Hallan en Australia la evidencia más antigua de vida terrestre

Investigadores creen que el descubrimiento amplía los registros de actividad orgánica sobre tierra firme en 600 millones de años

Un grupo de científicos halló la evidencia más antigua de vida terrestre. El descubrimiento se dio tras estudios realizados en depósitos de aguas termales de Pilbara, en el noroeste de Australia. Se trata de vestigios microbiales que tienen unos 3.480 millones de años de antigüedad, según informaron ayer desde el equipo de investigadores de la Universidad de Nueva Gales del Sur (UNSW).

“Hemos ampliado el registro de la vida en la parte terrestre del globo en unos 600 millones de años”, sostuvo, por su parte, la responsable del equipo de expertos que realizó la investigación, Tara Djokic.

La principal prueba del estudio, publicado en la revista Nature Communication, son los “estromatolitos”, unos microorganismos que forman una especie de estructura de capas rocosas que la investigación localizó en los depósitos de las aguas termales de la formación Dresser, en la remota zona de Pilbara.

Si bien los “estromatolitos” se conocían desde finales de 1970, se pensaba que formaban parte de un ambiente marino con bajo nivel de aguas, hasta que estudios posteriores los asociaron a las superficies volcánicas.

Fue finalmente con el reciente avance de Djokic y su equipo que se determinó que estos microbios antiguos también formaban parte de depósitos de aguas termales formados en tierra, conclusión a la que se llegó tras detectar en ellos la presencia de “geiserita”, un depósito mineral con una textura porosa o vesicular que posee pequeñas cavidades.

El descubrimiento sitúa en un estadio mucho más temprano la presencia de vida microbial en tierra firme, cuya prueba más antigua hasta ahora había sido encontrada en unos depósitos sudafricanos ricos en materia orgánica de entre 2.700 y 2.900 millones de años.

En cambio, la antigüedad de estas pruebas es solo superada por la de restos de actividad microbiana detectados en antiguas “fumarolas hidrotermales” en el este de Canadá, formadas hace unos 3.770 millones de años, y unas estructuras geológicas en mares poco profundos de Groenlandia ocasionadas por colonias de microbios (“estromatolitos”) hace unos 3.700 millones de años. Pero en ambos casos se trata, no obstante, de vestigios localizados en fondos marinos.

“El principal punto es que se creía que la vida se originó en los océanos y se trasladó a la parte terrestre mucho después, pero vemos que la vida en esta parte de la tierra comenzó muy temprano de acuerdo a los registros geológicos”, enfatizó la joven investigadora Tara Djokic.

Finalmente, la científica australiana admitió que cree que su estudio “inclina la balanza” en favor del naturalista inglés Charles Darwin, quien sostenía que la vida habría comenzado en “un pequeño charco de agua templada”.

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