El comerciante más longevo de La Plata: a sus 89 años, sigue peinando a la ciudad

Se llama Rubén Camelino y es el dueño de una casa en la que se fabrican pelucas, se compra pelo y se hacen extensiones en dos horas. En tiempos de negocios cerrados, el hombre desafía al coronavirus porque la atención al cliente es parte de su vida

Si me sacan el negocio, me sacan una parte de mi vida…”. Así comienza hablando Rubén Camelino, el comerciante más longevo de La Plata, quien a los 89 años sigue abriendo y cerrando la persiana de su negocio sobre la avenida 7, a dos cuadras de Plaza Italia, todos los días.

Este hombre que, al igual que otros comerciantes minoristas, tiene que pagar el alquiler y los impuestos, no dejó de atender en la cuarentena. Desafió las multas y las posibles sanciones, porque entiende que la atención al cliente es una parte de su vida, en los casi noventa otoños que tiene recorridos. Vende pelucas, hace extensiones y compra pelo. Paga entre 6.000 y 20.000 pesos, según calidad y el largo. En contacto con el diario Hoy, el “señor de las pelucas” no dudó en afirmar: “No hay comerciante más antiguo que yo en la ciudad”.

—¿Usted nunca cerró desde el primer día?
—No, seguí trabajando. Solo cierro los domingos.

—¿El hecho de que la gente no esté circulando afectó sensiblemente al comercio?
—Me afectó en un 95%. Lo que pasa es que la ciudad de La Plata es el centro oncológico más grande que tiene el país. Acá en la cuadra tengo un promedio de tres mil personas por día, que vienen a los centros.

—¿Los clientes son todos de La Plata?
—No, aquí vienen a comprar las pelucas de todo el país. Yo he mandado pelucas a Copenhague (Dinamarca). He tenido negocio en Lavalle, en Buenos Aires, o sea que compro pelo hace muchos años.

—¿Cuánto vale una peluca?
—En promedio, $7.500, si son de kanekalon. En cambio, si la peluca es de pelo natural puede costar $35.000 o $40.000 como mínimo.

—¿Se consigue fácil el pelo natural?
—Se trabaja con las peluquerías y hay gente que viene a vender el pelo, yo compro hace muchos años.

—¿Cuánto paga más o menos el pelo?
—Depende del estado. El pelo es hueco, tiene escamas como el pescado. Sesenta años atrás, yo peinaba cuarenta cabezas al día, cuando la mujer se arreglaba, ahora sale con el pelo verde, amarillo, colorado. Cambió mucho, La Plata era la ciudad donde la mujer era la más elegante del país, cómo vestía. Iban a los Ministerios y parecía que iban a una fiesta. Hay que adecuarse a los tiempos porque todo cambia.

—En sus casi 90 años y más de 70 como comerciante, ¿se vio algo así en La Plata con el comercio minorista?
—Nunca he visto nada igual. Además de este negocio, tuve otros en Buenos Aires y hasta uno en Chile. Pero esto de la cuarentena, nunca visto.