Los muralistas se reinventan en tiempo de aislamiento
Privados de la posibilidad de intervenir los espacios públicos, los artistas buscan otras alternativas para sortear el confinamiento social y subsistir a la crisis que enfrentan junto con otros sectores.
En tiempos de cuarentena, quienes hacen su trabajo en la calle deben reinventarse. En algunos rubros hay flexibilizaciones, pero en muchos otros los permisos parecen lejanos.
Están los que se niegan a los cambios y esperan a que pase esta situación, pero la mayoría sabe que debe adaptarse a la realidad y a lo que viene. Este es el caso de muchos artistas callejeros, que de pintar murales y realizar intervenciones en espacios públicos, ahora necesitan reacomodarse ante este nuevo contexto.
“Para un muralista que cierren la calle es un problema grande y a la vez un desafío. El mural queda en pausa, la pintada adentro del comercio se cancela, y hay que mutar, repensar la práctica”, le contó a diario Hoy Jeremías Milles, un joven platense que hace casi dos años estudia en la Facultad de Bellas Artes.
La primera salida que pensó para sortear la crisis económica que acompaña la cuarentena fue apuntar hacia lo digital. “Empecé a reforzar las publicaciones en redes sociales, a trabajar más duro en el palo de la ilustración para potenciar ese segmento y así, de apoco, empezaron a aparecer otros trabajos, más vinculados a la comunicación visual que al arte. Aunque lo cierto es que los muralistas siempre estamos ‘pendulando’ entre el arte y la comunicación visual, así que tan incómodo no fue”.
Sin embargo, la realización de un mural dejó de ser una inversión para los comercios que quieren contar con sus paredes intervenidas y se convirtió, por la crisis que atravesamos, en una pérdida económica. Pero los espacios, como muchas situaciones de la vida, se han ido transformando.
“Con el confinamiento se reforzó un fenómeno que antes era esporádico: personas que quieren un mural en la casa, en el living, en alguna habitación. Supongo que tanto tiempo adentro hace que uno quiera agregarle nuevas dimensiones al hogar. Parece un síndrome de país nórdico, donde el afuera es tan hostil que los interiores de los hogares son como fantasías. Pocas semanas atrás empezaron a consultarme sobre ese asunto y las consultas crecen”, reveló.
Eduardo Loogia, otro artista de la ciudad, también remarcó la crisis que viven desde el sector. “Yo soy pintor de pintura mural, ese trabajo murió”, le dijo el muchacho a este medio. Por otro lado, expresó que la manera de salir adelante es a través de un taller donde realiza marcos a medidas y enmarcan obras. “Las personas pasan, los retiran en la puerta o se hacen envíos con todas las medidas necesarias”, manifestó.
“También estoy iniciándome en la ilustración digital y de ahí nutro por el lado de la pintura y del diseño. Es un tiempo muy difícil. No sabemos nada del futuro, no nos queda otra que reinventarnos. Si uno se queda esperando está al horno porque no sabe cuánto tiempo va a durar esto”, concluyó.
Otro de los autores urbanos, Ignacio Spotti, recalcó el cambio laboral en relación a los espacios a intervenir. “Lo que era en restaurantes, bares y casas de fiestas, todos esos lugares están en crisis. Eso se suspendió, pero me aparecieron bastantes trabajos particulares de gente que por ahí está más tiempo en su casa y estuvo viendo una pared todo el tiempo y dijo acá pongo un mural”, reflexionó. También hizo hincapié en la suma de encargos de cuadros, trabajos que antes no salían tan seguido.
Los artistas platenses se saben adaptar y reinventarse. Así intentan sortear las condiciones adversas que han alterado sus formas previas de trabajar u ofrecer su arte, para incursionar en ámbitos que no conocían tanto, o que son apenas nuevos.