La economía complica a los sectores vulnerables

El consumo de los sectores populares, en caída libre

El marcado retroceso del poder adquisitivo de los argentinos en los últimos meses ha impactado de lleno en los hogares más humildes e indefensos. La marca que deja esta situación en los jubilados y en quienes reciben la Asignación Universal por Hijo y el Salario Mínimo

Con una inflación que sigue ganándole con creces al poder adquisitivo, el nivel de vida de los ciudadanos ha descendido notablemente. Una muestra cabal de esto es la pérdida de capacidad de compra en los sectores más humildes de la sociedad, que ven que su calidad de vida disminuye, sufriendo en mayor medida la situación los más chicos y los jubilados.

De acuerdo a diversos estudios públicos y privados, el costo de la Canasta Básica Total (CBT), que reúne la cantidad mínima requerida para adquirir alimentos, indumentaria y pagar servicios, evitando así caer en la pobreza, ha crecido en los últimos cinco años un 310%, lo que generó que, solo en los últimos 17 meses, más de un millón y medio de argentinos hayan pasado a ser pobres y 600.000 hayan caído en la indigencia.

La CBT, según los últimos datos brindados por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec), trepa en nuestro país a los $14.090, mientras que la Canasta Básica Alimentaria (CBA), que mide lo mínimamente indispensable para no caer en la indigencia, llega a los $5.798.

Esta situación hace que en aquellos sectores más vulnerables, que son los que perciben un Salario Mínimo, Vital y Móvil (SMVM), una jubilación mínima o la Asignación Universal por Hijo (AUH), la realidad del día a día se torne una verdadera odisea y llegar a fin de mes, una misión prácticamente imposible de concretar.

Descenso interminable

A pesar de que el Gobierno nacional sostiene que va en el “camino correcto” para solucionar la pobreza en la Argentina, la fotografía social actual parece darle una dura cachetada. En la actualidad, aquellos que reciben la AUH cobran $1.243 por mes, lo que implica que los chicos menores de cuatro años, a quienes directamente va dirigido el programa, solo puedan consumir el 60% de lo que se necesita de la CBA para un normal desenvolvimiento en la vida diaria.

A eso se le suma que, durante lo que va de gobierno de Mauricio Macri, la AUH haya perdido un 19% su poder adquisitivo, llevando a que, en los hogares que subsisten con esta asignación, se ingiera un 53% menos de carne, un 45% menos de leche y harina, y un 30% menos de fideos. 

Por su parte, el Salario Mínimo, Vital y Móvil actualmente en la Argentina trepa a los $8.060, precisándose nada menos que el 174% del mismo para poder adquirir los artículos necesarios de la Canasta Básica Total de alimentos. Si a eso se le suma que casi el 60% de los argentinos ganan menos de $8.000 mensuales y que se redujo un 11% el ingreso mínimo real laboral en el país, la situación se transforma en angustiante. 

Para colmo de males, el estancamiento y la escalada inflacionaria les juegan una mala pasada a quienes menos tienen, ya que en los últimos 15 meses el SMVM ha tenido una caída del 17% en su poder de compra, pudiéndose obtener solo el 57% de la CBT con el salario mínimo actual.

Mayores pesares

Otro de los sectores con severas dificultades es el de los adultos mayores, ya que el 60% de los jubilados cobran un haber mínimo que alcanza los $6.394, con el cual no pueden adquirir lo básico para una existencia digna, quedando al borde del colapso y al límite de su subsistencia.

Según datos proporcionados por la Universidad Católica Argentina (UCA), el 83% de los ancianos no puede acceder a la CBT, encontrándose el 13% del total de las personas mayores en riesgo alimentario. Esto se agrava si se tiene en cuenta que con el haber mínimo solo se puede comprar el 44% de la canasta básica jubilatoria, que incluye productos tan caros como los medicamentos.

Todo esto ha llevado a que, en los últimos dos años, el 68% de las personas mayores solo ha podido sobrevivir gracias a la ayuda que les brindan sus familiares más directos. Igualmente, la asistencia dada por sus seres más cercanos tampoco ha servido para saciar sus necesidades, ya que durante el año pasado la capacidad de consumo de los más viejos se redujo en un 23%.  

En definitiva, la pérdida pronunciada del poder adquisitivo en los sectores más vulnerables y desprotegidos de la sociedad ha llevado a que el consumo y la capacidad de compra de los argentinos esté al borde del colapso, abriendo paso a un pronóstico desalentador y cargado de grandes nubarrones para los próximos meses. 

Cifras del delicado equilibrio social argentino

310% aumentó la Canasta Básica Total en los últimos cinco años

174% del Salario Mínimo se necesita para adquirir productos para subsistir

83% de los jubilados no puede acceder a la CBT

60% de lo que necesita consumir un menor de cuatro años se puede comprar con la AUH

44% se puede adquirir con el haber mínimo de la canasta básica jubilatoria 

19% de poder adquisitivo ha perdido la AUH durante el gobierno de Cambiemos

17% cayó el poder de compra del SMVM en los últimos 15 meses

13% de los ancianos se encuentra en riesgo alimentario

Un paisaje intrincado, sin recuperación a la vista

En cada una de las intervenciones que realizan en público, tanto el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, como las autoridades nacionales, señalan que se encuentran realizando los “máximos esfuerzos” para mejorar el poder de compra de las masas populares.

