Una ingeniera de la Unicen creó pilas a base de yerba usada
Se trata de Florencia Jerez, parte de un equipo de investigación del Conicet en Tandil. En qué consiste el proyecto.
La ingeniera química de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (Unicen) Florencia Jerez lleva adelante un proyecto de alto nivel y que podría generar un cambio en materia de energía en la Argentina. Se trata de un desarrollo de pilas recargables a base de yerba usada, un insumo de muy fácil acceso en la Argentina.
Jerez es becaria del Conicet Tandil en la Facultad de Ingeniería de la Unicen y, a pesar de que tuvo una serie de ofertas para continuar su carrera en el exterior, decidió quedarse en el país porque “su lugar es acá”.
Cabe destacar que obtuvo una beca de la Fundación Carolina y del Ministerio de Educación de la Nación para completar la caracterización electroquímica de los carbones de yerba mate en la Universidad Autónoma de Madrid.
Desde allí pudo adelantar su proyecto y aseguró que trajo “tantos datos para procesar” que está “sobrepasada”. La profesional forma parte del Grupo de Investigación Tecnológica en Electricidad y Mecatrónica y está a cargo del proyecto de supercapacitores en base a yerba usada.
La investigadora demostró que con ese residuo se puede producir carbón activado, un insumo válido para desarrollar dispositivos de almacenamiento de energía llamados supercapacitores.
“Queremos valorizar residuos para producir materiales activos para almacenar energía, más eficientes y amigables con el ambiente”, señaló la profesional. Como en el país se consumen casi mil millones de kilos de yerba por año, buscan que la propuesta sea disparadora de una industria de ensamblado de supercapacitores, hoy inexistente a escala nacional y mundial.
“La yerba que se tira a la basura la valorizamos, y en España pudimos avanzar más rápido y mejor para terminar de caracterizar el material. Allá tienen equipos más específicos”, señaló la investigadora, al tiempo que marcó que, si bien el mate es una infusión típicamente argentina, el estudio serviría para todo el mundo porque “la yerba es similar al té, un residuo más internacional”.
En esa línea, planteó que la idea es “escalar el proceso” y explicó que “desde 2022 apuntamos a conseguir financiamiento para montar una planta piloto que además servirá para otros ensayos de cannabis. Lo estamos viendo con industrias de San Juan y de acá. También sirve para el rastrojo de trigo, de maíz o el residuo de cerveza. Todos funcionan muy bien para almacenamiento de energía y escalar el proceso”.