cultura
El hombre que fue leyenda
Richard Matheson revolucionó la ciencia ficción con sus libros y guiones que imaginaron de manera pionera los apocalipsis zombies
En 1954, Richard Matheson, un escritor norteamericano de 28 años, publicó una novela de 160 páginas, que tendría un efecto arrasador: Soy leyenda. Una fábula sobre vampiros distinta a todas. El libro construye una atmósfera de horror que sucede al apocalipsis. Las consecuencias del libro fueron un apocalipsis al revés, dijo Stephen King: “Richard Matheson cayó como un relámpago de ozono. Fue el Elvis Presley del género. Los puristas dirán que Chuck Berry inventó el rock and roll, pero el horror, como el rock and roll, necesita reinventarse: de lo contrario, se muere. Y este hombre lo salvó”.
Matheson quedó para siempre ligado a la ciencia ficción, no importa que también haya escrito westerns, historias de amor y novelas naturalistas. A partir de Soy leyenda, es considerado un maestro del horror profético. El Dr. Robert Neville –personaje central de la novela- es un Robinson Crusoe en tiempos en que el mundo fue aniquilado por una guerra bacteriológica. Las descripciones del libro parecen las de un manual de sobrevivencia: “Quitó el hielo a la carne y la colocó en la parrilla. Por ese entonces el agua hervía ya y metió en la olla los guisantes helados. En la mesa cortó dos rodajas de pan y se sirvió un vaso de jugo de tomate. Luego de beber el jugo de tomate fue hasta la puerta y salió al porche. Dio un paso atrás, atravesó el césped y llegó a la acera. El cielo estaba oscureciéndose y corría un aire frío. Miró a lo largo de la calle. Llegarían en cualquier momento.”
Los infectados por una bacteria que causa el vampirismo, son los nuevos dueños de la tierra imaginados por Richard Matheson en su pesadilla. El protagonista del libro es inmune a la peste, y su cruzada, armado de estacas, es acabar con el enemigo. Vive asediado por el recuerdo de su familia muerta, que noche a noche reabre una herida que el alcohol no consigue cerrar.
Los vampiros son en realidad zombies, aunque en el libro no son llamados de esa manera. El Dr. Robert Neville es el último sobreviviente de un mundo acabado. Es una historia sobre la soledad y la necesidad de darle un sentido a la vida. Una tragedia contada con seca precisión.
Richard Matheson fue uno de los guionistas de La dimensión desconocida, una serie televisiva de fines de la década del cincuenta, que tuvo 156 episodios, en los que la fantasía y el terror se entrelazaban con dilemas morales. El sentido moral de la existencia es inescindible de la concepción que tenía de la vida. Siendo ya viejo, Matheson se jugó la vida, en un incendio, para salvar a su gato. Osvaldo Soriano, devoto impenitente de los gatos, a propósito de ese episodio, escribió: “Yo creía, Dios me perdone, que Matheson se había muerto de viejo. Pero no: allí estaba, peleando frente al fuego, apartando maderas en llamas, abriendo un camino para que su gato pudiera escapar con él. En el revoltijo alcanzó a salvar una carpeta con su último manuscrito. Es que siempre cuando uno rescata un manuscrito, hay un gato adentro. Richard Matheson perdió todo: la casa, los muebles y los premios, pero alcanzó a salvar lo esencial: esa mirada que lo sostiene por las noches, cuando la palabra no viene y la novela no avanza. Esa mirada que nos atornilla al sillón, ese ronroneo que precede a la llegada del diablo”.
Stephen King señaló que a Matheson - como a Bradbury-, no le interesa realmente la ciencia ficción pura y dura, sino el corazón y la mente del ser humano, la idea de que el terror nos ayuda a externalizar de forma simbólica lo que sea que nos está consternando de verdad. Analizando una de las novelas de Matheson, El hombre menguante, dice King en un libro de ensayos: “Es una historia sobre la pérdida de poder y la creciente impotencia de la libre personalidad en un mundo cada vez más controlado por las máquinas, la burocracia y un cálculo terrorífico en el que las guerras del futuro se planifican pensando en un índice de muertes aceptable”.