Rocío Oliva confesó cómo comenzó su historia con Maradona
30 años más joven que Diego, contó cómo lo conoció, las primeras salidas y viajes, y el posterior silencio entre ambos por casi dos años. No todo fue color de rosas.
Hace diez años, en enero del 2011, en Mar del Plata, Rocío Oliva tenía 20 cuando conoció a Diego Maradona en la entrada del Hotel Hermitage. “Había ido con una amiga a ver el Superclásico de verano. Éramos jóvenes y fuimos sin reservar un lugar para dormir. La ciudad estaba colapsada y después del partido no teníamos dónde pasar la noche. Entonces mi amiga llamó a un amigo que era mánager de Pimpinela, que acababa de dar un show en la playa, y le preguntó si sabía de algo. Él nos dijo que estaban en el Hermitage, que en un rato dejaban la habitación y que podíamos usarla para pasar la noche”, rememora Rocío a un popular medio de la web, y se anticipó, decidida a “contar las cosas como fueron y no como muchos inventan”.
Maradona estaba en Mar del Plata para jugar el Indoor Show, un partido de fútbol rápido y techado. “Yo no era su fan. Diego estaba muy asociado a Boca; yo soy hincha de River. A nosotros, y sobre todo en ese entonces, no nos gustaba que declarara tanto contra River. ¡Diego era demasiado bostero!”, apuntó Rocío. Y siguió: “De pronto, mientras esperábamos al mánager de Pimpinela para que nos haga pasar al cuarto, la gente se empezó a agolpar porque venía Maradona. En el tumulto, mientras avanzaba, Diego me ve y me guiña el ojo. No pensé que fuera a mí. Pero al ratito vino un chico a buscarme y me preguntó si yo era ‘la rubia de camperita azul que estaba en la entrada’, porque Diego había preguntado por mí”.
La popularidad y poder no atraen a todos, y eso es lo que vio de primera mano Rocío cuando tuvo al astro frente a sus ojos, aseguró que no se enamoró a primera vista ni mucho menos.
“De hecho, cuando me fui del hotel me dijo que nos íbamos a volver a ver y le contesté que no hacía falta; que había estado todo divino. A los 15 días me llamaron para decirme que se iba a Madrid a visitar a Benja, su nieto, que había pensado en mí y que quería que fuera. Volé hasta allá y estuvo todo bien. Me dijo que se había enamorado de mí, que nunca le había pasado algo así, pero que tenía cosas personales para resolver en Buenos Aires.
Me despedí y durante dos años no supe nada de él. Si escuchaba algo por la tele, prestaba atención, pero hacía mi vida. Y cuando les contaba a mis amigas todas me decían: “¿Sabés a cuantas mujeres les habrá dicho lo mismo?”. Pero yo sabía que era sincero. Me lo había dicho agarrándome las manos y con los ojos vidriosos”, recordó en detalle Oliva. Además, confesó que aún vive el duelo por el fallecimiento de Maradona.