Polémica sobre el populismo

La razón populista, de Ernesto Laclau, es un libro que permanentemente se reedita porque analiza con rigor una de las grandes categorías políticas contemporáneas.

El libro se publicó por primera vez en 2005 y, desde entonces, no ha dejado de reeditarse, prueba del gran interés que sigue suscitando la palabra “populista”, tan denostada como alabada según del lugar que se ocupe en el arco político. El libro de Ernesto Laclau, se interroga centralmente sobre la lógica de formación de las identidades colectivas, pero no desde las perspectivas sociológicas habituales.

La razón populista se evade de los esquemas simples y uniformes que vanamente intentan capturar lo que suele llamarse populismo. El autor recurre a un cuantioso material para hacer sus planteos, entre otros, Psicología de las masas y análisis del yo, un trabajo de Freud de 1921, en el que se explora la difusa frontera entre psicología individual y psicología social.

“Populismo” es utilizado como un calificativo peyorativo. Ha sido la palabra que, tanto desde la derecha como de la izquierda, se utilizó para apostrofar a gobiernos como el de Perón o, antes aún, al de Yrigoyen. Término que Laclau no reduce a una mera retórica, sino que lo asocia a una lógica política que puede referirse a la resistencia.

El movimiento populista por antonomasia de nuestro país: el peronismo, nacido en un país étnicamente homogéneo y cuya población urbana dominante se concentra en el triángulo constituido por tres grandes ciudades industriales: Buenos Aires, Rosario y Córdoba; sigue siendo visto como el movimiento “populista” argentino por antonomasia. Los que arrojan la palabra “populismo” como munición gruesa, atacaron sin misericordia al gobierno popular que transcurrió entre 1946 y 1955 –hasta que fuera derrocado por uno de los cíclicos golpes de estado que padeció nuestro país–. Se asoció al “populismo” con la demagogia y el autoritarismo. Es que tal como lo dijo José Pablo Feinmann: “Sucede que para la derecha siempre que se beneficia a los que menos tienen se hace demagogia. El populismo es la cara popular y humanista del capital. Busca la redistribución de la riqueza. Busca dinamizar la dialéctica entre la producción y el consumo”. Este escritor y filósofo recordaba que cuando la populista rusa Vera Zassoulitch le preguntó a Marx si la comuna rural rusa tenía que pasar por la etapa del capitalismo burgués para llegar al socialismo, Marx le respondió que no, que se quedara tranquila, que la comuna rural rusa implicaba una gran conquista y que El Capital no señala un decurso histórico determinista, sino que se aplica a Gran Bretaña y a los países de Europa Occidental. Marx aprobaba el populismo de la comuna rural rusa. La palabra viene de ahí. “Narod”, en ruso, es “pueblo”. Narodnichestvo es populismo.

Ernesto Laclau recuerda en La razón populista que el expresidente Juan Domingo Perón le escribe a su primer representante personal en la Argentina, John William Cooke, contándole la forma en que se construye un liderazgo para llevar adelante un proyecto político, entre otras cosas, señala: “Siempre sigo la regla de saludar a todos porque, y no debes olvidarlo, ahora soy algo así como un Papa (…) Tomando en cuenta este concepto, no puedo negar nada (a causa de mi) infalibilidad (…) que, como ocurre en el caso de toda infalibilidad, se basa precisamente en no decir o hacer nada, que es la única manera de asegurar tal infalibilidad”.

Laclau analiza las condiciones históricas que hacen posible la emergencia y expansión de las identidades populares: la multiplicación de demandas sociales cuya heterogeneidad solo puede ser conducida a ciertas formas de unidad a través de articulaciones políticas. Entre las principales conclusiones de su análisis, está la de pensar al pueblo como categoría social con un rol constitutivo atribuido a su heterogeneidad social.

En este momento histórico en el que se encuentra nuestro país, en el que se juega ni más ni menos que su futuro, en lo que hace a la redistribución de la renta y la defensa de la industria y el consumo interno, es una buena idea leer este libro que contribuye a una tarea político-intelectual que va más allá del horizonte trazado por la pusilanimidad en la era del capitalismo globalizado.

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