Secretaría de Comercio

La incapacidad de gestión de La Cámpora

Tras la partida de Guillermo Moreno, la conducción de la Secretaría de Comercio fue tomada por la agrupación K. Deudas millonarias, expedientes cajoneados, maltrato al personal, ñoquis al por mayor y gastos injustificables, algunos de los hechos legados por el camporismo

La salida del inefable Guillermo Moreno de la Secretaría de Comercio en 2013 significó el desembarco de La Cámpora en las instalaciones del organismo público, convirtiendo al mismo en una “cueva” de ñoquis ligados a la agrupación. Bajo su administración, se cometieron un sinfín de desaguisados que le costaron cientos de millones de pesos a los argentinos. 

Augusto Costa y Paula Español, miembros de la agrupación que fundó Máximo Kirchner, fueron quienes condujeron la Secretaría con el apoyo incondicional de quien fue el niño mimado del gabinete de Cristina Kirchner, el exministro de Economía y actual diputado nacional por el Frente para la Victoria, Axel Kicillof.

Como sucedió en todos los ámbitos públicos donde tuvieron la posibilidad de comandar áreas del Estado nacional, los camporistas dejaron una situación cargada de irregularidades que la Justicia está tratando de dilucidar en las diversas causas que se han abierto en Tribunales por el descontrol efectuado por los militantes ultra K.

Inconsistencias al máximo

El uso partidario efectuado por Costa y Español de la dependencia estatal llevó a que el mismo se llenara de miembros de La Cámpora en todos sus rincones. Tan es así que solo entre 2014 y 2015 el personal de la Secretaría de Comercio aumentó un 130 por ciento, pasando de 640 empleados a 1.500, dando cuenta del uso personal que hizo el kirchnerismo del gobierno y de todas sus áreas.

La situación es tan grave que las nuevas autoridades de Cambiemos se encontraron con que en oficinas donde podían trabajar ocho personas había veinte, la mayoría de ellas sin labores específicas y simples ñoquis que pasaban una vez por mes a cobrar sus salarios. El resto de los días los usaban para realizar tareas partidarias a favor del Frente para la Victoria.

A esto se le debe sumar la pésima gestión y administración de los recursos públicos hechos por la agrupación K: en solo dos años de dirección de la Secretaría, dejaron un triste legado de $1.500 millones de deuda y $800 millones de multas sin cobrar a empresarios amigos del poder kirchnerista, que hicieron fantásticos negocios al margen de la ley y con la ayuda del poder oficial.

Sin dudas, una de las cosas más graves que dejó el kirchnerismo en el organismo público fue la entrada de lleno de barrabravas de los clubes de Primera división para amedrentar a los empleados que eran reacios a aceptar las directivas K. El nuevo Gobierno se encontró con más de 100 miembros de las barras que trabajaban al interior del mismo cumpliendo labores de seguridad y de apriete a quien pensaba de forma diferente.

Además, el desmanejo fue tan grande que hubo más de 5.000 expedientes sin resolver en forma favorable en pedidos que habían hecho empresarios que no comulgaban con Cristina Kirchner y su gobierno, quienes compraron diversa clase de muebles para cambiar las instalaciones de las distintas oficinas al interior de la Secretaría, pero con la penosa realidad de que se encontraron sobreprecios de un 80% promedio, la mayoría de ellos hechos en forma directa y sin licitación como exige la ley.

Como puede observarse, se trata de una serie de abusos y atropellos contra el interés público que se realizaron bajo la conducción estratégica de Augusto Costa, Paula Español y Axel Kicillof, todos ellos autotitulados herederos de Néstor y Cristina Kirchner, y que le costaron a los argentinos cientos de millones de pesos.

Dependencias sin funciones

Una de las constantes de La Cámpora en su manejo de la Secretaría de Comercio fue, tal como hizo Guillermo Moreno en el Indec, poblar sus instalaciones de gente no capacitada, lo que llevó a que la inacción reinara en la misma.

En las dependencias de la Secretaría de Industria, las nuevas autoridades de Cambiemos se encontraron con oficinas y muebles rotos, gente trabajando hacinada en oficinas sin luz natural, separadas por muebles y armarios, y con patovicas que custodiaban que no se realizaran acciones a su interior que fueran en contra de la política K.

En la Subsecretaría de Emprendedores, dependiente de la Secretaría de Pymes, el programa Capital Semilla, que funcionaba como un préstamo de honor al que los emprendedores devolvían la plata si podían, era manejado por La Cámpora y Kolina. Y aunque el programa era una herramienta valiosa, los préstamos fueron entregados a través de universidades y sociedades de fomento sin ningún tipo de control ni monitoreo.

Cifras de la desidia kirchnerista

1.500 millones de pesos de deuda dejó La Cámpora en la Secretaría

100 barrabravas eran empleados del organismo público

130% de aumento de personal entre 2014 y 2015

800 millones de pesos sin cobrar de multas a amigos del poder K

80% de sobreprecio en la compra de mobiliario que nunca fue usado

5.000 los expedientes sin resolver contra empresarios no kirchneristas

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