Jorge Antonio Bergés, el encargado de los partos y las embarazadas

En el tercer día del juicio por la Brigada de Banfield, Quilmes y Lanús, se pasaron los testimonios grabados de dos exdetenidas desaparecidas durante la dictadura cívico-militar. Allí, Adriana Calvo cuenta cómo Bergés estuvo presente en tres partos.

En el tercer día del juicio por los hechos cometidos en las brigadas de Banfield, Quilmes y Lanús, se escucharon los testimonios de Adriana Calvo y Cristina Gioglio.

El testimonio de ellas no fue en directo, ya que ambas fallecieron, sino que se emitieron las grabaciones realizadas du­rante los juicios a Etchecolatz (en 2006, en el que estuvo Calvo) y el del Circuito Camps (en 2012, cuando declaró Cristina Gioglio). Los testimonios fueron pedidos por la querella desde el co­mienzo del juicio.

El juez Ricardo Basilico dio inicio a la audiencia pasadas las 9.30, y aclaró previamente que los imputados Fernández y De Lío continuaban ausentes en el juicio porque aún se está determinando, mediante estudios médicos, si están en condiciones de declarar.

El testimonio de Adriana Calvo en 2006 se dividió en dos partes: en la primera, Calvo cuenta lo que la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos había investigado. Por entonces, afirmaba que el Circuito Camps estaba integrado por, al menos, 29 Centros Clandestinos de Detención (CCD), distribuidos en 9 partidos del conurbano bonaerense y La Plata. “Digo al menos porque toda esta información se actualiza en forma permanente”, declaraba Calvo en ese momento ante el juez Carlos Rozanski.

Calvo aseguraba que en el Circuito Camps “los prisioneros eran trasladados varias veces de un CCD del Circuito a otro sin seguir un patrón común. Por ejemplo, desde el Pozo de Arana al Pozo de Banfield, y de allí al Pozo de Quilmes o de COT y Martínez a Puesto Vasco (en Don Bosco, partido de Quilmes) y Arana”.

“También hubo intercambios entre centros del Circuito Camps y centros externos, como por ejemplo desde el Infierno de Avellaneda (Brigada de Lanús) a la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA)”, agregaba Calvo.

En la segunda parte de su declaración, Calvo contaba lo que había vivido personalmente: cómo había sido secuestrada en su casa de Tolosa y llevada hacia el Pozo de Arana, donde fue picaneada. Luego, su paso por la comisaría Quinta de La Plata, donde una compañera de celda parió, y en el Pozo de Banfield, donde otra compañera le contó cómo había parido en el hospital de Quilmes. En el medio, Calvo relataba cómo fue su parto en el trayecto desde la comisaría Quinta hasta el Pozo de Banfield.

En los tres partos, uno de los 18 imputados en este juicio, Jorge Antonio Bergés, quien por entonces cumplía el rol de oficial inspector médico en comisión en la Dirección de Investigadores de la Policía de la provincia de Buenos Aires, fue el represor protagonista.

“Inés Ortega tenía 17 años y estaba embarazada de su primer hijo. Era una joven, niña casi, preciosa”, contaba Calvo sobre la primera parturienta.

Adriana relataba que, cuando ella llegó a la comisaría Quinta, observó que Ortega tenía un “régimen casi especial de trato y de comida” por estar embarazada. Esto ocurrió en marzo de 1977.
Inés comenzó con su trabajo de parto en la dependencia policial el 12 de marzo por la mañana. “Ayudamos, entre las compañeras que estábamos ahí, que tenía­mos un poco de experiencia.

Estuvo 12 horas tirada en el piso de la celda, mientras nosotras llamábamos insistentemente al cabo de guardia porque las contracciones eran cada vez más seguidas e iba a tener el bebé.

Después de muchas horas, entra al calabozo la guardia junto con Bergés, que después supe que era Jorge Antonio Bergés. Se la llevan a Inés a la cocina, que estaba muy cerca de los calabozos. Allí ella después me cuenta que la suben a la mesa de la cocina y, tabicada, tiene a su bebé”, aseguraba Calvo que le había contado Inés Ortega.

“Estaba Bergés allí y todos los guardias, y nosotros escuchábamos perfectamente los insultos, las risas, las bromas de los guardias, mientras Bergés tenía a Leonardo, a su hijo”, explicaba Adriana.

También agregaba que Leonardo fue apropiado días más tarde. “Entró la patota al calabozo de Inés, y yo escuché una frase que no me la olvidaré jamás: El coronel lo quiere ver. Y se llevaron a Leonardo. Pocos minutos después, la trajeron a Inés a nuestro calabozo y nos terminó de contar que había parido en la cocina con las manos y las piernas atadas”, relataba Calvo. Leonardo estuvo desaparecido hasta el año 2005.

Adriana Calvo contaba en su testimonio que parió a su hija Teresa cuando la subieron a un auto que la trasladó desde la Quinta de La Plata hacia el Pozo de Banfield. Al llegar al lugar, la recibió Bergés, quien cortó el cordón umbilical de su bebé. Luego “subí la famosa escalera de cerámicos rojos del Pozo de Banfield, de la que todo el mundo hablaba como si fuera la escalera al infierno, con Teresa en brazos. Me hicieron entrar a una sala y, en el momento que pasé la puerta, una persona me quitó el tabique y me dijo: Ya no te hace falta. Ese era Bergés”, rememoraba.

“(En esa sala) había una camilla en el centro, todo alrededor tenía azulejos blancos. Yo ya estaba sin tabique. Me hacen dejar a Teresa en esa mesa de azulejos, Bergés me hace acostar en la camilla y me saca la placenta”, dice en la grabación, y luego agrega que un oficial que estaba allí le hizo recoger y tirar su placenta.

Cristina Gioglio

A continuación se proyectó el testimonio que Gioglio brindó durante el juicio al Circuito Camps y su padecimiento desde su secuestro el 6 de diciembre de 1977, en su casa de Ranelagh.
“Mi secuestro se dio en el marco del Operativo Escoba, destinado a mutilar al Partido Comunista Marxista Leninista con el que tenía vinculación”, sostenía la mujer, que al momento de ser secuestrada era docente de la Escuela 501 de Berazategui y educadora alfabetizadora a domicilio.

Gioglio recordaba que en el Pozo de Quilmes “permanentemente entraban autos con detenidos”, y detallaba que eran sometidos a interrogatorios bajo tortura.

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