“Llevo la 11 de la Bruja, pero entre las mujeres”

Contenta por ganar el partido más esperado del año ante Villa San Carlos, la jugadora albirroja habló sobre sus doce años en el torneo de AFA, un sacrificio deportivo entre maternidad y trabajo 

Evangelina Alfano, de 33 años, nacida en Ensenada y berissense por adopción tras casarse, es protagonista de varias historias conmovedoras. Desde hace doce temporadas juega en Estudiantes de La Plata el torneo del fútbol femenino de AFA, es mamá de una nena de 8 y un niño de 6. Justamente, el pasado domingo su equipo le ganó 2 a 0 a Villa San Carlos y, aunque no convirtió, fue una de las destacadas (las máximas emociones llegaron a través de Antonella Guarracino y Camila Uzqueda).

—¿Cómo fue ganar por segunda vez en el año el clásico regional (al no participar Gimnasia, el derby es con San Carlos)?

—Fue un partido muy lindo. Tratamos de enfocarnos en lo que planteamos con los técnicos, que es jugar y no revolear la pelota. En el caso de San Carlos, fueron más al roce que a jugar, pero no tuvimos muchas complicaciones, solo dos situaciones. Todo salió como lo planteamos con Bettina Stagñares, Roxana Vallejos y Sergio Vizcano.

—Es muy especial en ese club llevar la camiseta número 11...

—Desde que llegué, siempre quise la “11”. Primero tuve la “10”. Como vieja mañosa, por más que vaya al arco, ahora todos saben que ese número me lo tienen que dar a mí.

—¿Conocés a Sebastián Verón?

—Sí, cuando pasó lo de mi hijo León (ver aparte) se comunicó con nosotros. Justo en ese momento del llamado, él había ido al Vaticano. Después nos hizo ir al Country y toda la familia estuvo con Mariano Andujar y Sappa, a los que León les pateó penales. Verón le dio una camiseta y Andújar, los guantes.

—¿Sos la jugadora referente?

—Ahora que veo al lado a chicas de 20 años, sí, me siento muy experimentada. Una juega con maña y, por la edad, ya se corre menos. Mi posición siempre fue volante por izquierda, pero en los últimos partidos me voy adaptando de delantera.

—¿Como hacés para estar bien físicamente teniendo en cuenta que trabajás y sos madre?

—Hasta el año pasado entrenaba todos los días, pero ahora me decidí a ser DT en el club La Curva (dirige la 2012), donde ya estaban metidos mi marido Martín y el nene. Así que le dije a Bettina (la entrenadora de Estudiantes) que solo iba a ir dos veces por  semana. De paso, estoy haciendo el curso para ser técnica en LISFI.

—¿Boca y River son invencibles?

—Desde que empecé a jugar, le ganamos un par de veces. Nos defendemos bastante bien. Obviamente, una aspira a ganarles. Se nota la diferencia de la preparación, porque esas chicas se dedican más a esto y en Estudiantes hay mamás que trabajamos. Aparte, ellas tienen entrenamientos en doble turno y reciben un pago.

—Es una pasión que no podés dejar...

—Cuando tuve mi primera nena, me acomodé los horarios para trabajar, ser madre y, además, seguir entrenando, porque me hizo sentir bien toda la vida. Para tener ese privilegio, claro, hubo abuelas que estuvieron cada vez que les pedimos una ayuda para llevar y traer a los chicos al jardín o a la escuela. 

La mamá de León

Evangelina es la mamá de León Giordano, el niño que juega en La Curva de Ensenada, que se accidentó en 2016, cuando un motociclista lo embistió mientras jugaba con un primo. 

Lo hace feliz la pelota, se levanta todos los días y pregunta si hay partidos. Los sábados se despierta muy contento, y se pasa toda la jornada en La Curva.

La mujer cuenta aquella historia dolorosa: “Ese día tuve un partido, a la mañana fuimos a la casa de la tía de León y, estando en la vereda, una moto a mucha velocidad se lo llevó puesto. Estuvo un mes internado en el Hospital de Niños y, gracias al doctor que le salvó la vida (De Marchi) y a su propia fuerza, salió adelante. Las secuelas son más que nada físicas. Ya arrancó primer grado y le va muy bien”.