ENTREVISTA EXCLUSIVA
“Si uno no hace silencio, la magia y la música no se pueden producir”
En diálogo con diario Hoy, Norberto Jansenson habló de su presentación vía streaming Noches mágicas, desde el Paseo La Plaza. Promete que será una experiencia mágica, íntima, llena de asombro, alegría y emoción.
Es uno de los ilusionistas más importantes del país, pero sus shows trascienden la espectacularidad de la magia. Y es que hace tiempo supo que con ella podía invitar a su público a salir del entumecimiento, para maravillarse con la magia de la vida y de lo cotidiano.
En un momento como el actual, Norberto Jansenson se anima al streaming y presenta Noches mágicas, cuatro espectáculos completamente diferentes entre sí que contarán con una exquisita puesta en escena que conjuga la intimidad de su hogar con el glamour del escenario. Noche cargadas de música, historias y anécdotas que los presentes querrán disfrutar con todos los sentidos, cuyas dos primeras citas serán el 7 y el 14 de noviembre a las 21 desde el Paseo La Plaza.
—Seguramente haya muchas más, pero rápidamente se me ocurren dos reacciones frente a la magia y al ilusionismo: los que se quedan como obnubilados y los que se molestan al no descubrir el truco, ¿por qué creés que sucede eso?
—Primero, no son solamente dos maneras, y particularmente no me dedico a generar ninguna de esas dos cosas. Yo ayudo a la gente a recuperar la sensación de lo maravilloso, no en tanto a la sombra de un truco, sino respecto al misterio de vivir. Vivimos en un mundo que intenta controlar todo, que no favorece, facilita, ni se pone contento cuando la gente se maravilla, pero la magia nos ayuda a recuperar la inocencia de los niños, que no están pensando si esto es verdad o es mentira, mientras se sientan a gusto con eso y puedan disfrutarlo. Yo me dedico a ayudar, a devolver un poquito de esa magia perdida, y en mis presentaciones el público se sensibiliza, porque sus sentidos se despiertan y puede percibir con más claridad y nitidez la música, los sonidos, los olores, la visión… Es una propuesta para salir del entumecimiento en el que estamos viviendo. Por supuesto que dentro de esa sensación de recuperar la maravilla, hay algo de ese quedarse obnubilado, pero no por lo que uno está viendo, sino por lo que a uno lo está desbordando, por las emociones que creían olvidadas y que resurgen. Lo otro no es la impotencia ante alguien que hace algo que vos no podés hacer, sino el vértigo que da no tener el control. Lo que yo ofrezco es redescubrir el milagro de apreciar lo cotidiano y recuperar la humildad de los seres humanos, para entender que no tenemos el control.
—Igual imagino que no ingresaste a este universo con esa perspectiva, sino que fue algo que descubriste al transitarlo…
—Exacto. Fue algo paulatino que se fue produciendo a lo largo de los 40 años que llevo desde que empecé a estudiar magia hasta hoy, en los que la vida me fue regalando bendiciones y cachetazos, y haciéndome notar que adivinarle a una persona una carta o hacer cambiar un pañuelo de color, no son todo lo que la magia tiene para ofrecer.
—¿En eso también tuvo mucho que ver René Lavand?
—Él tuvo que ver con algunas cosas. Por ejemplo, con la comprensión de la potencia que un ser humano tiene solamente con su presencia. Yo pasé mucho tiempo con él sin hablar y sin hacer, solamente estando juntos, y fueron momentos y descubrimientos muy fuertes. También me transmitió el compartir desde el silencio. Daniel Barenboim, otro de mis maestros, también habla de esto y dice que la música no está en las notas que se interpretan, sino en los silencios que habitan entre las notas. Y René decía que es importante lo que uno hace y dice, pero más importante es lo que pasa con uno cuando uno no hace ni dice nada. En esa pausa habita el misterio, pero uno tiene que darle espacio a ese silencio para que la magia y la música se puedan producir.
—Actuaste en miles de escenarios y siempre brindaste un show con muchos ingredientes, ahora lo vas a hacer por streaming, ¿cómo cambia eso?
—La diferencia entre lo presencial y lo virtual, a mi gusto tiene que ver con la energía del vínculo que se produce en ese estar alrededor de un fogón. Yo crecí viendo televisión y cine, luego descubrí y amé el teatro. A través de las pantallas pude emocionarme, maravillarme y sentirme cerca e incluido. Entonces, pese a que muchos desprecian estas plataformas digitales, yo considero que son muy valiosas, poderosas y que además en el 2020 podemos traspasar las fronteras. Fuera de lo grave que está sucediendo en todo el mundo por la pandemia, desde lo artístico y desde las herramientas expresivas y de comunicación estamos en un tiempo fabuloso porque tenemos la oportunidad de multiplicar nuestra llegada, nuestra capacidad de conmover, emocionar y compartir gracias a las herramientas que nos brinda la era digital.
—¿Qué nos podés adelantar sobre esas fechas?
—Van a ser cuatro noches mágicas, ahora están a la venta la del 7 y la del 14, pero vendrán dos más, y es importante aclarar que serán todas completamente diferentes. No se repite ni un solo efecto, ni una historia, ni la música, ni los invitados. Se van a proponer experiencias muy interactivas para que del otro lado la gente participe, ya sea con cartas, con la imaginación, con el pensamiento, con unas monedas o con un anillo. Y sobre todo, no es un show de trucos, sino una propuesta que tiene que ver más con lo vivencial. Es una experiencia teatral inmersiva que tiene que ver con recuperar esa magia de vivir. Entonces van a pasar cosas muy emocionantes en donde no se va a sentir la limitación ni la distancia.
—Vos invitás al público a vivir una experiencia, pero es necesario que la gente antes rompa ciertas normas y se habilite para que todo pueda fluir, ¿no?
—Sí, hay que dejarse, permitirse, habilitarse, sacarse la armadura, hay que frenar un minuto, respirar y enfocarse, porque estamos acostumbrados a hacer el famoso multitasking y eso dificulta el propio conocimiento. Pero si en lugar de eso, la persona se abre al encuentro y se predispone a divertirse con lo que sea que pase, todo fluye. Entonces sí, para poder disfrutar de una experiencia como esta hay que permitírselo, habilitárselo.
—Hablás de habilitar espacios y abandonar el multitasking para permitirse recuperar la magia de lo cotidiano, pero ¿no es raro hacerlo en un contexto de virtualidad y streaming?
—No, para nada, al contrario. Recuperar la magia es tener un segundo para abrir los sentidos y concentrarte en lo que sucede. Si no freno, si no me abro en mis sentidos y si no registro lo que está pasando en mi, me pierdo la oportunidad de apreciar esa magia de lo cotidiano que está en las pequeñas cosas. El streaming es tan solo una herramienta como cualquier otra, depende de cómo se la use.