El cuerpo a los 40 años
A medida que avanzan los años, los cuerpos comienzan a sufrir cambios físicos. Sin embargo, al pasar las cuatro décadas se puede lucir espléndidamente
Muchas mujeres y hombres muestran una destacada belleza después de cumplir los 40. Pero ¿realmente todas las personas podemos “mantenernos” tan bien?
Inevitablemente nuestro cuerpo sufre muchos cambios a medida que pasa el tiempo. Una parte natural del proceso de envejecimiento es la disminución en la cantidad de tejido muscular y óseo, y el aumento de las cantidades de grasa corporal debido a un menor metabolismo y menor actividad física. Sin embargo, todavía se puede tener un cuerpo tonificado pasando las cuatro décadas
En diálogo con Hoy, la nutricionista Ailen Dietrich, integrante del CENARD (Centro de Deportes Nacional de Altos Rendimientos), explicó que uno de los cambios del cuerpo a los 40 “es la disminución progresiva de la masa muscular, además de la fuerza y la calidad que pueden alcanzar los músculos”. Es por esto que la primera recomendación de la especialista tiene que ver con la visita al médico para controlar la cantidad de masa muscular, entre otros datos de rutina. Fisiológicamente, después de esta edad se comienza a perder cerca de un 8% de la masa muscular por década.
Asimismo, recalcó la importancia de combinar el ejercicio cardiovascular con el entrenamiento de resistencia, con el fin de ver cambios en el cuerpo. No obstante, aclaró que una actividad física permanente es de gran ayuda, aunque los cambios son inevitables, ya que forman parte de la naturaleza y el desarrollo natural del organismo.
Es aquí donde las proteínas comienzan a ser fundamentales para no perder músculo. Éstas pueden obtenerse a través de las comidas con las que nos alimentamos a diario, sobre todo en las carnes. Sin embargo, también se logra con las legumbres, que deben ser mezcladas con algún carbohidrato como arroz o fideos: es ideal comerlas de dos a tres veces por semana en reemplazo de la carne. A su vez, la especialista aconsejó descansar las horas necesarias, “entre seis y ocho horas diarias”.
