La “conciencia cuántica” avanza entre los científicos

Según la hipótesis, una serie de efectos cuánticos en nuestro cerebro podría explicar la conciencia humana, es decir, la capacidad de reconocernos como parte de la realidad que nos rodea.

Aunque se trata de una teoría controvertida, cada vez tiene más peso en la comunidad científica. Se trata de la idea de que una serie de efectos cuánticos en nuestro cerebro podría ­explicar ni más ni menos que la conciencia humana. Es decir, la capacidad de reconocernos a nosotros mismos como parte de la realidad que nos rodea. Ahora, a partir del estudio científico de un equipo dirigido por Jack Tuszynski, de la Universidad de Alberta (Canadá), la hipótesis acaba de superar una prueba decisiva.

Los experimentos llevados a cabo demostraron que los fármacos anestésicos realmente reducen el tiempo durante el que ciertas diminutas estructuras de las células cerebrales son capaces de soportar los supuestos efectos cuánticos. Debido a que la anestesia puede “apagar” y “encender” nuestra conciencia, los hallazgos podrían indicar que estas estructuras, conocidas como microtúbulos, están íntimamente ligadas a nuestra experiencia consciente.

Según la mecánica cuántica, un sistema puede existir en múltiples estados al mismo tiempo hasta que el acto de observación obliga al sistema a definirse por una realidad concreta. La llamada “teoría de la reducción orquestada objetiva” (Orch OR en inglés) afirma que la delicada superposición cuántica de las partículas de nuestro cerebro se descompone en los microtúbulos, lo que da como resultado la conciencia. Aquella teoría fue propuesta por el físico Roger Penrose y el anestesiólogo Stuart Hameroff (ambos participaron en este estudio), pero fue descartada por la comunidad científica debido a la falta de evidencia experimental.

Los microtúbulos son pequeños tubos huecos formados por la proteína tubulina. Tuszynski y sus colegas expusieron microtúbulos y tubulina a la luz azul y observaron cómo la luz quedaba atrapada en una trampa de energía dentro de las moléculas durante varios minutos antes de volver a emitirse en un proceso llamado luminiscencia retardada. Las unidades de tubulina tardaron cientos de milisegundos y los microtúbulos completos tardaron más de un segundo. Esto es comparable al tiempo que le toma al cerebro humano procesar la información, lo que sugiere que cualquier cosa que cause la luminiscencia retrasada también podría usarse para explicar las funciones básicas del cerebro.

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