Femicidio de Cecilia: “¿Por qué si fue César responsable nos incriminan a nosotros?”

La madre del marido de la joven asesinada responsabilizó directamente a su hijo y asegura que está presa, junto a su esposo, siendo inocente.

Marcela Acuña, una de las siete acusadas con prisión preventiva por el femicidio de Cecilia Strzyzowski, la joven que desapareció el 2 de junio en la ciudad chaqueña de Resistencia, difundió ayer una carta dirigida a los medios de comunicación en la que calificó como una “comedia dantesca” a la investigación fiscal y pregunta por qué si su hijo César Sena es considerado el autor del crimen, la Justicia los incrimina a ella y a su esposo, Emerenciano Sena, como coautores.

“¿Por qué si fue César (mi hijo) responsable nos incriminan a nosotros?”, preguntó Acuña (51), exsuegra de la víctima y acusada como coautora del “homicidio agravado por el concurso premeditado de dos o más personas” de Cecilia, en la carta.

Apenas se conocieron las prisiones preventivas de los siete imputados, el abogado Juan Carlos Saife, quien representa al matrimonio de Sena y Acuña, puso en duda la acusación al asegurar que en el expediente no existe “ni una prueba ni evidencia” que vincule a los padres de César Sena con el hecho.

En dos hojas escritas de puño y letra, la mujer aseguró que ella y su esposo están detenidos “siendo inocentes” en una causa “armada por el partido judicial y radicales”.

“Comedia dantesca”

“No hay que confundir, una cosa es el hecho del femicidio de Cecilia, repudiable desde todo punto de vista, y otra cosa es el querer inculparnos desde una fiscalía que, sin pruebas, no solo encerrados, paseándonos como trofeos con esposas como delincuentes, sino que nos meten en una causa con una carátula que no se sostiene hacia nosotros con pruebas, solo con supuestos”, expresó.

“Somos inocentes, y aquellos que actúan con malicia que Dios los perdone, han generado mucho dolor, y eso todo Dios lo ve, no se usa el dolor ajeno para posicionarse en una sociedad que cree en los medios de comunicación”, se defendió.

Por último, le dedicó un párrafo al fiscal principal de la causa, Jorge Cáceres Olivera: “Terminan de hacerme firmar la prisión preventiva, de seguro será un logro para el fiscal, que el primer día que me conoció me dijo no vas a hacer lo que vos querés. Amenazante delante de policías antes que estalle esta comedia dantesca organizada por él y su grupo mafioso que quieren ver a Emerenciano derrotado, preso, y a torturar a una mujer como yo por haberse sentido desafiado”.

Antropología forense

Es que el pasado jueves, el Equipo Fiscal Especial (EFE) de Chaco dictó la prisión preventiva para el esposo de Cecilia, César Sena (19), como autor de homicidio triplemente agravado; a sus padres Emerenciano Sena (59) y Marcela Acuña (51), como coautores de homicidio agravado; y al chofer José Gustavo Obregón (42), su mujer Fabiana González (36), el casero del campo de los principales sospechosos, Gustavo Melgarejo (29), y su pareja Griselda Reinoso (42), por el “encubrimiento agravado” del crimen.

Anteayer, la defensa de Emerenciano y de Acuña presentaron un escrito de oposición de la prisión preventiva ante el juez de Garantías 2 de Resistencia, Héctor Sandoval, quien ahora deberá fijar fecha para una audiencia oral en la que se dirimirá si se revocan o no las prisiones preventivas de ambos.

En tanto, las muestras óseas seleccionadas por el Equipo Interdisciplinario de Antropología Forense en el marco de la investigación del femicidio de Cecilia fueron entregadas ayer a expertos del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) de la ciudad de Córdoba para que realice análisis en busca de ADN y los respectivos cotejos en el Laboratorio de Genética Forense.

Cecilia fue vista por última vez a las 9:16 del 2 de junio, cuando una cámara de seguridad registró su ingreso en compañía de su marido a la casa de sus suegros, Emerenciano y Acuña.

Según la resolución de los fiscales, fue asesinada entre las 12:13 y las 13:01 en una de las habitaciones aparentemente por estrangulamiento.

Su cuerpo fue trasladado por Obregón y César Sena envuelto en una frazada a bordo de una camioneta hasta la chanchería, propiedad de los principales imputados, donde fue calcinada.

Finalmente, sus restos fueron esparcidos en distintos sectores, entre ellos junto a una de las márgenes del Río Tragadero, que linda con la chanchería de los Sena. 

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