Río 2016

Alma y corazón

El clásico tenía un valor especial para Brasil. No solo por lo que significa el duelo regional, sino también porque ese seleccionado ponía en juego gran parte de su continuidad en el torneo de básquetbol de Río 2016. 

El dueño de casa se jugaba mucho en el Arena Carioca 1 contra el rival de toda la vida. Del otro lado, Argentina tenía que levantar cabeza después de la caída ante Lituania y demostrar capacidad de reacción, con el incentivo de hacerlo ante el enemigo íntimo. 

La fiesta fue albiceleste: el seleccionado nacional ganó 111-107 en el segundo tiempo suplementario y puso contra las cuerdas a los brasileños. A puro juego y corazón.

Para llegar a estos resultados, fueron claves los 37 puntos y 10 rebotes de Andrés Nocioni -líder en ambos rubros-, así como los 33 puntos y 11 asistencias de Facundo Campazzo. Junto al Chapu, formaron una dupla letal.

El tramo inicial del partido mostró a un Nocioni preciso y la compañia brillante del resto. Brasil, en tanto, muy dubitativo.

Ya sobre el final,  la Generación Dorada mostró mejor resto físico y se fue acomodando, más allá de algún susto. Con un Carlos Delfino errático (firmó la planilla con ceros en los ítems principales) y sin Scola ni Nocioni, ambos con cinco faltas, Manu y Campazzo se cargaron el equipo al hombro. Fue el resumen de la transición que tanto pide Hernández. De un recambio que tanto ilusiona. 

Argentina ganó el clásico, puso al rival en crisis y celebró la clasificación a la próxima etapa. A puro corazón. Con el alma. Como manda esta generación.

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