Meg Ryan, una diva del cine con inseguridades estéticas

En un repaso histórico por los ciclos, personajes y figuras que marcaron un momento de la farándula internacional, diario Hoy recuerda a una actriz que supo triunfar en el cine y en la televisión.

Forjada como una actriz de culto gracias a sus roles en comedias románticas y otros más osados, Meg Ryan se convirtió en la musa de los directores y gracias a su carisma conquistó al pueblo norteamericano. Sin embargo, una serie de situaciones personales como también las intervenciones estéticas que se hizo para parecer más joven, aunque con resultados contradictorios, la llevaron a estancarse en su carrera y a revertir sus decisiones más íntimas.

Sucede que la rubia dorada de Hollywood había conquistado el corazón del público por sus desempeños en producciones de amor y también el de su colega Dennis Quaid, con quien se casó y formó una familia. Todo marchaba sobre ruedas, pero como no todo lo que brilla es oro, la artista transitó una crisis. Intentó llevar adelante sus proyectos pero se enamoró de Russell Crowe en un rodaje y esto causó un revuelo de tamaños universales. Además, comenzó a someterse a cirugías plásticas que no la favorecieron para nada. Sumado a todo esto, su carrera comenzaba a frenarse y ella decidió probar suerte en el detrás de escena, es decir como cineasta y ahí sí le fue muy bien. De esta manera, afirmó en una entrevista de alcance internacional sobre su ópera prima: “Me encanta mi edad. Me encanta mi vida y me encanta todo lo que he aprendido”.

El gran éxito de su carrera llegó en 1989 cuando protagonizó Cuando Harry conoció a Sally; allí se convirtió en una de las actrices mejores pagas y le gustaba el género de la comedia, que le sentaba a la perfección. Además, estuvo en Algo para recordar, French kiss, Adictas al amor y Tienes un email. Lejos de mostrarse incómoda con otros papeles o de no tomar riesgos actorales, hizo de todo y fue así como llegó a interpretar a la novia de Jim Morrison, hizo de una desequilibrada en una película de época y hasta de una alcohólica enfrentando una rehabilitación.

Pero la sensación que tenían en el público hacia ella no era grata y así se lo hicieron saber cuando terminó la relación con Russell y todos festejaron. Además, pensaron que era él quién había tomado la decisión pero fue al revés.

Con el paso de los años, Ryan quiso regresar a sus clásicos en comedias románticas pero esta vez no pudo con eso y a pesar de que protagonizó junto a otras estrellas reconocidas, su carisma y popularidad habían perdido peso en el corazón de Estados Unidos.

Luego, continuó con roles pequeños o películas sin demasiadas menciones tales como: Contra las cuerdas, The deal, Mi novio es un ladrón y Atrapado por amor.

La mujer había tomado decisiones quizá perjudiciales para si misma. Luego de cumplir 40 años, quiso darse un rejuvenecimiento facial y así apeló a las herramientas de su médico de cabecera. Sin embargo, los resultados no fueron los esperados y la actriz terminó con sus facciones tan modificadas, que le dejaron un aspecto rígido, sin las expresiones que le daban tanta personalidad.

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