Las consecuencias de la política del hijo único en China

Pese al abandono de esta medida, el número de nacimientos cayó en 2017. El país se enfrenta a una población con muy pocos jóvenes para impulsar su economía

En octubre de 2015, China abandonó definitivamente la famosa política del hijo único, manteniendo sin embargo, un límite de dos hijos por pareja. Durante algunos meses, especialistas del país asiático previeron un “baby boom” y pensaron que con la nueva norma la población aumentaría en al menos 20 millones. 

Sin embargo, el número de nacimientos cayó en 2017 en China (sólo se produjeron 17.2 millones) y el país ahora enfrenta una de las peores consecuencias: la perspectiva sombría de tener muy pocos jóvenes para impulsar  y mejorar su economía o apoyar al elevado número de ancianos. 

Lo peor de todo es que se estima que la tasa de natalidad en esta sociedad descenderá drásticamente en los próximos años e incluso, de acuerdo a las proyecciones del país asiático, el número de recién nacidos disminuirá a 16 millones después del 2020. 

Según sus cifras, China alcanzará su mayor nivel de población en 2029 con 1.450 millones de habitantes, mientras que si hubiera mantenido la política del hijo único hubiera llegado a su récord en 2023 con 1.400 millones. 

La población está envejeciendo a un ritmo más rápido del esperado lo que, consecuentemente, conlleva a la  escasez de trabajadores, estudiantes y bebés. 

Esta es una realidad que puede afectar al crecimiento económico y que obligará inevitablemente a tomar medidas al Gobierno chino. En este país aún no se ha establecido un sistema sólido de Seguridad Social. El apoyo que tradicionalmente prestaban las familias a los más viejos se ve en peligro por la reducción del número de hijos y del núcleo familiar, y hay una migración masiva de gente joven de las áreas rurales a las urbanas

Actualmente, con 158 millones de personas mayores de 65 años, China tiene la población envejecida más grande del mundo. Y debido a los estragos de la política del hijo único, está mal preparada para una sociedad que envejece. Claramente 40 años de propaganda anti-natal y anti-infantil han dejado su huella. 

Durante años, las autoridades chinas se jactaron del “éxito” de la política del hijo único, afirmando orgullosos que habían “eliminado” a 400 millones de personas. Hoy, a medida que el número de nacimientos disminuye, los políticos discuten preocupados qué medidas pueden tomar para aumentar la tasa de natalidad.

Estos esfuerzos parecen enfocarse en ofrecer incentivos a las parejas para que tengan más hijos, como por ejemplo, desgravaciones fiscales y subsidios.