Cultura
Walt Disney y su deuda con La Plata
El dibujante que revolucionó el mundo de la animación, en una de sus visitas a nuestro país, estuvo en La Plata. En la República de los Niños halló inspiración para su Disneylandia.
Walter Elias Disney nació el 5 de diciembre de 1901 en Chicago, Illinois. Su infancia transcurrió entre apuros económicos y bajo la severidad de su padre, un carpintero que probó suerte en toda clase de negocios sin que nunca consiguiera mejorar la situación económica de su familia.
En la escuela nunca fue un alumno aventajado; ocasionalmente ganaba algún dinero vendiendo sus caricaturas, pero fue recién al matricularse en el Instituto de Arte de Kansas City cuando aprendió las primeras nociones sobre la técnica del dibujo.
Su feroz entusiasmo por dibujar lo llevó a formar un pequeño estudio de historietas llamado “Laugh-O-Gram”, que al poco tiempo tuvo que cerrar por falta de fondos. Pero esa fue la razón por la que mantuvo viva su insaciable capacidad de creación; en aquel fracaso descubrió su vocación y decidió que Hollywood sería el mejor lugar para empezar a ejercerla.
En 1940, Disney estrenó Fantasía, un largometraje en el que se mezclaba la animación y la música; y cuyo emblemático protagonista era Micky Mouse. En esa época conoció a Salvador Dalí en el rodaje de Recuerda, el film de Alfred Hitchcock para el que el pintor español había dibujado algunos fondos y decorados.
Allí nació la idea de trabajar juntos en un cortometraje, Destino, de seis minutos, que recién se estrenaría el 2 de junio de 2003, en el Festival Internacional de Cine de Animación en Francia. Mientras estaba trabajando con Dalí en esa historia de amor entre Cronos y una mujer mortal, recibió la invitación de viajar a nuestro país.
En ese viaje, Disney quiso conocer personalmente al pintor Florencio Molina Campos, por quien sentía una gran admiración. Lo llamó a su casa en Moreno, pero cuando Disney estaba en Argentina, Molina Campos se encontraba de viaje. Un año después, Disney contrataría al pintor por tres películas, como principal asesor del equipo de dibujantes. Molina Campos quedó satisfecho con su participación como ilustrador en Bambi, pero renunció cuando advirtió que el Gaucho Goofy (en la película El gaucho volador) se parecía más a un cowboy del lejano oeste que a un paisano bonaerense.
En 1951, Walt Disney volvió a Argentina. En esta segunda visita, participó de la inauguración de la República de los Niños, el 26 de noviembre de 1951. Algunos testimonios aseguran que se reunió con el entonces presidente Juan Domingo Perón. Cuatro años después se abriría en California el primer parque de diversiones de Disneylandia. No hay la menor prueba que permita afirmar que Disney tomó como referencia el parque temático argentino, pero es probable que se haya inspirado en este.
La República de los Niños se inauguró en un predio de 53 hectáreas ubicado en la localidad de Gonnet, sobre el camino General Belgrano, en tierras que pertenecían al antiguo campo de golf “Swift Golf Club”, destinadas a los frigoríficos británicos asentados en el país. Los arquitectos, quienes se inspiraron en los cuentos de Andersen y de los hermanos Grimm, construyeron edificaciones medievales, palacios orientales y hasta capillas. La escenificación aún resulta formidable, incluso para los propios vecinos platenses.
Lo cierto es que el productor cinematográfico más preponderante del siglo XX diseñó hasta el último detalle de Disneylandia, que abrió sus puertas el 17 de julio de 1955. Este parque temático, con una extensión de 120 hectáreas, costó 17 millones de dólares.
Cuando falleció -a finales de 1966- no hubo funerales multitudinarios, pero su desaparición física no iba a quedar exenta de otro mito aun mayor que el de Disneylandia: que su cuerpo fue congelado antes de su muerte para resucitarlo en el futuro.