Aunque no los veamos, están: los árboles emblemáticos que custodian la ciudad

Un especialista de la vida verde de La Plata explicó cómo se pensó el arbolado y qué especies le dan identidad a la capital provincial.

Guardianes silenciosos de las cuadras de La Plata, los árboles que hoy dan sombra a las veredas de la ciudad son parte de un proyecto que se remonta a los tiempos de la fundación.
Como se sabe, las plantas son responsables de capturar el dióxido de carbono y renovar el oxígeno, pero también son oasis frescos bajo los cuales se puede descansar en los días de calor agobiante como los que se viven.

Jorge Marquina es ingeniero forestal y profesor de la Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales. Según él “cuando se decidió la plantación inicial de árboles de vereda en La Plata había criterios muy europeos. Si uno camina por Madrid, París o Roma no se sorprende con los árboles que encuentra, lo percibimos como familiares porque estamos acostumbrados a esas especies”.

—La Plata se inspiró en Europa.
—Claro. Y esto no es una crítica, sino que es el concepto y la formación de la gente que decidió en ese momento. Quien plantó no podía imaginar que iba a haber cables de televisión, luz y teléfono o cañerías de gas y agua. Creo que si debiéramos hacerlo hoy, la decisión sería otra. Tomar la misma decisión que se tomó hace más de 100 años hoy sería un error. En ese momento no lo era.

—¿Qué aspectos debieron tenerse en cuenta?
—Cuando se elige una especie hay que pensar en las características de la misma, pero también en el entorno. Es decir, pensar qué tipo de veredas hay, qué tipo de construcciones, qué tipo de iluminación y cableado, qué tipos de cañería. Incluso qué tipos de vehículos circulan; 150 años después esto cambió radicalmente.

—Las especies, sin embargo, prendieron más allá de que las condiciones no son las mismas que en Europa…
—Sí, pero fijate que el tilo o linden que fue traído de Alemania, allá vive 200 años como nada y acá no. Tuve la suerte de caminar por ciertas capitales europeas y me sorprendió el buen estado sanitario de las mismas especies que acá son afectadas por enfermedades. Cuando se traen especies de otro ambiente deben chequearse condiciones de suelo, ambientales, temperaturas, precipitaciones y en su momento esto no se hizo. He oído decir que el jacarandá es un árbol nativo y no lo es; nativo es que haya crecido espontáneamente y no fue así. Tampoco lo son los lapachos ni los chivatos. Muchas veces no se adaptan correctamente, es decir, no pueden crecer y subsistir sin ser sometidos a grandes estreses que después terminan transformándose en enfermedades.

—¿Cuáles son los árboles emblemáticos de la
ciudad?
—Más que especies emblemáticas prefiero hablar de alineaciones emblemáticas: alineaciones de veredas de tilos en avenida 7, de plátanos en 1, de naranjos en calles como 6, 47 y 12; también de árboles del cielo sobre calle 55. Se trata de alineaciones que estaban originalmente en las primeras plantaciones.

—¿Qué importancia tiene el Paseo del Bosque para la vida en La Plata?
—La importancia del Bosque para la ciudad no pasa por la producción de oxígeno: en el desierto se respira bárbaro y no hay árboles. El Bosque tiene un valor enorme relacionado a la calidad de vida. Es irreemplazable en ese sentido, como también son irreemplazables las plazas de La Plata. ¿Qué hago cuando estoy loco? Me voy a la plaza, a un lugar verde. El Bosque está mucho más ligado a nuestra calidad de vida como platenses de lo que imaginamos. Tener esa escapatoria a serenarse, a charlar, a tomar mate. Ir al Bosque te carga de energía. Buenos espacios verdes están asociados a buena calidad de vida.

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