Sandro de América: a 12 años de su fallecimiento su recuerdo sigue vivo

Fue una de las más grandes estrellas de la Argentina. Sus inicios como exponente del incipiente rock and roll lo llevaron al cine y luego a la música romántica, que lo convirtió en ídolo máximo de sus “nenas”. Querido y admirado, todos lo recuerdan.

Roberto Sánchez nació el 19 de agosto de 1945 en Valentín Alsina, provincia de Buenos Aires. Era hijo único y sus padres eran españoles. Desde muy chico ayudó a su progenitor en el reparto de damajuanas de vino a domicilio. “Tuve un viejo sensacional que me enseñó el orgullo, la diversión y la alegría del trabajo”, confesó años después el cantante.

Pero su verdadera pasión era la música y aprendió a tocar la guitarra. Ya en esa época comenzaba a escucharse en el mundo el incipiente rock and roll, de la mano de Elvis ­Presley; y no tardó en llegar a la Argentina, en donde recayó en parte en la figura de Sandro. Él podía mover las caderas como el cantante de Memphis. Era atractivo e irreverente, por lo que automáticamente robó el corazón del público.

Comenzó desde adolescente, tocando en festivales de su escuela, imitando a Elvis. “Yo tenía 13 años, armamos un sketch, me pinté las patillas con corcho y ensayé para hacer mímica, yo no quería cantar. Pero el disco de pasta se cae y se rompe. Parece que ahí es donde nace el profesional, el artista. Yo tenía en mi cabeza la frase el show debe continuar, y empecé a cantar a capella. Ahí descubrí que ese era mi camino. La ovación fue enorme”, dijo en una entrevista con Antonio Carrizo en 1984.

A partir de entonces formó un trío con el que participaba de concursos en bares de barrio. Tocaban boleros. En 1962 formó la banda Los de Fuego, en la que originalmente no cantaba, sino que tocaba la guitarra; pero tiempo después comenzó a cantar. “Sandro y Los de Fuego fue un gran éxito, fue un impacto tan grande que hasta nos prohibieron en la televisión”, comentó Roberto Sánchez años después.

Para 1967, el Gitano (apodo que él explicaba diciendo: “Mi abuelo, el padre de mi padre, era gitano. De ahí largo mi eslogan: Palito era el Rey y yo el Gitano”) ya empieza a grabar como solista. “Yo entré al rock and roll por la vorágine de la época, pero después afloró en mi la cosa auténtica que tenía metida y no me había dado cuenta”, explicó.

Sandro participó en el Festival Buenos Aires de la Canción, para lo cual se preparó y se presentó sin expectativas. “Canté y me fui a tomar un café. Me fue a buscar un mozo y me dijo que entre porque había ganado. Gano el Festival por un voto. Fue tan hermoso”, rememoró.

Este hecho catapultó la carrera del Gitano, que en 1970 tocó ni más ni menos que en el Madison Square Garden. Fue el primer recital en la historia de la TV en ser transmitido vía satélite en vivo y en directo. Fue visto en 16 países de América por 250 millones de personas. La leyenda había comenzado.

A 12 años de su fallecimiento, Sandro sigue siendo recordado como uno de los mejores y más queridos artistas de la Argentina, tanto por sus “nenas” como por artistas de todos los estilos, desde Charly García a Susana Giménez.

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