Prueban en pacientes la vacuna del cáncer de piel

La vacuna argentina capaz de frenar el avance del melanoma cutáneo está en la etapa final de investigación. Un total de cinco rosarinos participan del ensayo clínico fase III, destinado a probar la eficacia de la inmunoterapia comparándola con el interferón, el tratamiento estándar actual. Para alcanzar los objetivos propuestos por esta instancia los científicos invitan a sumarse a pacientes de todo el país. Los investigadores estiman que en dos o tres años la vacuna estará lista para su aprobación.

El melanoma, un tipo de cáncer de piel, es una enfermedad por la que se forman células malignas (cancerosas) en las células de la piel llamadas melanocitos. Existen tres tipos de cáncer de piel: melanoma, cáncer de piel de células basales y cáncer de piel de células escamosas. Cuando comienza en la piel se lo llama melanoma cutáneo.

El último tramo de la investigación de la vacuna terapéutica del melanoma (no lo previene sino que evita su avance) se centraliza en instituciones de la ciudad de Buenos Aires. Participan la Fundación Sales, la Fundación Cáncer (Fuca) y la Fundación Instituto Leloir, junto con la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires. La dirección y coordinación están a cargo del oncólogo José Mordoh, quien trabaja desde el Centro de Investigaciones Oncológicas del Instituto Alexander Fleming.

"Del estudio clínico participan cinco pacientes de Rosario derivados por oncólogos de la ciudad", confirmó el doctor Mordoh. Aquellos provenientes de ciudades alejadas de la Capital Federal y que se ajusten a los criterios de inclusión cuentan con los pasajes y viáticos pagos por el Instituto Nacional del Cáncer.

El tratamiento experimental se extenderá por el lapso de dos años con un seguimiento durante los cinco años posteriores para evaluar si la vacuna logró eliminar la enfermedad y mejorar la calidad de vida.

La eficacia de la inmunoterapia fue probada primero en animales de laboratorio y luego en un grupo reducido de pacientes. Los primeros estudios datan de 2002 con un primer ensayo clínico de fase I donde los científicos probaron los probables efectos tóxicos en 20 pacientes. "En esa instancia se evaluaron la cantidad de dosis recomendadas y observamos que a los pacientes de alto riesgo les iba muy bien, de hecho hay un 70 por ciento que están libres de la enfermedad o lograron controlarla. Ya pasaron diez años sin recaídas", afirma Mordoh.

Estos promisorios resultados impulsaron a los investigadores a avanzar en esta dirección y realizar el ensayo clínico de fase III con un mayor número de pacientes.