Entrevista al hijo de Julio López

Rubén López: “Preguntan por mi padre para tapar las respuestas sobre Santiago”

En diálogo con diario Hoy, el hijo de Jorge Julio López afirmó que la desaparición de su progenitor y la del joven artesano son casos “parecidos, pero diferentes”. En esa línea, se refirió al trato recibido por la familia Maldonado, al papel del Gobierno y a la polémica por la instalación del tema en las escuelas

La desaparición del joven artesano Santiago Maldonado reflotó una pregunta que este lunes cumple once años: ¿dónde está Julio López?

Mientras que Maldonado fue visto por última vez el 1º de agosto en Cushamen du­rante la represión de Gendarmería Nacional a la comunidad mapuche Pu Lof, el albañil fue visto el 18 de septiembre de 2006, luego de declarar en calidad de testigo contra el represor Miguel Etchecolatz, y nunca más se supo de él. Su testimonio fue clave en la condena por de­litos de lesa humanidad que recibió el expolicía.

Hoy, tanto la imagen de Jorge Julio López como la del joven artesano se ven en las manifestaciones sociales que piden la aparición con vida de ambos. En diálogo con este medio, Rubén López, el hijo del albañil desaparecido, se refirió al tema, señalando similitudes y diferencias entre ambos casos. 

“Mi viejo desapareció mientras se estaba llevando adelante un juicio de lesa humanidad, durante el cual el Estado siempre estuvo presente, acompañándonos, poniendo a disposición las herramientas que tenía. En el caso de Santiago, el Estado no hizo lo mismo. Los funcionarios nunca estuvieron, a la familia la chicanearon, la ningunearon. Ante la pregunta de dónde está Santiago le respondían: ¿Y Julio López? ¿Y ustedes qué hicieron? Esas cosas son las que hacen que los casos sean parecidos, pero no iguales”, dijo.

Rubén López, quien se ha convertido en un apoyo fundamental para la familia del joven artesano, agregó: “Desde el Gobierno nacional no se hicieron las cosas como correspondía. Nadie le pidió a la ministra Bulrich ni al Estado que tire un gendarme por la ventana, lo único que se pidió es que los pongan a disposición para investigar. Encima, para tapar las preguntas sobre el paradero de Santiago hicieron referencia a Julio López y eso, me parece, no corresponde”.

Frente a ese tipo de respuestas, el hijo del albañil desaparecido en 2006 sintió la ne­cesidad y la obligación de entrar en escena. “Tuve que salir, no solo a apoyar a la familia Maldonado, sino también a marcar esa diferencia que hay en dos casos que tienen algún parecido”, contó.

Y consideró que “todos los que contestaron eso no tienen la altura moral para hacerlo, porque nunca hicieron nada ni por López, ni por Maldonado, ni por nadie”.

Incertidumbre

El hijo de López  subrayó entre las diferencias entre el caso de su padre y el del artesano que “la causa de mi papá está caratulada como presunta desaparición forzada de personas, ya que nunca encontraron un agente del Estado (policía o expolicía) responsable”. En cambio, “en el caso de Santiago sí, porque es evidente que se lo vio por última vez en un acto de represión de Gendarmería”, agregó.

La realidad impone a ambas familias un mismo sufrimiento: el paradero desconocido de sus seres queridos. 

“Es difícil explicar cómo uno sigue adelante con la incertidumbre siempre presente. Se lleva lo mejor que se puede, y eso se logra luchando, participando, estando en la calle, exigiéndole a los jueces o a los fiscales que están a cargo de la investigación que nos den una respuesta”, concluyó Rubén.

“Me pareció bárbaro que se hable del tema en las escuelas”

Consultado sobre el debate que se generó por el tratamiento del caso Maldonado en varias escuelas, al conmemorarse el Día Internacional del Detenido Desaparecido, Rubén López sostuvo que “se trataba de dar un ejemplo con algo que está pasando y me pareció bárbaro, sobre todo teniendo en cuenta que a un chico de 11 o 12 años le contás de Julio López y no sabe quién es”.

Para López, debe considerarse, además, que “no es un ejemplo al azar, no es la ciudadanía la que está diciendo que es una desaparición forzada: lo dice la Justicia”.

En ese sentido, recordó que “independientemente de lo que a mí me parezca, hay una Ley de Educación que incluye en la currícula los Derechos Humanos como contenidos a enseñar, así que no se estaba haciendo nada ilegal”.