Mecánicos: un mundo aparte que pelea contra la inflación
“Nunca nos hicieron una nota, te vas a dar cuenta de que somos un mundo aparte”. Con esas palabras y la posterior carcajada generalizada recibieron a diario Hoy en un taller mecánico para hablar de su rubro en estos momentos.
Hace un tiempo este cronista hizo un informe para esta sección sobre cuál sería el costo de mantener un auto de no más de diez años de antigüedad en nuestra ciudad. En dicha nota se comprobó que tener un automóvil afecta cada vez más a los ya castigados bolsillos platenses, por los elevados precios, ya sea del combustible, del seguro o por los services anuales que deben hacerse a los coches.
Pues bien, esta vez diario Hoy decidió ponerse del otro lado del mostrador e ir a un taller mecánico, para ver qué cambió en su situación actual con respecto a la prepandemia, y también cómo influye la inflación de nuestro país en su trabajo.
A pocas cuadras de la entrada a Los Hornos por la avenida 60, se encuentra el taller donde trabaja Marcos Conte, de 37 años, quien nos recibió. “Imaginate cómo habrá cambiado la cosa que antes vos venías al taller y lo primero que te ofrecíamos era un mate, porque siempre había alguien con mate, pero con esto de la pandemia solo te puedo ofrecer agua o café, porque la bombilla no la compartimos”, contó Marcos, quien agregó que en el taller, que es familiar, trabajan cuatro personas: él, su padre, su hermano y su tío. Además, añadió que lo de la bombilla lo implementaron hace tiempo, porque su tío y su hermano tienen niños pequeños y su padre ya es más grande.
Entre idas y venidas, porque la cita fue en un día laboral para ver bien cómo era el movimiento, la entrevista se fue realizando en los espacios que la actividad permitía. “Esta semana tocó mucho trabajo por suerte”, señaló.
—¿Con respecto a antes de la pandemia, cómo es la situación laboral en la actualidad?
—Antes de la pandemia la situación ya era complicada, más que nada por el precio de los repuestos y porque con (Mauricio) Macri realmente las cosas pegaron un salto en cuanto al precio, que fue muy alto, se puso todo muy caro muy rápidamente. Pero así y todo existían más alternativas que las actuales. Ahora se hace muy difícil conseguir una pieza que suplante a otra. A veces simplemente porque la alternativa, quizás del mismo valor, es de menor calidad.
—¿Cómo hicieron durante la pandemia?
—Cuando arrancó la pandemia la situación fue caótica, el suspenso de no saber qué iba a pasar hizo que la gente no se preocupara por los servicios y arreglos, salvo algunos casos. Pero básicamente los autos no se usaban, entonces no se rompían y además estábamos cerrados. Fue duro al principio.
—La inflación influye en el precio de todo. Uno imagina que en los repuestos también y que esto termina repercutiendo en el cliente
—Sí, mucho. El precio de los repuestos se fue a otro planeta. La mano de obra, si bien subió, ni cerca está de llegar a ser al porcentaje que subió todo. Por ejemplo, un cambio de pastillas de freno para un 308 era alrededor de $1.200 o $1.300 pesos de las pastillas, más $600 de mano de obra. En la actualidad las pastillas solas están alrededor de 5.000 pesos, y no estamos hablando de unas de primera línea, sino de las baratas, porque otra alternativa sale alrededor de 7.000 pesos. Si el repuesto sale entre cinco y siete lucas, la mano de obra solamente subió de 600 a 1.000 pesos. Otra cosa que está pasando con los repuestos es que en muchas ocasiones no hay más repuestos sin marca o genéricos, entonces por más que quieras conseguir el bueno, el caro, no podés, lo único que conseguís es la versión supereconómica.