¿Hay que seguir vacunándose contra el coronavirus?
De acuerdo a las últimas comunicaciones, para los mayores se recomienda aplicar un refuerzo a los cuatro meses.
Las noticias de los contagios de coronavirus en el país fueron tomando un contundente segundo plano durante el verano. Esto tiene varias explicaciones, pero se debe, sobre todo, a que producto de la amplia campaña de vacunación, los datos de nuevos casos bajaron de manera contundente en comparación a años anteriores.
En el último boletín epidemiológico el Ministerio de Salud informó 809 nuevos casos confirmados de SARS-CoV 2, nueve muertes y un cinco por ciento de positividad en los testeos realizados en Unidades de Monitoreo Ambulatorio.
En este contexto siguen funcionando los centros de vacunación, donde ahora, además de la vacuna bivalente —es decir, aquella que protege contra la variante original, detectada en Wuhan, China, y la mutación denominada Ómicron— se da la antigripal.
Pero, ¿hace falta que chicos y adultos se sigan vacunando? Según la última comunicación oficial del Gobierno, de octubre pasado, sí. Ya que se indicó que lo óptimo es aplicar a los adultos un tercer refuerzo, quinta dosis, a los cuatro meses.
Sin embargo, en el comunicado no se hizo referencia a lo que sería la posibilidad de aplicar un cuarto refuerzo, o sexta dosis. En este contexto, desde Salud informaron que en las próximas semanas se reunirá el Consejo Federal de Salud (COFESA) para evaluar los próximos pasos.
En cuanto a los menores, en Argentina está habilitado para los niños de seis meses a dos años un esquema de tres dosis, dos iniciales y un refuerzo. Entre los tres y los 17, cuatro dosis, dos del inicial y dos de refuerzo.
En la reunión, el Cofesa deberá contrastar la actual recomendación con la emitida por en marzo por la OMS, que señaló que es recomendable aplicar a las poblaciones de alto riesgo una dosis adicional recién 12 meses después de su último refuerzo.
Entre los especialistas, las recomendaciones varían, pero hay algunas coincidencias. Entre ellas, surge la idea de que la vacunación contra el covid-19 puede comenzar a espaciarse más. Además, que la misma puede comenzar a estar sujeta a la situación epidemiológica de cada momento y país.