Una de las acciones que desde el oficialismo más suelen enarbolar como su fuerte contracción al trabajo para con los que menos tienen, es el 15% de los recursos nacionales que se destinan al sustento de los planes sociales. Sin embargo, ese dinero poco y nada sirve para calmar las aguas sociales, ya que en lo que va del gobierno de Cambiemos ha caído un 25% la venta de alimentos y bebidas en los barrios más humildes.

Esta situación se acrecienta con viejos problemas que vuelven a aparecer, como una imagen del pasado a la que pocos quieren volver, como es el caso del regreso de los clubes de trueques, que muestran el grado de organización de los que menos tienen a la hora de hacer frente a la crisis económica.

Otro hecho que evidencia el malestar social gira en torno al fuerte crecimiento, de un 75%, que ha tenido la adquisición de artículos de segundas y terceras marcas y a la suba de un 52% que ha manifestado en el último año la compra de productos alimenticios sueltos en las calles con el consabido riesgo para la salud que eso acarrea.

Lo mismo puede observarse con la clase pasiva, que hoy asciende a poco más de seis millones de personas, cuya capacidad de consumo se ha hundido en alrededor del 23% en los últimos 15 meses. El panorama se agrava si se toma en cuenta que el 85% de los medicamentos tomados por los ancianos se incrementaron en más del 75% el año pasado, lo que llevó a que gran cantidad de jubilados dejaran de tomar remedios, poniendo así sus vidas en peligro ante la crisis.

El empeño oficial, por ahora, no tiene el impacto esperado en los que menos tienen y las políticas lanzadas por la administración macrista, en vez de despertar el consumo y la capacidad de compra, han llevado a vislumbrar un horizonte desolador con consecuencias impredecibles.

Palabras autorizadas

Susana Andrada - Titular del Centro de Educación al Consumidor (CEC)

“Vemos con mucha preocupación los aumentos de precios que se están dando en el país. Lamentablemente, el Gobierno no ha dado en la tecla para encontrar una solución al tema inflacionario, pero sí vemos que hay una desaceleración de la inflación, aunque igualmente los costos son muy altos.

Es preocupante la realidad en materia de precios. Es tan triste y penosa la situación actual que hoy un jubilado destina casi todo lo que percibe a la compra de alimentos y al pago de servicios, lo que se lleva poco más del 80% de sus magros salarios, dejando prácticamente nada para movilidad y la realización de otras tareas que se insumen en la vida diaria.

La economía, en los últimos años, se ha precarizado, lo que ha llevado a que veamos otra vez imágenes que creíamos que no íbamos a volver a ver, como son los clubes del trueque, las ferias americanas al aire libre en las calles o una venta callejera que aumenta al ritmo que la crisis se incrementa.

Con una canasta básica que está por encima de los $14.000, un salario mínimo que apenas supera los $8.000 y una Asignación Universal por Hijo que no alcanza siquiera para sacar a los chicos de la indigencia y la mala alimentación, la realidad no nos invita a ser muy positivos”.

“Los jubilados atraviesan una situación agonizante”

Mirta Tundis - Diputada nacional. Especialista en temas previsionales

“Hoy la canasta básica jubilatoria se encuentra por encima de los 14.000 pesos, por lo que el haber mínimo que apenas supera los 6.300 pesos no alcanza siquiera para cubrir lo mínimamente indispensable para la subsistencia de los adultos mayores.

Este es uno más de los tantos atropellos que se dan en el país respecto a los ancianos, quienes son maltratados por un Estado que no soluciona sus problemas y que solo piensa en cómo llevar a cabo acciones que vayan en detrimento de los que menos tienen y peor la están pasando con la crisis económica.

Los jubilados atraviesan una situación agonizante y el Gobierno nacional no parece advertir esta realidad en lo más mínimo. Vemos que la situación del jubilado se hace cada día más costosa o más problemática para resistir la crisis, porque los alimentos aumentan, como el transporte, la luz, todos los servicios. Mientras tanto, no hay acciones que sirvan siquiera para ir paliando momentáneamente este déficit que ocasiona el modelo que lleva adelante Cambiemos.

A eso se le suma una atención altamente deficitaria por parte del PAMI; los servicios que no se prestan en materia de medicamentos y el agravio constante que se destina a los más viejos ante cada una de las acciones que deben realizar en dependencias estatales”.

“El Gobierno no tiene un plan para salir de la crisis”

José Castillo

Economista. Profesor en la UBA

“Hoy el Gobierno pareciera estar preocupado por seguir con la bicicleta financiera, que les da grandes ganancias a unos pocos vivos que quieren dividendos rápidos y fáciles, lo cual genera un endeudamiento terrible que pagarán las próximas generaciones.

Lamentablemente, la inoperancia del macrismo es enorme, ya que el Gobierno no tiene un plan para salir de la crisis. Los que están pagando los costos de la crisis son los trabajadores que cobran un salario mínimo de hambre; aquellos que cobran una AUH miserable y los jubilados que tienen un haber que ni siquiera les sirve para malvivir.

La apuesta que podemos ver por parte de la administración nacional, a mediano y largo plazo, es la de profundizar su modelo económico con un salario real mucho más bajo que el actual, para desde ese lugar transformar a la Argentina, creando competitividad con salarios a la baja.

La macroeconomía puede ir para abajo o para arriba, y no necesariamente favorecer a la mayoría de la sociedad. Por eso, lo importante de esta coyuntura económica y política es el hartazgo que hay en buena parte de la sociedad empobrecida, la cual se ha expresado en las manifestaciones de los últimos meses”.