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Lo que no se cuenta de La Marsellesa

El himno nacional francés rezuma sangre en sus estrofas, se ocultó buena parte de su letra y no nació con la revolución francesa, sino con la monarquía.

El 14 de julio de 1789, una multitud enardecida tomó la Bastilla abriendo una etapa histórica que acabó con la Monarquía e instauró la República en Francia. Esa revolución marcó el comienzo, ni más ni menos, de la Edad Contemporánea. Esa gesta histórica necesitaba un himno que la celebrara, y lo tuvo. Lejos de lo que podría inferirse, no fue en Marsella donde se compuso La Marsellesa ni tampoco fue en 1789. De hecho, ni siquiera fue escrita con un espíritu republicano, sino más bien como un canto de guerra, a pedido del rey Luis XVI en abril de 1792, para alentar a los soldados franceses a combatir contra Austria. Un año después, el mismo rey sería ejecutado mientras sus verdugos entonaban las estrofas del himno más famoso del mundo.

No fue sencillo hacer un himno nacional para Francia. La letra y la música fueron compuestas en una sola noche por un oficial del ejército, Claude Joseph Rouget de Lisle, en la efervescencia de la Revolución Francesa. Recibió el título de Chant de guerre de l´ armée du Rhin, pero poco después era cantada con vivo entusiasmo por quinientos voluntarios del ejército, que marchaban desde Marsella a París. Esa larga marcha le justificó el título de La Marsellesa. La Convención Revolucionaria procedió después a ungir la canción como himno nacional a finales de 1795.

No obstante, el contenido revolucionario de la letra motivó a que el emperador Napoleón Bonaparte la prohibiera y que dicha prohibición fuera después ratificada por el rey Luis XVIII. La canción fue autorizada por la revolución posterior (hacia 1830) y el emperador siguiente, Napoleón III, volviera a prohibirla. La situación se mantuvo con semejante nivel de inestabilidad hasta 1879, cuando el gobierno francés volvió a ungir a La Marsellesa —esta vez definitivamente— como himno nacional. Durante la Segunda Guerra Mundial, La Marsellesa pasó a ser un símbolo de la resistencia francesa. Un siglo después de haber sido creada, la reconocida actriz Simone Signoret señalaría en su autobiografía que hay un contenido revolucionario en el primer verso de la canción, pero que es un hecho sabido que nadie conoce la segunda estrofa.

Hasta nuestros días, su letra aún despierta controversias. Muchos la consideran demasiado inapropiada y exigen suavizar su virulencia. “¿Escuchan en los campos, rugir a esos feroces soldados? Ellos vienen a degollar a nuestros hijos y a nuestras compañeras”, reza una de las estrofas más cuestionadas. Sin embargo, la ignorancia e incredulidad del pueblo francés sobre la letra de su himno es bastante comprensible. En abril de 1982, un curioso se propuso conseguir el dato de la biblioteca del Centro Georges Pompidou (en la ciudad de Paris), que se supone depósito general de la cultura francesa. Lo enviaron a un segundo piso y, dentro de este, al escritorio setenta y ocho, donde está radicada la sección “Música”. En la consulta de un índice de autores, no apareció Claude Joseph Rouget de Lisle. Afortunadamente, un funcionario de aquel despacho tenía idea de haber visto el himno francés por algún lado. Así, se puso a buscar durante un largo rato en anaqueles y finalmente localizó la segunda estrofa de La Marsellesa: “¿Qué pretende esa horda de esclavos, de traidores, de reyes conjurados? ¿Para quién son esas innobles cadenas, esos grilletes preparados de hace tiempo? (bis)”.

Infinidad de artistas de todo el mundo homenajearon a La Marsellesa, incluyéndola en sus letras o parte de su melodía en sus obras. El compositor ruso Piotr Tchaicovski, por ejemplo, en su Obertura 1812, la utilizó para conmemorar la resistencia rusa frente al avance del ejército napoleónico. Asimismo, The Beatles la incluyeron en los primeros acordes en All You Need is Love. El jazzista de origen gitano, Django Reinhardt, hizo también una versión exquisita; y Joaquín Sabina la sumó en su canción Viudita de Clicquot. Incluso hay una célebre escena en el filme Casablanca en la que Víktor Lazlo (Paul Henreid) canta La Marsellesa en el bar de Rick, regenteado inolvidablemente por Humphrey Bogart.

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