Emotivo reconocimiento a una profesora de Matemática en la UNLP

La Facultad de Ingeniería de la UNLP homenajeó a Liliana Carboni, la destacada docente de la institución, quien falleció el pasado 10 de marzo

La Facultad de Ingeniería de la UNLP homenajeó a una destacada docente de la institución, quien falleció el pasado 10 de marzo. Fue en el marco de la celebración por el Día Internacional de la Mujer, organizada por la Municipalidad de La Plata, donde fueron distinguidas 60 personalidades de diversos ámbitos de nuestra ciudad

“Enseñar Matemática en las universidades no es una tarea fácil. Hacerlo y quedar en la memoria de quienes aprenden, mucho menos”. Con este mensaje, la comunidad de la Facultad de Ingeniería de la UNLP recordó este jueves, 15 de marzo, a la Lic. en Matemática Liliana María Amelia Carboni. Fue en el marco de la celebración por el Día Internacional de la Mujer, organizada por la Municipalidad de La Plata, donde fueron distinguidas 60 personalidades de diversos ámbitos de nuestra ciudad. El acto tuvo lugar en el Centro Cultural Islas Malvinas.

La distinción post mortem a la querida profesora, quien falleció el pasado 10 de marzo, fue propuesta por la unidad académica en 2017. Entre los fundamentos para la postulación se remarca que: “La Lic. Carboni fue un pilar fundamental en la formación de ingenieros durante 40 años. Se desempeñó como docente (desde Ayudante Alumna a Profesora Titular), posteriormente como Directora del Departamento de Ciencias Básicas y, en los últimos años, como Profesora Consulta. Además fue discípula del Dr. Germán Fernández, quien fue el impulsor de la creación del Departamento de Fisicomatemáticas en esta unidad académica”.

Además se destaca que “Todos los que la conocieron resaltan la pasión, el amor, y el compromiso con el que realizó la ardua tarea de enseñar la temida Matemática a los aspirantes a ingenieros, llevando adelante diferentes alternativas para lograr los mejores resultados en la inserción de los alumnos en la Facultad”.

En el plano familiar, Liliana estaba casada con Carlos Ordaz, con quien tuvo tres hijos: Manuel, María y Sebastián.

Durante la ceremonia, el decano Marcos Actis hizo entrega del diploma a los familiares de la homenajeada, donde se le reconoce su “trabajo y compromiso con el bien común”. Estuvieron presentes, además, docentes, no docentes y ex alumnos de la Facultad.

Cabe mencionar que la Municipalidad reconoció la labor de mujeres destacadas en las ciencias, las artes, el deporte, la política, la religión, la acción social, y en la lucha contra la violencia hacia las mujeres y contra todo tipo de discriminación.

“YO TE ADOPTÉ COMO MI SEGUNDA MAMÁ”

Por Marcos Actis (decano de Ingeniería)

Te conocí en los ‘80, saliendo de cursar cuando iba caminando por un pasillo y de repente vi una muchedumbre de alumnos que rodeaban a alguien con una cabellera rubia, al estilo Doris Day y lo único que se sentía eran sus retos. El motivo era que te estaban pidiendo la quinta fecha de Matemáticas Especiales. Yo pensé “por como los está retando no les va a dar otra fecha”. Me equivoqué, se las otorgaste, pero se tuvieron que comer los consejos y un buen reto.

Los caminos de la Facultad hicieron que te volviera a encontrar en la Comisión de Enseñanza, allá en los ‘90 y, a partir de ahí, marcaste mi vida académica dentro de la institución. También en el 2000, gestionando juntos hasta que decidiste retirarte en el 2011. Entonces me enojé, porque fui muy egoísta, porque te necesitaba. Y vos necesitabas disfrutar de tu merecido descanso y tus nietos, después de tantos años dedicados totalmente a la Facultad, tu querida Facultad de Ingeniería.

No fuiste docente mía en las aulas, lo fuiste fuera de ellas, me enseñaste todo sobre las ciencias básicas y su importancia dentro de las ingenierías, a comprenderlas, a quererlas, a preocuparme y hacer que dejen de ser algo secundario para tener el mismo rol que cualquier otro Departamento de la Facultad. Me diste todo tu amor, me adoptaste como hijo mayor, me cuidaste con tus consejos, me retaste muchas veces, pero era tu forma de trasmitirme tu cariño y tus consejos.

Yo te adopté como mi segunda mamá, tal vez por haber perdido la mía muy joven, pero más que todo fue por tu cariño y el amor que me diste.

En definitiva, me enseñaste a querer a nuestra Facultad, a pensar en nuestros “chiquilines”, a querer lo que hacemos con vos. Sucedió y reafirmo lo que siempre digo: los grandes docentes no sólo enseñan en el aula, sino también fuera de ellas. Gracias, Liliana, porque vos lo hiciste conmigo fuera de las aulas.

Voy a extrañar tus llamados, será un vacío muy difícil de sobreponer, pero sobre todo ya no tendré los consejos de mi madre adoptiva para ser una mejor persona. Gracias por todo y sé que seguirás aconsejándome como lo hace mi madre y espero que se puedan encontrar en el cielo.

Gracias por todo, infinitas gracias, por todo lo que me diste Lili.