Crece la preocupación por el avance narco
En dialogo con Hoy, representantes de distintos sectores se mostraron preocupados por la inacción K ante el flagelo de la droga. Denuncian que el gobierno falla en prevención, asistencia a pacientes y control de las fronteras
Luego de diez años de reposo (y no dos meses), Cristina Kirchner deberá poner los pies en el barro y comenzar a combatir el flagelo del narcotráfico, que se expande como una mancha negra sobre todo el territorio nacional. Se lo reclama la cúpula de la Iglesia Católica, la Corte Suprema de Justicia, y la sociedad toda, primer victimaria de una situación que ya se palpa día a día en las calles, y que enturbia el mundo de la política, el delito y hasta la economía.
En diálogo con Hoy, representantes de los distintos sectores de la vida nacional dieron su parecer. Así, Monseñor Jorge Lozano, presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social y Obispo de Gualeguaychú, advirtió sobre el peligro que conlleva que los niveles de organización del negocio de la droga impacten de manera definitiva en el devenir del país. “Corremos el riesgo, real y visible, de que Argentina se convierta en un país mucho peor de lo que hemos conocido hasta el momento, si el narcotráfico avanza sobre los sectores más vulnerables de nuestra sociedad”, señaló el religioso, para quien merece especial atención la situación “de los jóvenes y adolescentes”. El consumo de estupefacientes en este sector, dijo Lozano, tiene como consecuencia el "deterioro de los vínculos sociales y en la ausencia de valores trascendentes". En este sentido, el gobierno, que tanto dice levantar la bandera de la juventud para rentar a sus militantes, los ha dejado a la buena de Dios. No hay programas de asistencia o prevención, y los más pobres, que no acceden al trabajo o una educación de calidad, son las primeras víctimas de los narcos.
A esto se refirió Claudio Izaguirre, presidente de la Asociación Antidrogas de la República Argentina, para quien la Casa Rosada es responsable de que no haya “campañas preventivas sostenidas en el tiempo en medios nacionales de comunicación, ni centros de rehabilitación gratuitos para droga dependientes en el interior del país”. Por ello, afirmó, “hay un vendedor de cocaína cada tres cuadras”. Pero la política para abordar el problema debe ser integral, pues el problema comienza en los bordes mismos de nuestro inmenso territorio. A contramano del pingüino Berni, Izaguirre asegura que “las fronteras, en este tiempo, se han convertido en las más descuidadas de nuestra historia. Tenemos 750 pasos clandestinos con Bolivia, que no están cuidados por la poca gente que tiene Gerndarmería, y pasa lo mismo con los 60 pasos con Paraguay”.
Negocios inhumanos
Finalmente, si alguien conoce de los circuitos de la ilegalidad y el crimen que atraviesan con impunidad nuestro país, es la monja Marta Pelloni, incansable luchadora contra la trata de personas que entendió que ambos negocios, la trata y el narcotráfico, tienen varios puntos en común. “La trata es lo que más dinero da en estos momentos en el país. Una mujer se vende muchas veces en el día, a la droga la vendes una sola vez; así que las dos van en paralelo”, señaló Pelloni, quien se animó a confrontar con el poder político, íntimo amigo de las mafias locales. Incluso, su última pelea la llevó a ser hostigada por Aníbal Fernández, que como un sicario K, no tuvo reparos en criticarla. Pero ella sigue, y agrega: “La prostitución, la explotación de la mujer, tiene aparejado el consumo de la droga, porque para sostenerlas, contenerlas, tiene que funcionar la droga”. Así, el delito alcanza la deshumanización más macabra. En nuestro país, cada vez son más los que caen en sus redes, y pueden ser más, si el gobierno no empieza a actuar.
Es necesaria una política articulada por la Casa Rosada que tenga real alcance nacional. Necesaria y urgente.
Enojo e indignación por la actitud del Gobierno
La reacción del gobierno ante la problemática de la droga, una vez más, ha sido negar las denuncias, ocultar las cifras, ignorar la realidad. Indignados, varios legisladores de la oposición reaccionaron con fuertes críticas. El diputado del Gen – Fap, Omar Duclós, exclamó que esta actitud “es irresponsable y temeraria. Nos mienten en la cara y todos lo sabemos”.
"Como muestra de la desidia existente, cabe recordar que la Secretaría de Programación de la Prevención de la Drogadicción y Lucha contra el Narcotráfico de la Nación (SEDRONAR) hace ocho meses que se encuentra acéfala y que, además, en los últimos meses numerosos efectivos de gendarmería fueron sacados del cuidado de las fronteras y trasladados al conurbano bonaerense en una oportunista actitud electoralista", recordó Duclós.
No fue el único, sin embargo, que respondió a Berni, cuyas declaraciones (ver página 3) generaron revuelo en el ámbito nacional.
Generaciones de adictos
Con el duro documento donde exigió la intervención del Estado frente a la penetración narco en el país, la Iglesia busca sumar a “toda la sociedad” en su cruzada. En este sentido, el padre Osvaldo del Piero, miembro de la Comisión de Pastoral de Drogodependencia, insistió ayer en que “el gobierno nacional arbitre de modo urgente” las sugerencias realizadas por jueces federales para luchar contra la droga.
Para explicar el fenómeno, Del Piero contó su experiencia al trabajar los últimos 20 años con adicciones. "Antes se escuchaba a los chicos decir 'yo para buscar la droga voy acá o allá'. Y contaban los kilómetros que hacían. Ahora todos la consiguen a menos de 10 cuadras. La venta está capilarizada", relató el padre, que trabaja en barrios de Lanús y Avellaneda.
Además, entre los cambios que destacó, está la edad de inicio, hoy delimitada entre los 10 y los 12 años. "Estamos atendiendo a la tercera generación de adictos. Son 30 años. Ya no son sólo los padres, sino también los abuelos. La gran tarea es la educación", opinó.