Alumnos reciclan neumáticos en asfalto para combatir la contaminación ambiental

En la Escuela Primaria Nº 3 de Leandro N. Alem degradan el caucho de las ruedas, de alta toxicidad por ser un derivado del petróleo, y lo reutilizan en la fabricación de cinta asfáltica.

Empeñados en cuidar el medio ambiente, alumnos y docentes de los tres cursos de 6º año de la Escuela Primaria Nº 3 de la localidad Juan Bautista Alberdi, partido de Leandro N. Alem, perteneciente a la  Dirección General de Cultura y Educación, se propusieron realizar un aporte que contribuyera a solucionar la problemática reciclando un producto contaminante. Es así como trabajaron sobre la degradación de neumáticos, reutilizándolos en la fabricación de cinta asfáltica, a fin de evitar los efectos tóxicos del caucho en la naturaleza.

Derretir el caucho con fuego en medio del viento o triturarlo hasta convertirlo en polvo, fueron algunos de los obstáculos  que debieron desafiar para emprender este experimento que alumnos y maestros consensuaron en llamar “La rueda del reciclaje”, y para el cual usaron desde un rallador de cocina, una máquina de rallar pan y piedritas de afilar cuchillo hasta obtener una pequeña muestra de polvo de caucho en el que habían convertido al neumático.

Pueblo chico, en Alberdi, partido de Leandro N. Alem, no hay mayores  problemas de contaminación ambiental, pero sí es una preocupación de los alumnos de la zona que ven cómo ésta problemática incide a nivel mundial y que saben que anualmente se desechan grandes toneladas de neumáticos, y que cada rueda tarde un promedio de 600 años en degradarse.

La inquietud por estos datos generó el proyecto, que prosperó con la realización de una muestra de polvo de caucho prensado en un formato de baldosa de 20 por 20 centímetros, para lo que invirtieron extensas jornadas que involucraron horas extracurriculares, y que se coronará con la próxima participación de los alumnos en la instancia nacional de la Feria de Ciencia y Tecnología que se llevará a cabo en Salta a fines de este mes, entre el 26 y el 30 de noviembre, luego de que el proyecto resultara elegido el mejor trabajo en el área de tecnología en la etapa provincial de la Feria de Ciencia realizada recientemente, organizada por la cartera educativa provincial.

De este modo, docentes y alumnos cumplieron con varios objetivos: desarrollar una solución, transformar un producto tóxico en materia prima para proyectos productivos y mejorar la calidad de vida de los ciudadanos creando prácticas ambientalistas.

En el taller de Medio Ambiente, Teresa Rojas, docente de prácticas del lenguaje; Alicia Rodríguez, de matemáticas; y Marcela Alunda, de ciencias sociales y naturales, abordaron la problemática ambiental partiendo de la teoría hacia la práctica, investigando primero las características del material y sus efectos contaminantes a fin de experimentar luego en contrarrestarlos, degradando dicho elemento y reciclándolo.

“Los alumnos comenzaron entonces las frecuentes visitas a la Sala de Informática y a la de Biblioteca, y desde ese principio teórico, establecieron en primer lugar qué elementos de toda la basura que se tira diariamente son posibles reciclar y cuáles no. Luego detallaron cuáles ya se estaban reutilizando y cuáles no, o al menos no demasiado”, explica Teresa Rojas, docente de prácticas del lenguaje, y una de las maestras que guió a los alumnos en esta iniciativa.

Así descubrieron que el neumático se usa ya en algunos lugares, como en nuestro país, para hacer alfombras, muros y construcción de pista deportiva, por lo que se plantearon algo distinto: incorporarlo a la capa asfáltica. Una idea que cuenta con  antecedentes en España, donde hay tramos de rutas de 20 kilómetros, aunque no supera esas longitudes porque si bien no es costoso  llevarlo a la práctica lo difícil es moler, triturar, picar el caucho, porque a nosotros lo que más nos complicó la experiencia fue eso.

Pasaron entonces de la parte teórica a la práctica y en un espacio abierto de la escuela, muñidos de guantes y barbijos, operaron con este elemento difícil de manipular dada su toxicidad, propia de un derivado del petróleo. Ayudados por un empleado de mantenimiento, usaron un mechero precario, con el que debieron enfrentar los vientos del invierno, colocando unas chapas para evitar que se les apagara la llama.

Pero el fuego no era lo óptimo para tal degradación ya que al derretirlo emana gran cantidad de gases tóxicos, así es que recurrieron a otra metodología: la trituración del caucho. Eso les demandó una nueva investigación sobre cómo molerlo, picarlo, dado que en Argentina no hay máquinas para ese fin. Por eso, primero debieron analizar los componentes del neumático. Los chicos fueron juntando neumáticos en desuso de sus propias casas o de lugares donde están tirados, acumulados en el basural o en casas donde los usan como macetas para los jardines.

“Cuando empezamos a abrir los neumáticos hallamos que tienen bandas de alambre muy difíciles de cortar. Primero se cortaron en trozos más grandes, después más pequeños y lo fuimos moliendo cada vez más chiquito hasta que surgió la idea de rallarlo. Se complicaba, primero usamos piedritas de afilar cuchillos, pero se empastan, por lo que era muy poquita la cantidad que obteníamos y eso que trabajábamos tres cursos en esto”, cuenta  María Azul Sánchez, alumna de 6º año del establecimiento. 

Antes de lograr la muestra de polvo de caucho para fabricar cinta asfáltica, los alumnos atravesaron varios procesos. “No se podíamos derretir, no se podía trozar, terminaron convirtiendo el neumático en polvo. Se hizo la mezcla asfáltica acorde a la capacitación que brindaron desde una empresa de construcción de asfalto de la zona”, agregó la directora de la escuela, Silvia Galván, que siguió atentamente  cada uno de los pasos del experimento.
 
“El mecanismo de hacerlo tan chiquitito se llama micronización del caucho. Nosotros no teníamos elementos para realizar esa micronización, es todo rudimentario, casero, así que intentamos con los ralladores y obtuvimos una muestra a partir de ese caucho convertido en polvo y nos quedó muy bien, ni se nota que está incorporado. No emanó gases tóxicos porque retiramos la mezcla del fuego en el momento de incorporarlo y  al estar súper molido no se nota que está incorporado. Repetimos la experiencia varias veces y fuimos corrigiendo y perfeccionando los detalles por recomendación de los evaluadores. Finalmente, al presentar la muestra en la Feria Provincial de Ciencia y Tecnología realizada en Miramar, ganamos una primera mención especial por el trabajo en tecnología, y como mejor trabajo en el área de tecnología de la Feria”, remató Eugenio Sosa, también alumno de la EP Nº 3 de Leandro N. Alem, y uno de los encargados de exponer la experiencia ante pares, docentes y jurado.