Breve diccionario básico de vulcanología

Estos son los conceptos más relevantes para comprender qué está ocurriendo en La Palma

Desde que se produjo la erupción del volcán Cumbre Vieja en la zona Cabeza de Vaca, en La Palma, comenzaron a circular masivamente ciertas palabras de la jerga de los vulcanólogos. Algunas son fáciles de reconocer, como ceniza o lava, pero otras quedan por fuera del conocimiento público. “Colada”, por ejemplo, es el manto de lava que brota del volcán y, como los ríos, fluye tierra abajo buscando su llegada al mar.

“Piroclastos”, por otro lado, son los materiales sólidos que una erupción arroja al aire, desde las cenizas hasta las bombas, pasando por el lapilli (pequeños fragmentos de lava). Asimismo, se llama “caldera” a una gran depresión de origen volcánico. Frente a la imagen convencional de los volcanes cónicos, aquí se trata de un cráter de grandes dimensiones (algunos tienen un diámetro de más de 50 kilómetros, como La Pacana, en Chile).

Existen, además, distintos tipos de erupciones. Una de ellas es la estromboliana, que debe su nombre al volcán italiano Stromboli. Otra de las más habituales es la hawaiana, relativamente poco conflictiva y protagonizada por grandes cantidades de lava muy fluida que muere en el mar. Otro tipo es el vesubiano, que debe su nombre al volcán homónimo; es de las más explosivas por la acumulación de grandes cantidades de gases.

La krakatoana, por el Krakatoa, se reserva para las erupciones con grado de cataclismo. La pliniana es una erupción explosiva que arroja gran cantidad de material. Están entre las más fuertes y deben su nombre a Plinio el Viejo, escritor y militar romano del siglo I, que murió por una de ellas. La erupción peleana, con lavas viscosas de lento desplazamiento, es, junto a la estromboliana, la que mejor se adapta a lo que está sucediendo en La Palma.

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