Fanny Edelman, un ejemplo de pasión militante

Durante casi un siglo de vida puso el cuerpo por sus ideas de un mundo con menos injusticia social, levantando las banderas de Eva Perón y combatiendo en la Guerra Civil española.

El 21 de diciembre de 1925 se estrenó El acorazado Potemkin, quizás la película más recordada de Sergei Eisenstein; un canto a la rebelión y a los ideales que emergieron a partir de la Revolución rusa de 1917 y que se proyectaban por primera vez a escala planetaria. Al salir del cine, Fanny Edelman había quedado fuertemente impactada. Su padre era rumano y su madre rusa, y ambos habían huido de los pogroms zaristas. Ellos no eran políticos, sino librepensadores, más bien anarquistas. Desde su crianza más temprana, su familia le dio una gran libertad, y esa confianza marcaría su vida.

Fanny nació en 1911 en San Francisco, provincia de Córdoba, y se integró a la militancia muy joven. Ella quería estudiar Medicina, aunque en esos tiempos los varones eran los únicos que podían acceder a las universidades y las mujeres permanecían en un segundo plano. Entonces se inscribió en el Conservatorio Nacional para empezar a componer, pero rápidamente todo se truncó. Una vez radicada en Buenos Aires, su familia vivió un tiempo de gran precariedad económica. Fanny empezó a allanar su camino vinculándose con un pintoresco grupo de artistas y escritores, y a través de ellos conocería a su compañero, Bernardo Edelman, connotado miembro del Partido Socialista.

Bajo el influjo de Bernardo, comenzó una activa militancia. Fue miembro del Comité Central del Partido Comunista Argentino y secretaria de la Federación Democrática Internacional de Mujeres, entre otras actividades. En aquellos años juveniles conoció a la inolvidable Tina Modotti, una fotógrafa italiana que vivía en México, posaba para Diego Rivera y a quien, muchos años después, Pablo Neruda dedicaría su poema “Tina Modotti ha muerto”: “Son los tuyos, hermana: los que hoy dicen tu nombre, / los que de todas partes del agua, de la tierra, / con tu nombre otros nombres callamos y decimos, / porque el fuego no muere”.

La figura de Eva Perón tendría una extraordinaria influencia en su vida: su condición de clase, el odio a la oligarquía y el hecho de que su familia sufriera tantas humillaciones marcó su vida y su acción: “Ella creó la rama femenina del peronismo, y aunque todo tenía un tono autoritario, se realizaron trabajos sobre reivindicaciones concretas, vivienda, salario, protección a la infancia, lo que produjo un movimiento nacional muy significativo. La virtud de Evita fue trabajar sobre la falta de conciencia política de una gran masa humana que ingresó por primera vez al trabajo”.

El 17 de julio de 1936 el general Francisco Franco se sublevó contra el gobierno republicano elegido democráticamente, dando inicio a la Guerra Civil española. Se ­produjo una enorme movilización de solidaridad en nuestro país. Un día Bernardo llegó con la noticia de que un grupo de compañeros pensaba alistarse en las Brigadas Internacionales para ir a combatir a España, y Fanny decidió acompañarlo. Varios amigos los ayudaron con el pasaje y viajaron en tercera clase del barco Olimper, en 1937, junto a un grupo de españoles e italianos. Una vez llegada a España, donde vivió durante dos años, contempló azorada aquel pueblo que, con o sin armas, descalzo o con alpargatas, sin alimento muchas veces, estaba allí resistiendo, defendiendo a su patria invadida.

Un legado imprescindible

El triunfo de la Revolución Cubana la halló festejando Año Nuevo en la casa de Eduardo Alemán, el célebre ministro demoprogresista, y allí estaba también el poeta cubano Nicolás Guillén: “Estábamos escuchando la radio y, cuando suenan las doce campanadas, el locutor anuncia que ha triunfado la Revolución justo cuando empieza el año nuevo. Se imaginan ese momento con Guillén allí. Lágrimas e incredulidad: había caído el dictador Fulgencio Batista y otra historia increíble comenzaba”.

En un reportaje hecho por Stella Calloni, explicó que la nueva resistencia latinoamericana debía tener a las mujeres como grandes protagonistas. El 1° de noviembre de 2011, a solo cuatro meses de cumplir 101 años, Fanny Edelman murió en la ciudad de Buenos Aires, dejando un legado de lucha, honestidad y coherencia revolucionaria.

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