Cultura

Mario Benedetti, el poeta del pueblo que llegó al cine

La obra del escritor uruguayo fue llevada numerosas veces a la pantalla grande por directores de renombre, y con muy buena repercusión.

El chico ayudó a su padre a acomodar, uno por uno, los medicamentos de la flamante farmacia que su padre había abierto invirtiendo todos sus ahorros. Pero, con el primer cliente, su padre se dio cuenta de que los frascos estaban vacíos. Había sido estafado: absolutamente toda la farmacia estaba vacía. Ese recuerdo lacerante marcaría para siempre a quien sería uno de los escritores más populares de Latinoamérica, Mario Orlando Hardy Hamlet Brenno Benedetti Farrugia, nacido en Uruguay el 14 de septiembre de 1920.

Tenía 25 años cuando escribió La tregua. Trabajaba como oficial de contaduría en una oficina. De repente, su jefe, viudo desde hacía un tiempo, empezó a comportarse con una alegría de vivir que sorprendió a todos. Estaba enamorado, la mujer tenía la mitad de su edad. Al poco tiempo, volvió a enviudar. Así nació la historia de la novela más famosa de Mario Benedetti. Nunca entendió el éxito que tuvo esa novela, sus casi 200 ediciones, su traducción a 20 idiomas. Para él no era su mejor novela. Por eso le sorprendió el llamado de Sergio Renán, contándole que quería llevar ese libro al formato audiovisual.

El 1° de agosto de 1974 se estrenó en nuestro país La tregua, película basada en la novela publicada en 1960 y adaptada por Aída Bortnik –única guionista argentina que intervino en dos filmes que llegaron a competir por el Óscar, ya que también participó en La historia oficial–, con el debut como director de Sergio Renán, quien primero hizo la versión para televisión y luego la trasladó a la pantalla grande.

Fue la primera película argentina en competir por la estatuilla de Hollywood, que ese año fue para Amarcord, de Federico Fellini. El elenco incluía a Héctor Alterio, Ana María Picchio, Luis Brandoni, Marilina Ross y Oscar Martínez, entre otros. Ana María Picchio, quien cuatro años antes se había alzado con el premio a la mejor actriz en el Festival de Moscú –por su debut cinematográfico en Breve cielo, el primer filme de Sergio Renán–, recordó más tarde la suerte ambivalente corrida por la película: “En Hollywood nos nominaban al Óscar y en Argentina nos prohibían”.

La novela sería adaptada nuevamente en México, en 2003, pero sin mayor repercusión. México fue uno de los lugares en los que se amparó Benedetti en los años de su exilio, y en ese país se hizo también otra adaptación para el cine, en este caso de una obra teatral, Pedro y el capitán, que en 2009, año del fallecimiento del escritor, volvería a ser versionada para el cine en España.

Once largometrajes y diecisiete cortos, además de numerosas adaptaciones televisivas, fueron los intentos de trasladar a la pantalla la literatura de este escritor nacido en Paso de los Toros, Tacuarembó. En el mismo año en que se estrenó La tregua se pudo ver el largometraje Dale nomás, dirigido por Osías Wilensk, en blanco y negro, hecho en base a cuatro cuentos, uno de ellos de Mario Benedetti, “El olvido”. Sus relatos volvieron al cine en 1975, con Las sorpresas, en donde Luis Puenzo, Carlos Galettini y Alberto Fisherman adaptaron “Cinco años de vida”, “Corazonada” y “Los pocillos”, respectivamente.

Sergio Renán eligió la tercera ­no­vela de Mario Benedetti, Gracias por el fuego, para convertirla en relato cinematográfico. Se trata de la historia de un hombre que planea matar a su padre y la progresiva conciencia de que será incapaz de cumplir esa decisión. El filme es de 1985 y volvió a reunir un elenco de grandes figuras: Lautaro Murúa, Víctor Laplace, Dora Baret, Bárbara Mujica, Graciela Dufau.

Según el escritor español Manuel Vázquez Montalbán, Mario Benedetti es el poeta más leído en lengua española. Su poesía también fue llevada al cine. Quien se puso al hombro ese desa­fío fue Eliseo Subiela, en tres películas: las dos partes de El lado oscuro del corazón y Despabílate amor. La primera de ellas –en la que aparece fugazmente el propio Benedetti como un marinero borracho recitándole a una prostituta un poema en alemán– logró la proeza de que la poesía se ­volviera un éxito de taquilla. Una de las escenas más logradas del filme ocurre cuando Subiela efectúa un duelo en contrapunto con dos poemas, en boca de dos protagonistas: uno (Darío Grandinetti) del lado argentino, y la otra (Sandra Ballesteros) del lado uruguayo.

Se dedicó un documental para contar la vida de Mario Benedetti, Palabras verdaderas, en el que participaron José Saramago, Eduardo Galeano y Manuel Vázquez Montalbán, entre otros, y Miguel Ángel Solá se encarga de decir algunos poemas.
Cuando el 17 de mayo de 2009 Mario Benedetti murió, su compatriota Eduardo Galeano se preguntó: “¿Qué será de Montevideo, mutilada de él? ¿Qué será de noso­tros, sin su bondad inexplicable?”. Preguntas sin consuelo, pero quizá con respuesta: en sus poemas lo seguiremos encontrando; también en sus historias, ya sea en libros o películas.

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