cultura

Entrevista a Roberto “Tito” Cossa

Es uno de los mayores dramaturgos argentinos, autor de clásicos como La Nona y Yepeto, además de ser uno de los fundadores de Teatro Abierto.

Tiene 88 años, pero sigue radiante de humor y lucidez. Es un prócer del teatro argentino, de su pluma nacieron una treintena de obras que llevaron a nuestra dramaturgia a alturas inéditas. A la par, mantiene vivo su interés por la realidad política, fruto de esa vieja afición por el periodismo que ejerce desde los 20 años. ­Conversamos largamente con Roberto “Tito” Cossa sobre sus andanzas teatrales, su ­amistad con uno de los personajes de la película Argentina, 1985 y sobre la situación de nuestro país.

—Tu obra más reciente es Solo queda rezar, escrita en colaboración con tu hijo. ¿Cómo fue esa experiencia?

—Fue muy buena, porque él tiene un gran oficio, entonces nos entendíamos muy bien. En el teatro muchas obras son fruto de la colaboración. Cuando yo empecé la obra y me di cuenta de que no podía seguir porque dependía de un tema que él conoce, ahí surgió. Le dije: “Mirá, estoy parado acá. Seguilo vos”. Íbamos juntándonos dos veces por semana. Lo malo de esta obra es que nos agarró la pandemia. La estrenamos 15 días antes de que empezara el encierro.

—Vos tenés experiencia de escribir obras en colaboración. A principios de los 70 ­escribiste El avión negro, con Carlos ­Somigliana, Ricardo Talesnik y Germán Rozenmacher...

—Sí, claro. Desde ahí viene. Como te digo, es muy común. Hay muchas obras escritas así. Desde los Discépolos, que tienen obras escritas en conjunto.

—Esa obra aludía al avión que iba a traer a Perón desde su exilio. ¿Ahora hay algún avión negro en el cielo político de la Argentina? ¿Algún equivalente a ese avión negro que el pueblo esté esperando?

—No, no hay. Cristina sería un poco un ejemplo. Pero no es el caso, no es esa especie de personalidad que te puede salvar y recuperar el país. No hay avión negro porque no hay épica peronista. Se terminó la épica peronista. Entre los Kirchner avanzaron con los derechos humanos, pero se fue perdiendo el vínculo con los pobres, con la gente que votaba a Perón con los ojos cerrados. Eso se acabó. Y este gobierno terminó de ponerlo en una situación neoliberal. Un gobierno sin empuje para los cambios que el país necesita. Ya no hay avión negro.

—¿Cuáles son las cosas que más te preocupan de estos tiempos?

—La política me tiene muy mal. El avance fascista no lo esperaba. No creí que hoy por hoy podía avanzar el fascismo. Eso es terrible. Un tipo como Milei que tenga un 12 o 20%, según afirman los encuestadores, es grave. Si el peronismo pierde las elecciones en octubre, es un desastre.

—Uno de los coautores de El avión negro fue Carlos Somigliana, un gran compañero tuyo en muchas andanzas. Alguien que inesperadamente volvió a nombrarse mucho a propósito de la película Argentina, 1985...

—Claro, porque él estuvo colaborando con Strassera en el juicio. Él trabajaba en Tribunales, de ahí la colaboración. Era secretario de un juzgado. Sobre todo entró por el lado del hijo, porque Marcos Somigliana, un muchacho que es antropólogo forense, también estuvo en el juicio junto a Carlos.

—Vos ya eras amigo de Somigliana cuando integraba el grupo de Strassera...

—Yo era íntimo amigo. Él me permitió asistir a una de las reuniones del tribunal el día que declaraba Jacobo Timerman. Estaba muy al tanto. Fue un tiempo especial.

—¿Te gustó la película?

—Sí. Lo malo que tengo es que no veo bien, pero la escuché. Me pareció importante. Yo no sé si le faltaron cosas, pero la repercusión nacional e internacional que tiene está bárbaro. Es una película impecable.

—Sacude la modorra y el peligro de la amnesia que tantas veces se cierne sobre la sociedad argentina...

—Totalmente, sobre la sociedad en general diría, que tiende a olvidar para vivir tranquila: “No me jodas más con eso, yo nací en democracia”. Esta película reflota y pone el foco en el recuerdo de lo que fue un fenómeno único: juzgar a los comandantes. Más allá de que no hubo justicia total, meter a los tres comandantes de la primera Junta y aplicarles cadena perpetua fue importante. Hay que pensar lo que eran los militares antes del golpe y de Malvinas.

Incursiones cinematográficas

Además de hacer obras de teatro con Carlos Somigliana, otro autor emblemático de la década del 60, Roberto “Tito” Cossa también realizó junto a él algunos guiones cinematográficos. Al respecto, el dramaturgo dijo: “Sí, claro, El arreglo, que fue una película que hizo Fernando Ayala, la historia la trajo Somigliana. La historia de un barrio donde pusieron el agua en la mitad de una cuadra, entonces había agua para una vereda y no para la otra.

—¿Te preocupa la idea de la muerte?

—Uno sabe desde muy temprano que hay un día que se termina. Más que la muerte, me preocupa el recorrido de la vida. Ahora tengo mucho tiempo sin hacer nada: leer me cuesta un poco (tengo una tablet que me ayuda a leer), escucho radio. Pero más que eso es el recorrido del pasado: los arrepentimientos, por qué las cosas no fueron de otra manera. En fin, es más eso, porque lo otro ya se sabe. Ya estoy resignado. Ya pagué el último peaje, tengo 88 años, y veremos hasta cuándo sigue la ruta.

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