto a Alfredo Alcón y que morías por actuar bajo el techo de esta catedral de la interpretación…

—Sí, me encantaría protagonizar acá, en esta Sala Casacuberta, He visto a Dios de Francisco Defilippis Novoa, y lo voy a hacer.

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