Los claveles del aire se multiplican en la ciudad sin llamar la atención

Estas plantas son parte del paisaje urbano platense, pero al estar en lo alto, sobre los árboles o en algunos cables, suelen pasar desapercibidas.

Los claveles del aire son especies epífitas, eso significa que viven en general arriba de otras plantas en sus sistemas naturales, o sea arriba de árboles. En los sistemas donde está presente el hombre, viven arriba de cables, techos, alambres o cualquier superficie que les pueda servir de sustento”, le contó a diario Hoy la doctora Corina Graciano, investigadora del Instituto de Fisiología Vegetal de la UNLP.

La familia a la que pertenece se denomina bromeliaceae, que es la misma a la que corresponde, por ejemplo, el ananá. El agua y los nutrientes los absorben a través de las hojas y poseen unos pelos especiales que se denominan tricomas, para que intercepten polvo atmosférico y de esa manera tomar los nutrientes necesarios.

“Lo que es importante es conocer que todos los claveles del aire, que en Argentina hay muchas especies que son nativas, no tienen raíces, entonces, bajo ningún punto de vista, van a dañar a la especie en la que están apoyadas”, dijo la profesional.

Crecimiento

“Una vez que germina una semillita, que son muy chiquititas, son transportadas por el viento, se van a poder apoyar en cualquier lado, en cualquier superficie rugosa. Por eso, los árboles que tienen cortezas rugosas y ramas horizontales son las que tienden a tener más carga de clavel del aire”, explicó.
Consultada sobre por qué también se encuentran en los cables, Graciano sostuvo que se debe a que como las semillas son atraídas por la carga electrostática, van a permanecer allí y después germinar.

“En la zona de La Plata principalmente vamos a observar tres especies: una, que es muy común, que se llama Tillandsia recurvata, que tiene una florcita blanquita, chiquitita y las hojitas bastantes delgadas. Otra especie, que es un poco menos frecuente pero la gente por ahí la visualiza más, es la Tillandsia aeranthos, que se parece más a la parte de arriba del ananá y tiene una flor rosada muy bonita. A la gente a veces ese clavel del aire le gusta porque le gusta la flor”, detalló.

Sobre la restante, que se llama Tillandsia usneoides, y que es menos común, agregó: “También se la ve bastante, parece como una barba que cae de los árboles con unas hojitas muy finitas y que en algunos árboles del bosque se ve”.

“Así como hay aves que antes no estaban adentro de las ciudades como los horneros o pájaros carpinteros, que se han visto en la zona de Plaza España, no estaban tampoco las plantas. De a poco van ingresando a las ciudades y cada vez son más visibles, pero no son para nada malas. Nos demuestran que la naturaleza y las ciudades se van amalgamando y van haciendo un paisaje con más biodiversidad. No hay nada malo en los claveles del aire”, concluyó.

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