Brad Pitt, de vuelta al ruedo

Tras un breve romance con la modelo alemana Nicole Poturalski, el galán de Hollywood se encuentra soltero y sin apuro.

Durante más de diez años y seis hijos en común, la pareja de Angelina Jolie y Brad Pitt llegó a su fin para dar inicio a una batalla que incluye la división de bienes y el régimen de visitas de los herederos. Es más, lejos de llegar a un consenso, la turba judicial aún perdura por estos días.

Tras protagonizar el divorcio, los famosos continuaron sus caminos por separado. En este sentido, cada uno se abocó a los compromisos laborales asumidos en relación a las producciones cinematográficas, los eventos filantrópicos y la crianza de una familia numerosa.

Hasta el presente, la diva de perfil oculto y misterioso no ha retomado las riendas de su costado sentimental o al menos no ha dejado entrever que esté conociendo a nadie. Por el contrario, en un sinfín de entrevistas ha declarado que su tiempo se divide entre el trabajo y el amor de los niños.

Por su parte, en agosto pasado, Brad Pitt decidió abrir su corazón, se planteó la posibilidad de conocer nuevos horizontes y entregarse a otras aventuras.

Como todas las historias de tórridos romances, el amor puede estar donde menos lo esperás o a la vuelta de la esquina. Sucedió que el rubio concurrió a una comida que transcurriría en Nico. Se trata de un elegante restaurante, propiedad del millonario emprendedor y filósofo Roland Mary cuyos negocios mantienen sedes en las grandes capitales del mundo con una exclusiva propuesta gastronómica.

Una vez que el intérprete se instaló en una mesa, conoció al magnate y quedó fascinado con su esposa, una modelo alemana de 27 años llamada Nicole Poturalski y madre de un hijo en común. Hasta acá parecería una escena imposible, es decir que esta conquista no tendría lugar dadas las nupcias en cuestión. Sin embargo, este matrimonio tiene una regla que consiste en mantener una pareja abierta, libertándose a conocer a terceros sin discusiones, celos ni asperezas.

Dada esta circunstancia, Brad y Nicole emprendieron un vínculo que disfrutaron puertas adentro y sin demasiada visibilidad. Sin embargo, esto no dejó de captar la atención mediática de los paparazzis ni las revistas del corazón.

Lo certero es que gracias a la imposibilidad de viajar o concurrir a actividades recreativas, la intimidad no fue vulnerada y ellos pudieron mantener cierta privacidad a pesar de la repercusión de su lazo amoroso.

Pero como no todo lo que brilla es oro, el amor duró lo necesario. Los tortolitos terminaron en un abrir y cerrar de ojos, dando cuenta de que la relación quizá no era tan seria.
Ahora, la mujer retomó su vida junto a su familia mientras que Brad, recién llegado de Europa, se instaló en su majestuosa casa ubicada en Los Ángeles. Es más, debió aislarse 14 días por el protocolo imperante pero también a pedido de su ex, Angelina Jolie, para que pueda ver a sus pequeños Maddox, Pax, Zahara, Shiloh y los gemelos Knox y Vivienne.

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