Se profundiza la crisis lechera
Los productores alertan que la situación actual es similar a la del final del menemismo. En 12 años de kirchnerismo se han perdido unos 20 mil puestos de trabajo. Disparan contra la “indiferencia oficial”
Rendidos como boxeadores noqueados, unos 20 mil tamberos tiraron la toalla de 2003 a la fecha. En ese lapso, cerraron más de 5 mil tambos, mientras que, en lo que va del año, se perdieron alrededor de 150 unidades productivas.
Los datos surgen de un informe reciente de la Mesa de Enlace y dan cuenta de una realidad en la que el relato de la década ganada se desmorona como un castillo de naipes.
La presión impositiva, la inflación y el consecuente aumento en los costos de producción, frente al derrumbe de la leche cruda (hoy, a $2,50, por debajo de los más de $3 de hace un año) y del precio internacional de la leche en polvo (que ahora cotiza entre los U$S 2.500 y U$S 2.900 por tonelada, pero que tuvo picos de U$S 5.000 hace un año y medio) configuraron un cóctel letal para la lechería, que en la Argentina se agrava por el sobrestock en el mercado interno y la falta de políticas estatales.
“Hace 10 años que la actividad está totalmente estancada. Los altos costos, los factores climáticos y la indiferencia oficial ante estos problemas nos colocan en una situación similar a la del fin del menemismo, cuando los tambos se veían obligados a cerrar”, alertó a Hoy el presidente de la Unión General de Tamberos de la República Argentina (UGT), Emiliano Amondarain.
La situación preocupa a los tamberos de la cuenca lechera central, que atraviesa el centro y sur de Santa Fe y Córdoba, y a los de la segunda cuenca del país, en la provincia de Buenos Aires, donde desde hace tiempo se aplican ajustes, se achican gastos y se acentúan los despidos. Otros, para amortiguar el golpe, hipotecan el futuro: venden vaquillonas y terneras que tendrían que producir leche en los próximos meses; el mismo destino corren aquellas vacas que, por no estar bien alimentadas o por problemas patológicos, son vendidas para consumirlas como carne.
Como en los ‘90
Para Amondarain, “no hay un plan estratégico lechero en la Argentina que trabaje en forma conjunta con los tamberos y la industria. El gobierno nacional no dialoga con los productores, no conoce su situación, no se interioriza y así, no hay crecimiento ni competitividad posible. Mientras que en épocas de bonanza los países vecinos supieron aprovechar la coyuntura favorable, nosotros nos estancamos y seguimos produciendo lo mismo que en los’90”.
Comparado en números: en 1999, el país produjo 10.328 millones de litros. Según datos del sector (porque el gobierno les niega las estadísticas oficiales), este año los lecheros cerrarían con 10.318 millones. También este año, según vaticinó el titular de la UGT, la actividad habrá perdido cerca de 3 mil puestos laborales, “porque el tambo es un gran generador de trabajo que, en sus mejores épocas, ocupa a unas 27 personas por establecimiento; hoy, ese número se reduce a 8, si pensamos en las unidades que cerraron en lo que va de 2015 nos dan ganas de llorar”.
“Trabajamos para sobrevivir”
Por Tomás Bohner (*)
Especial para Hoy
Estamos con una incertidumbre muy grande, sin saber hacia dónde vamos, porque falta información estadística oficial y esto nos imposibilita un diagnóstico de cara al futuro.
Parece que las autoridades no quieren ver la bancarrota y el déficit que tienen los tamberos. Hoy, el litro de leche no se puede producir a menos de $3,5 + IVA, pero nosotros lo cobramos entre $2,5 y $3, mucho menos que el año pasado.
La paradoja es que nuestros costos de producción -nuestra inflación- han aumentado en el orden del 30% y nuestro único ingreso, que es la leche, bajó entre un 20 y 25% en el último período, con lo que tenemos una brecha muy grande de ingreso/egreso con respecto a diciembre de 2014.
Hoy, trabajamos mal, recortamos gastos, estamos con la dotación mínima de personal y eso va a tener consecuencias inmediatas en la producción del año que viene. La verdad es que producimos a “media máquina”: una vaca que puede producir 27 o 30 litros, hoy produce entre 18 y 20, por la falta de comida, de bienestar, porque no tenemos estímulos suficientes y entonces la actividad baja. Para colmo, ahora empieza el calor y la actividad se estanca todavía más, los campos se secan y las vacas dan menos leche.
Lamentablemente, seguimos para sobrevivir, con la esperanza de que el nuevo gobierno nos escuche, que “haga” en lugar de “hablar”, y que no se enemiste con el campo como ha hecho el kirchnerismo.
(*) Integrante del Consejo para el Desarrollo del Plan Estratégico Lechero 2020
Las economías regionales no levantan cabeza
Las malas campañas por cuestiones climáticas, la caída en los precios internacionales, el endeudamiento y la rentabilidad nula, la asfixiante presión impositiva, las restricciones y cupos a las exportaciones, el atraso cambiario, que hace que mientras la cosecha se venda al dólar oficial menos el 35% en concepto de retenciones, los insumos y las máquinas se compren a precios del blue, y la indiferencia de un gobierno que hace oídos sordos, han colocado a las economías regionales al borde del abismo. Este combo explosivo llevó al sector a una situación de la que no puede levantar cabeza y ya registra 20 meses consecutivos de caída interanual en sus ventas externas, mientras que en lo que va de 2015 se perdieron exportaciones por más de US$ 700 millones.
Entre enero y agosto pasado, las ventas al exterior totalizaron US$ 5122 millones. En tanto que en 2014 fueron de US$ 5826 millones. Es decir, cayeron US$ 704 millones (14%).
Entre los rubros más afectados se encuentran el arroz (con una merma del 56%); las manzanas del Alto Valle patagónico (38%) y las peras de esa región (26%); la leche (36%).
Los datos surgen de un informe de la Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios (Copal) que, entre otras cuestiones, pidió eliminar las retenciones a las exportaciones.