Cultura

Xul Solar, el inventor de casi todo

Fue pintor, creador de de un idioma universal, la panlengua, amigo de Borges y personaje en la obra Adán Buenos Aires de Marechal.

Nació con el nombre de Oscar Agustín Alejandro Schulz Solari, el 14 de diciembre de 1887 en San Fernando, con el Sol en Sagitario –dato que para él no sería menor, ya que la Astrología fue una de sus preocupaciones dominantes–. En la revista Mundo Argentino, en 1951, se presentó así: “Soy campeón del mundo de un juego que nadie conoce todavía: el panajedrez. Soy maestro de una escritura que nadie lee todavía. Soy creador de una técnica, de una grafía musical que permitirá que el estudio del piano, por ejemplo, sea posible en la tercera parte del tiempo que hoy lleva estudiarlo. Soy director de un teatro que todavía no funciona. Soy el creador de un idioma universal: la panlengua, sobre las bases numéricas y astrológicas, que contribuirá a que los pueblos se conozcan me­jor. Soy creador de doce técnicas pictóricas, algunas de índole ­su­rrealista y otras que llevan al lienzo el mundo sensorio, emocional, que produce en la escucha una audición musical”.

Leopoldo Marechal fue uno de sus amigos, y lo convirtió en personaje de su novela más célebre, Adán Buenosayres. Xul Solar en ese libro no es otro que el Astrólogo Schultze. Uno de los personajes del libro le enrostrará al Xul Solar de ficción: “Usted anda innovándolo todo. Primero, el idioma de los argentinos, después, la etnografía nacional, ahora la música. ¡Ojo! Ya lo veo con una llave inglesa en la mano queriendo aflojar los bulones del Sistema Solar”.

Jorge Luis Borges decía que Xul Solar era de los pocos genios que había conocido, y se refería como al único ciudadano cosmopolita del universo. Un hombre versado en todas las disciplinas, curioso sobre todos los arcanos, padre de escrituras, lenguajes, utopías, mitologías, huésped de infiernos y de cielos. En una de las conferencias que Borges dio sobre su amigo, recordaba los paseos que ambos daban por ­Buenos Aires, sus charlas en la casa de la calle Laprida 1214, sus partidas de ajedrez, sus conversaciones sobre poesía, misticismo y astrología.

En 1912, con 25 años, viajó a Europa, de donde regresó, 12 años después –luego de recorrer varios países–, definitivamente bautizado como Xul Solar. Su estadía en ese continente fue muy provechosa. En París conoció a Aleister Crowley, uno de los ocultistas más reconocidos del siglo XX, quien le enseñó a sistematizar la manera de tener visiones a través de los 64 hexagramas del I Ching. De ese encuentro nacería después el texto de Xul Solar Los San Signos. En esa ciudad conoció a Pablo Picasso y Amedeo Modigliani, a quienes mostraría algunas de sus obras.

En Florencia se encontró con el pintor platense Emilio Pettoruti. Hicieron algunos trabajos conjuntos, que luego expondrían en diversas ciudades europeas. Ambos regresaron juntos a Argentina con un solo objetivo: revolucionar la pintura.

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